Un blanco perfecto

Algunas reflexiones sobre África, en memoria de Abdoulie Bah, abatido a tiros en Gran Canaria

Cinco disparos. Abdoulie Bah fue un blanco perfecto. Ni tiradores de élite hubieran tenido tanto éxito en dar en una diana móvil como los agentes que lo abatieron a las puertas del aeropuerto de Gando, a las 16:55 horas del 17 de mayo de 2025, como si fueran furtivos que han eludido a los rangers y tumbado a un gran elefante. Sobre el caso se ha impuesto un silencio sepulcral. Nada que ver con el caso Floyd en América, que levantó una oleada de indignación internacional. Después de algunas concentraciones, aquí todos calladitos. Al parecer, este joven gambiano fue un blanco perfecto. Una vida negra que no importó.

Quienes lo conocieron coincidieron, en declaraciones a la prensa durante esos días, que fue un ejemplo de integración y comportamiento, buen comportamiento desde nuestra perspectiva: llegó en barca en 2019, con apenas 13 años, no se metió en líos, ni frecuentó malas compañías, estudió FP de administración, hizo un curso de peón agrícola con la COAG, se aplicó, tuvo buen comportamiento, incluso colaboró como traductor, trabajó como mecánico de coches, vendedor y albañil, y fue pensando en un futuro que le permitiera ayudar a su familia, que fue la razón por la que la mayoría arriesgan su vida, se lanzan al mar y, si son afortunados, llegan nuestras costas.

Ahora, las siguientes cuestiones permanecen sin contestar, más de cien días después de su muerte: ¿Qué le ocurrió al ejemplar, serio, responsable y vitalista Abdoulie? ¿Por qué días antes deambulaba desorientado por una carretera de Gran Canaria? ¿Cuál fue el motivo de su agresividad? ¿Qué pretendía cuando decidió blandir un cuchillo ante un taxista, delante de personas y trató de defenderse de los agentes cuando se vio acorralado por estos? ¿Por qué los policías no le dispararon a las piernas o los brazos? ¿Por qué abatirlo? ¿Y por qué de tantas voces que lo recordaban al principio ahora se ha corrido un tupido velo y nadie dice nada?

Por supuesto, las redes volcaron todo su odio, sus mantras y frases contra los inmigrantes y los africanos en general, que desgraciadamente han calado tanto entre la población. No dudo que habrá máximo rigor en esta investigación y a la vez me parece importante que la muerte de Abdoulie no caiga en el olvido. Que lo recordemos constantemente y que aprovechemos para seguir desmitificando África de sus mantras interesados de hambruna, guerra, corrupción y pobreza.

Aquí solo algunos datos:

Marruecos dispone de la central fotovoltaica más grande del mundo, el Parque solar de Ouarzazate, que suministra a un millón de personas.

Ciudades como Lagos (Nigeria), Nairobi (Kenia) y Ciudad del Cabo (Sudáfrica) se han convertido en vibrantes hubs tecnológicos conocidos como Silicon Savannah y Yabacon Valley.

La startup Zipline (Ruanda y Ghana) utiliza drones autónomos para entregar suministros médicos y productos de primera necesidad a zonas remotas.

Alrededor del 25% de los escaños en los parlamentos africanos están ocupados por mujeres, el 24% en el resto del mundo.

Ruanda es el país africano líder en términos de representación femenina en el parlamento, con un 61% de mujeres en su Cámara Baja, el porcentaje más alto del mundo.

El primer sistema de dinero móvil a gran escala se implantó en Kenia en 2007, facilitando la vida de millones de personas que pudieron recibir y enviar dinero sin tener una cuenta bancaria.

Ruanda fue el primer país del mundo en prohibir las bolsas de plástico (que aquí seguimos utilizando). Fue en 2008.

África tiene la población más joven del mundo, representa una fuerza laboral en crecimiento y un vasto mercado de consumo.

Níger desarrolló una bomba de riego asequible para los pequeños agricultores.

En Nigeria, la plataforma de pagos Flutterwave facilita las transacciones entre empresas de África y el resto del mundo.

Hello Tractor, en Nigeria, está revolucionando la agricultura al conectar a pequeños agricultores con dueños de tractores a través de una aplicación móvil.

En Ghana, Anansi es una plataforma de logística para el comercio electrónico, que ha optimizado las entregas en sus ciudades, haciendo que los productos sean más accesibles para los consumidores

En Senegal, Sunna Design diseña y fabrica lámparas solares. Sus productos proporcionan iluminación segura y asequible a comunidades que carecen de una red eléctrica.

La voces de África

Recomiendo seguir las voces de africanos, están al alcance y nos ayudarán a conocer y entender:

En nuestro país, hay voces muy interesantes de seguir en redes, como Rita Bosaho Gori (la primera afro-española en ser diputada), Elvira Dyangani (directora del MACBA), Deborah Ekoka (escritora y editora), Desirée Bela-Lobedde (escritora), Thimbo Samb (actor), Donato Nddongo (escritor) y los periodistas Lucía Mbomío, Moha Gerehou y Ebbaba Hameida Hafid, entre otros muchos.

Entre las voces que surgen del continente, hay una que parece alzarse últimamente por encima de todas, el dirigente Ibrahim Traoré, geólogo, capitán con experiencia en combate de 37 años (uno de los jefes de estado más joven del mundo), presidente de Burkina Fasso tras un golpe de estado. Traoré es un personaje de su época, que ha rentabilizado las redes sociales, entre ellas Tik Tok e Instagram, para que numerosos adeptos inunden estos soportes con sus logros y discursos. Tiene frases que recuerdan a los mejores líderes del continente, como Amílcar Cabral (Ghana y Cabo Verde), Nelson Mandela (Sudáfrica), Leopold Sengar (Senegal), Thomas Sankara (Burkina Fasso):

“Los presidentes africanos debemos dejar de ser marionetas que bailan cada vez que los imperialistas mueven los hilos”

“Extraeremos nuestro oro nosotros mismos, no para Francia, sino para nuestro pueblo.”

“Estamos en una Revolución Popular y Progresista, no en una democracia.”

Como todo el que sobresale, hay luces y sombras. En un acertado artículo en el portal Welcome Africa el analista mozambiqueño Raul Mabasso advierte: “Las relaciones internacionales ofrecen pistas inquietantes: África sigue siendo objeto de disputa entre potencias globales, oscilando entre múltiples dependencias. En ese contexto, el mito del salvador cumple una doble función: resistencia simbólica y trampa estructural. Permite la movilización inmediata contra el orden vigente, pero rara vez se transforma en instituciones duraderas. La unidad africana permanece como horizonte, mientras la política concreta se fragmenta en soberanías vulnerables”.

Para terminar, una recomendación. África no es un país, es una expresión que popularizó el periodista Ramón Lobo, al que recomiendo que acudan siempre que se hable del continente, porque era una firma muy inspiradora. Con el mismo título, existe un delicioso libro de Dipo Faloyin (nacido en Chicago, criado en Nigeria y de nacionalidad británica). Para mí ha sido el santo grial para entender, las tijeras que cortarán la venda de los ojos. Leerlo es también recordar y hacerle justicia a nuestro Abdoulie.

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