Un impulso al Plan Estratégico de la ciudad y puesta en marcha de algunos de los proyectos que consigna. Ese fue el doble objetivo que nos trazamos a la hora de afrontar la recta final del presente mandato municipal, después de un año, 2009, que sirvió no sólo para contrastar la capacidad de respuesta del gobierno municipal de Las Palmas de Gran Canaria, sino para concluir la sistematización de un generoso trabajo de estudio y propuestas sobre el modelo de ciudad y sobre su realidad presente y futura.
El Plan Estratégico de Las Palmas de Gran Canaria es un plan de futuro porque tiene fuerza y porque está sustentado en aquello que nos es propio y característico. Es, además, un documento lo suficientemente amplio como para dar cabida a iniciativas múltiples y diversas; y también lo suficientemente concreto como para permitir e incitar a la acción tanto inmediata como a medio y largo plazo. Estamos convencidos de que este documento será útil para la ciudad quienquiera que esté al frente de la corporación municipal. Tiene, por tanto, vocación de perdurabilidad.
La ciudad no la hace sólo el Ayuntamiento. La hacen todos los ciudadanos, todas sus organizaciones y todas las instituciones. Las Palmas de Gran Canaria necesita el empuje de todos, porque la ciudad es nuestra casa común. Por eso debemos abordar las acciones que propone el Plan Estratégico desde el consenso y el compromiso como corresponde a una estrategia compartida, así como las que proceden del Consejo Social y de los consejos de Distrito.
Hemos de ser claros: éste es un momento de dificultades económicas muy importantes. Como es conocido, el Ayuntamiento –y en general, todas las instituciones– pasa por una coyuntura difícil, en cuanto a su capacidad financiera, para abordar algunos de los proyectos que consigna el Plan Estratégico y que son, también, objetivos del programa del gobierno municipal que presido. No significa que esos proyectos no sean importantes y prioritarios, pero en estos momentos hemos de aceptar que tendrán que esperar su oportunidad. Debemos, por tanto, afrontar el salto cualitativo que esta ciudad merece y reclama, con sentido de la realidad y aprovechando al máximo las posibilidades que tenemos.
Como aún no hemos aprendido a hacer milagros económicos, la única forma que tenemos para ejecutar estas propuestas es orientar los presupuestos municipales y utilizar las partidas asignadas por el Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local para el año 2010. Es una decisión política comprometida con el futuro de la ciudad y creemos que es un buen ejemplo para que futuras decisiones de la corporación, de otras instituciones y de los agentes económicos y sociales de esta capital se orienten en ese mismo sentido.
Hay que tenerlo muy presente: este Ayuntamiento está para servir a Las Palmas de Gran Canaria, para hacer una ciudad con más futuro compartido para todos. Y queremos insistir especialmente en la colaboración ciudadana. Hace falta un renovado esfuerzo de implicación activa y generosa en las cosas comunes de la ciudad durante todos los días del año. La Ciudad que Queremos sólo es posible si la construimos en confianza y con claro afán de colaboración, por lo que nuestro proyecto de participación sigue adelante con nuevas actividades y el apoyo de ciudadanos y actores sociales.
Tracemos, para ajustarnos al espacio señalado, las grandes líneas de actuación a corto plazo, así como las acciones a medio plazo que abordaremos con otros actores de la ciudad. Hacemos referencia a cinco grandes proyectos:
– El espacio público como lugar de disfrute y relación ciudadana, la transformación y mejora de los barrios y la facilidad para movernos y trasladarnos con más comodidad y seguridad.
– El impulso a la creatividad, el apoyo al talento joven y el desarrollo de la cultura y la actividad artística en los barrios.
– La Capitalidad Cultural Europea para 2016 y el Mundobasket para 2014 como ambiciosos y singulares proyectos en los que nos hemos puesto ya las pilas, si me permiten la expresión coloquial.
– El impulso de las políticas sociales, de igualdad y de integración.
– La mejora de los servicios públicos y, en particular, la modernización de la administración municipal como garantía de gobernanza.
Así, a grandes rasgos, concebimos ese modelo de ciudad para compartir y desarrollar.