Escaños a medio gas

La crisis económica ha marcado por completo el año político y parlamentario en Madrid, un contexto de enorme repercusión en Canarias pero al que los diputados y senadores de las Islas no han sabido sacarle como parlamentarios todo el jugo que ofrecía. Su actuación como grupo no ha pasado de discreta pese a la triste circunstancia de que Canarias sea el territorio donde la crisis golpea con el mayor índice de paro.

El paso del ecuador de la legislatura confirma que, salvo algunas excepciones, los tres grandes partidos canarios están algo huérfanos de peso político en Madrid. Sus representantes en las Cortes parecen no haber sido capaces de trasladar a sus respectivas circunscripciones de origen ni su propia actividad, ni la que en cada caso ha llevado a cabo su partido bien desde el gobierno, bien desde la oposición. La dinámica política del Parlamento, las elecciones europeas de junio, el devenir interno de los partidos en el ámbito de Canarias y, quizá también, la desidia de muchos parlamentarios, han tirado por tierra las expectativas que se crearon en 2008, sobre todo por parte de PSOE y PP. Ni una ni otra sigla puede considerar que su representación canaria haya cumplido los objetivos. La carrera se la ha ganado a los dos partidos estatales CC, que con un golpe de suerte y no poco empeño por parte de su portavoz, Ana Oramas, ha logrado un protagonismo con el que ni llegó a soñar tras unas elecciones con el peor resultado en la historia de la formación nacionalista.

Así, los diputados del PSOE no han sido capaces de trasladar un mensaje claro sobre la acción política del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sus actuaciones en Canarias, o la importancia de las medidas que para paliar los efectos de la crisis se han llevado a cabo durante todo 2009. Pero tampoco los diputados del PP han logrado ser la imagen en relación con temas canarios de la labor de oposición que está haciendo su partido en el ámbito estatal. Al tiempo, mientras los socialistas siempre han ido a remolque de los acontecimientos en relación con las explicaciones de la incidencia de los Presupuestos Generales del Estado de 2010 en Canarias, la celebración del Consejo de Ministros del 9 de octubre en la capital grancanaria, o la aprobación y verdadera importancia del llamado Plan Canarias, los populares, por su lado, no han copado el protagonismo proporcional que les correspondía en la fiscalización de estos asuntos. Es verdad que algunos parlamentarios socialistas participaron activamente en la preparación de los documentos que dieron lugar al Plan Canarias, sobre todo el tinerfeño José Segura, pero no han sido capaces de hacer pedagogía política respecto a lo ello supone, y tampoco alertaron al Gobierno sobre el riesgo de dar a entender que se trataba de inversión adicional a la de las partidas presupuestarias cuando no era así.

En el caso de CC, sin embargo, el 2009 ha sido el año de la consolidación de su estrategia de actuación en Madrid al hilo de las nuevas relaciones de entendimiento entre los gobiernos central y canario. Sus dos diputados, Ana Oramas y José Luis Perestelo, tras abandonar sus cargos el frente del Ayuntamiento de La Laguna y del Cabildo de La Palma, respectivamente, se han volcado en la labor parlamentaria, en la que más importante que sus intervenciones ha sido la dinámica de negociaciones casi a diario con el PSOE para salvar las posiciones del Gobierno a cuenta del acuerdo sobre presupuestos y sobre las medidas económicas de apoyo a Canarias. Quizá no hayan trabajado más que algunos socialistas y populares, pero les ha lucido mejor y eso en política cuenta mucho.

El ‘adiós’ de lópez aguilar

Ejemplos sobre la incidencia de los avatares internos en la dinámica de los diputados canarios en Madrid los constituyen los casos del socialista Juan Fernando López Aguilar y la popular Carmen Guerra. El primero utilizó el escaño como argumento para abandonar de facto la política canaria y como estación de paso para su posterior lanzamiento como cartel electoral de su partido al Parlamento Europeo, objetivo al que destinaría desde ese momento todas sus energías políticas poco antes de que también abandonara el liderazgo del PSC. A Carmen Guerra, por su lado, le ha servido de muy poco ser durante mucho tiempo el ariete del PP canario contra todo lo que oliera a PSOE o Zapatero. Tampoco le ha servido su demagogia desnortada en sus intervenciones parlamentarias hablando de inmigración. Su partido la ha dado por amortizada en un santiamén y prácticamente la ha jubilado políticamente a todos los efectos aunque ella se aferre al escaño hasta el último minuto.

Junto a López Aguilar también se marchó a Europa otro de los destacados diputados canarios, el popular Gabriel Mato, y, obviamente, en ambos casos sus respectivos grupos perdieron puntales de referencia. La marcha de López Aguilar y el posterior proceso de sustitución al frente del PSC, ya en el 2010, así como otros conflictos internos en este partido, ha marcado en parte la labor de sus compañeros en Madrid. Ha ocurrido por ejemplo con el senador Arcadio Díaz Tejera al postularse como secretario general, apuesta que contó con el apoyo de Pilar Grande, una diputada muy activa como portavoz del PSOE en materia de Sanidad pero de la que acaso se esperaba más en relación con la defensa de iniciativas canarias. La tinerfeña Gloria Rivero, por su parte, ha terminado por perder en el grupo y en los aledaños de los ministerios el poco peso que le quedaba sobre todo tras sus despistes por los problemas que ha tenido dentro del PSOE como portavoz municipal en la capital tinerfeña. José Segura ha sido siempre un diputado trabajador, ha presidido con intención la subcomisión sobre las regiones ultraperiféricas, pero hace tiempo que se manifiesta melancólico, o a veces resentido, y, por lo general, su trabajo no pasa de ser testimonial.

En el PP, Pablo Matos mantiene su protagonismo en el grupo como portavoz de Vivienda, pero no se ha dejado ver apenas en asuntos canarios, mientras que el lanzaroteño Cándido Reguera consiguió por fin que le aprobaran en los presupuestos de 2010 su tradicional enmienda de la cochinilla, pero acabó respondiendo a los cantos de sirena para que montara una moción de censura en Arrecife y hacerse con la alcaldía, donde era portavoz de su grupo. El camino contrario anduvo su sustituto, José María Ponce, que encontró cobijo cómodo y estéril en el escaño tras ser desbancado de la alcaldía de Arucas. Guillermo Mariscal es uno de los valores en alza: interviene con regularidad y criterio en diversos asuntos relacionados con Canarias pero quizá le falta ambición y le da miedo el liderazgo. En el Senado, los populares Antonio Alarcó y María Dolores Luzardo han destacado en su grupo, mientras que en el PSOE los más activos han sido Patricia Hernández, el propio Arcadio Díaz Tejera y Saturnina Santana.

Los dos senadores de CC, como siempre ocurre en las formaciones minoritarias, han tenido más chance parlamentario. El joven herreño Narvay Quintero ha dado muestras de haberle tomado la medida al escaño y destacó y copó titulares con su iniciativa contra el llamado maletazo en Canarias por parte de las compañías aéreas. El veterano Alfredo Belda ha sido un auténtico pepito grillo del acuerdo entre su partido y el PSOE en Madrid, siempre buscando el perfil del Gobierno que menos se ajustaba a esa circunstancia y actuando con frecuencia con espíritu de oposición.

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