Más discos en la muerte de las discográficas

Será otra particularidad isleña o el mundo al revés: en plena crisis del modelo de explotación discográfico, Canarias cerró el año 2009 con una impresionante colección de discos editados dentro de la música diferente, alternativa, rarita, independiente o como quieran ustedes bautizarla. La cuestión fue de cantidad, pero sobre todo de una calidad de notable para arriba. Tanta que su repercusión trascendió del habitual y reducido mercado insular.

La cuenta del cierre de 2009 apabulla con los nuevos discos de Link, The Good Company, Pumuky, COMSAT, Brutalizzed Kids, Keiko, ST Fusion, Sito Morales, Ojalá Muchá, Ruin Boys (la mezcla del francotirador Ruin Man y los raperos de Alma sin Dueño) y muchos más, hasta completar una colección remarcablemente numerosa. Tremendo. Además. Por una vez, la nómina no se quedó en la habitual y escasa repercusión local, sino que trascendió y trasciende fronteras: el fabuloso disco El bosque en llamas de Pumuky campeó en posiciones altas en las diferentes listas de final de año de prestigiosos medios indies nacionales, tanto en las selecciones de los periodistas especializados como en los votos del público.

O sea, que tenemos una producción discográfica canaria numerosa y brillante, con repercusión nacional, con bandas isleñas de giras periódicas por la Península y saltando fuera del país, con el año de la resaca del impacto internacional de El Guincho (creador grancanario crecido en Barcelona y que, entre otros elementos, emplea el folclore canario en sus bases) y con la escena musical canaria más amplia y variada de su historia, donde igual suena jazz manouche que la electrónica más cafre, pasando por el pop acústico y rock virulento de tintes industriales. ¿Qué está pasando?

Quizá que Canarias paladea los brotes verdes de la nueva industria discográfica, la que saldrá de la gran crisis causada por el uso de internet como medio de traslación de archivos musicales. El disco se mantiene como excusa del motor creativo y vertebración de la vida artística de la banda o solista, pero ante la desaparición del entramado discográfico, son los propios artistas los que deben buscar todos los recursos para mantener activa su carrera. Problema. Se prescinde de AAR’s (responsables de artistas y repertorios de las discográficas) y mánagers para que pulan el sonido y canalicen la propuesta, pero en Canarias esas dos figuras fueron precisamente las ausentes en las cuatro décadas de historia del rock y el pop hecho en este lado de la Macaronesia. Ojo, esas voces externas que definan y organicen el trabajo de un grupo siguen siendo necesarias, pero tras sobrevivir varias décadas sin ellos, los grupos locales van tirando.

El rebufo de las ayudas públicas tiene su parte de culpa en esta explosión. Las correcciones en el modelo de apoyo discográfico de Canarias Crea dan sus frutos, pero estas ayudas lograrían un mejor resultado de aportar asesoramiento a grupos y sellos discográficos a la hora de presentar sus respectivos proyectos, porque muchas veces gana una propuesta más por su calidad de presentación que por su interés artístico y, obviamente, no es eso. Además, hay otro elemento que explica en parte el impulso y es la reciente efervescencia de concursos de nuevas bandas, un acicate para los grupos emergentes que ayuda a consolidar proyectos y contribuye al desarrollo de las propuestas musicales.

El desprecio de los medios

Aún así, hay aspectos que muestran notables carencias, como es la sempiterna falta de interés de los medios de comunicación, donde la escasez de especialistas en cultura y las limitadas entendederas en los directivos de medios reduce el espacio para ciertas músicas en beneficio de ciertas otras, y donde en los contenidos son más importantes montajes de óperas de postín que el hecho de que cualquier banda local edite con mucho esfuerzo un disco mayúsculo que sí que pasará a la historia. Por desgracia, la política cultural sigue dependiendo más de los gustos particulares de alcaldes y consejeros que de un proyecto global articulado, mientras los periodistas o miran para otro lado o apenas cuentan con apoyos en sus medios para una actitud más crítica. En esta onda, fue llamativa la polémica generada por la reducción del presupuesto del Festival de Música de Canarias; al final tuvieron más interés las posiciones críticas con el tremendo dispendio que supone esta cita que los defensores a ultranza de los valores tradicionales.

El lloriqueo por la falta de locales y de espacios para la música en directo se va paliando. Funciona un pequeño circuito de festivales que cuenta con al menos una cita destacada por isla. Aunque lo realmente extraño es que por fin se consolida una aún escasa escena de locales para música en directo, con un mínimo de media docena de plazas seguras en cada una de las dos islas capitalinas, más otros espacios en el resto de Canarias. Los locales afloran a pesar de la falta de comprensión de las autoridades municipales, cuando no la persecución directa. No sería mala idea alentar desde altas esferas un circuito regional de música en directo o potenciar en los medios de comunicación públicos unas cuotas de presencia musical canaria. De paso, sería conveniente modificar la idea errónea que se tiene en las instituciones de los espacios para la música en directo. Así, si no se quiere aligerar el proceso de obtención de licencias, al menos se pueden ahorrar la vergonzosa presión policial.

En este apresurado resumen hay olvidos por las fallas en la memoria del articulista y porque mil palabras dan para lo que dan. Eso sí, ante el evidente inmovilismo del folclore canario, que parece no encontrar nuevas vías para su renovación, y también ante una programación inmovilista en los ámbitos digamos que cultos –y que no genera cultura más allá del sobrevalorado Festival de Música y las temporadas habituales de las costosísimas orquestas sinfónicas– queda un detalle claro: la innovación, la diferencia, el riesgo y la diversión llegan de un grupo de creadores que sabe que la única manera de lograr oportunidades es buscarlas por sí mismos.

Previsiones venturosas para 2010

El inicio de 2010 se muestra venturoso y con nueva suma de discos para el año. This Drama debe dar el pelotazo definitivo por su apuesta internacional con un disco grabado nada menos que en Los Ángeles (Estados Unidos). Bikini Invaders pretende destrozar la electrónica nacional con su apología del gamberrismo en un disco masterizado nada menos que en Abbey Road, donde estuvo casi a punto de ser el último antes de la anunciada y no ejecutada puesta en venta de los míticos estudios. Desde Lanzarote, Oscartienealas se plantea el difícil reto de la confirmación, mientras que la Canarias heavy sigue mostrando una calidad notable y un estado de salud vigoroso. Otros nombres como Pachumba, Marvel Hill, Efecto Pasillo (con lanzamiento nacional en ciernes), Brixtol Tapes y varios más deben mirar en 2010 como el momento de su consolidación y salto definitivo. Queda por ver la evolución de proyectos incipientes, como el que tiene entre manos Dave Watts, el DJ y productor de Fun-Da-Mental afincado en Tenerife que trabaja con los excitantes Familie Bou Bess, tres pibes senegales que llegaron en patera y manejan una intensidad de mensaje que descoloca. También durante 2010 habrá que estar pendiente de la evolución de proyectos radicados fuera de las Islas pero de amplia participación canaria como El Guincho, que promete disco nuevo sin ningún sampler, los divertidos Supertrópica y los recién llegados Rolling Hackers, que tienen todos los papeles para convertirse en la versión nacional de Justice.

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