El año de don Pedro

Los seis títulos de Pedro Rodríguez Ledesma con el mejor Barça de todos los tiempos y la rebelión de los representantes individuales del rico panorama polideportivo de las Islas paliaron la ausencia generalizada de alegrías en el deporte regional por equipos durante un 2009 marcado por la crisis económica. La excepción en el plano colectivo la marcó el ascenso a Primera División del CD Tenerife de Oltra. Eso sí, nadie brilló tanto como Pedrito, Pedro, don Pedro, san Pedro o PR17.

Hijo de una ama de casa y de un ex obrero de la construcción metido a gasolinero, Pedro Rodríguez Ledesma fue el triunfador con mayúsculas del deporte canario en 2009. El futbolista tinerfeño participó en los seis títulos que se adjudicó el mejor Barça de todos los tiempos a lo largo del año 2009 y, ya en el curso deportivo 09/10, tuvo el insólito don de marcar en las seis competiciones en las que ha participado el conjunto azulgrana. Natural de Abades, un pueblo costero que hace medio siglo ni siquiera existía, Pedro se curtió sobre el cemento de un modesto polideportivo antes de enrolarse en la fábrica de talentos de La Masía. Una vez allí, se convirtió en una apuesta personal de Pep Guardiola, el padre de esa criatura campeona de todo, donde el tinerfeño se ganó a pulso un hueco para ejercer de delantero revelación. Pedro, un pibe humilde, tranquilo y trabajador, inició el año siendo Pedrito y lo acabó como don Pedro (o San Pedro, para algunos rotativos catalanes). Por el camino, acumuló méritos de sobra para unirse a corto plazo al grancanario David Silva en la selección española.

Los clubes. Más allá de los éxitos individuales de Pedro con la casaca azulgrana, el gran triunfo colectivo de 2009 para el deporte regional correspondió al Tenerife de Oltra. Siete años y una larga travesía por el desierto después, el equipo blanquiazul regresaba a la élite del fútbol español. Y lo hacía con una propuesta atrevida y sin complejos. El compromiso de los tinerfeños con un fútbol alegre y de toque reenganchó para la causa a descreídos y agoreros arrepentidos. Incluso, a los viejos valdanistas. Y lo más importante: devolvió al fútbol canario a la Primera División, aunque fuera para sufrir.

El año se despidió entre los apuros del Tenerife por evitar los puestos de descenso, pero todavía con el recuerdo reciente de un ascenso que ejerció de brote verde en un panorama, el de los deportes de equipo, realmente desalentador. El recorte de las ayudas públicas por la consabida crisis y la escasez de recursos privados hicieron mella entre los gestores regionales al punto de meter en serios aprietos a históricos divisionarios.

Después de Pekín

La esperanza de medallas y éxitos con el sello de las Islas recayó pues en las aportaciones individuales. El año post-olímpico sirvió a algunos de redención para desquitarse de su paso sin pena ni gloria por los Juegos; y le valió a otros para certificar lo mucho y bueno que ya habían insinuado, e incluso demostrado, en la gran cita por excelencia del deporte mundial. Entre los primeros, un nombre propio: el de Rosanna Simón. La taekwondista palmera se sobrepuso a su prematuro adiós en Pekín un año antes (cayó en primera ronda) con un histórico título de campeona del Mundo en Copenhague. La aparición de los petos electrónicos en el reglamento y la abolición con ello de las siempre discutibles decisiones de los jueces llevaron a la de Puerto Naos a lo más alto de su disciplina. No corrió la misma suerte el atleta Mario Pestano, quien, lejos de enmendar su decepción olímpica, dio otra de arena en el Mundial de Berlín. El de Arico, eso sí, volvió a instalarse un año más en el coto privado de los mejores discóbolos del circuito internacional.

Fijos en la élite

Quién sí que prolongó su idilio con las medallas fue Thaïs Henríquez, fija ya en la selección absoluta de natación sincronizada, la mayor fuente colectiva de medallas del deporte español contemporáneo. La grancanaria se hizo con el oro en el combo durante el Mundial de Roma y sumó dos platas en las rutinas técnica y libre por equipos, dos platas que incluso supieron a poco después de que muchos de los entendidos en el gremio señalara con el dedo la parcialidad del jurado para perpetuar a las rusas en lo más alto del podio. Otro que se acostumbró a convivir con la élite de su modalidad fue el regatista tinerfeño Javier Hernández, que cerró el año segundo del ranking mundial de la clase Láser, al tiempo que se proclamaba subcampeón de Europa en aguas suecas. El mar volvió, pues, a ser escenario de triunfos para el deporte canario. El título mundial de los grancanarios Aarón Sarmiento y Onán Barreiros, en 470; la plata de Tara Pacheco en la misma disciplina o el bronce de Susana Romero en los Juegos del Mediterráneo de Pescara 2009, así lo corroboraron. Más de lo mismo ocurrió con los éxitos de las hermanas Ruano en el circuito mundial de windsurf y la meritoria victoria parcial de Jonathan Cabrera en la prueba de la Copa del Mundo de bodyboard celebrada en El Confital.

Los anónimos se rebelan

Pero si algo deparó el 2009 fue la continua reivindicación de los no mediáticos, ese amplio espectro de deportistas que sin contar con la bendición de medios de comunicación y/o instituciones siguen generando alegrías para el deporte regional. Las preseas del frontenis tinerfeño en las citas mundialistas y continentales; los títulos de María del María Rodríguez en los deportes de contacto (campeona del mundo de full contact y de Europa de kickboxing); la enésima medalla de la karateca Carmen Vicente, oro con el equipo español de kumité en el Europeo de Zagreb; o el título de campeón de España de karts del piloto Borja Álvarez, son sólo un botón de muestra del variado y rico mosaico de triunfadores que presentó el abanico polideportivo de las Islas. Y hay más: la internacionalidad absoluta de la triatleta grancanaria Patricia Díaz o la de Eduardo González de Chávez, pionero isleño con el equipo nacional de squash; los buenos resultados del ironman conejero Goyo Cáceres, la consagración del rider Jonathan González en el circuito profesional de surf o la ya habitual presencia de los nadadores canarios en el podio de los Nacionales de salvamento y socorrismo apuntalaron la misma teoría. Igual que lo hicieron los éxitos de las jugadoras de balonmano Eli Chávez y Marta Mangué con la selección española, cuarta en el Mundial de China; los de Dani Sarmiento en el Barça de balonmano o los del técnico Ambros Martín al frente del banquillo del Itxako de Estella, donde hizo historia ganando la Liga y la Copa EHF femenina. El éxito de estos buscavidas afines a los mal llamados deportes minoritarios endulzó pues la crisis y los sinsabores de un 2009 aciago para la mayoría de deportes de equipo.

Crisis y divisionarios

La crisis puso en serios aprietos durante 2009 a los modelos de gestión vigente entre los muchos divisionarios de las Islas en categorías nacionales. El falso profesionalismo de unos y la escasez de recursos privados desnudaron a más de un club que, sin el calor de las ya no tan abundantes ayudas públicas, sufrió lo indecible para sobrevivir. Fueron muchos los que lo pasaron realmente mal y pocos los que se permitieron el lujo de seguir dando de qué hablar a nivel deportivo en sus respectivas ligas. El mismo Gran Canaria de baloncesto vivió tiempos difíciles a nivel institucional y clubes antaño referentes del voleibol español como el CV Tenerife Marichal (ahora Fígaro Peluqueros) entraron en serios aprietos para mantener su sitio en la élite. El Hotel Cantur y el CV Tenerife Sur no lo pudieron conseguir. Algo parecido le ocurrió al Patín Tenerife, que estuvo muy cerca de no salir en la máxima categoría del hockey español. O al CN Martiánez, con problemas también para perpetuar su meritoria presencia en la élite del waterpolo nacional. Y eso, por no hablar de los encierros y demás despropósitos de los representativos en la Segunda División B del fútbol español. Sólo el empeño y el trabajo vocacional de sus directivos les permitió salir a flote en una época realmente complicada. Por lo demás, la UD Las Palmas despidió el año entre dudas e incertidumbre por aquello de que el proyecto de Sergio Kresic para retornar a Primera División no acababa de cuajar, el Granca no podía reeditar su milagro anual de meterse en la Copa del Rey y La Caja de Canarias se mantenía en la media tabla de la Liga Femenina. Mientras, el panorama divisionario tinerfeño repartía sus mejores augurios para 2010 entre el brillante liderato del Jamper Aguere en la Superliga femenina de voleibol y los puestos de privilegio del Uni CajaCanarias y el Socas Canarias en Liga Femenina II y Adecco Oro, respectivamente, seis meses después de que el Tenerife Rural se quedara otra vez a las puertas del ascenso a la ACB.

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