Objetivo incumplido: desencanto y resignación

Iniciada la cuarta temporada en Segunda División tras el último ascenso, la UD Las Palmas continúa instalada en la mediocridad, más cerca de los puestos que devuelven al infierno que de los tres primeros que llevan a la Primera División. El presidente de la entidad, Miguel Ángel Ramírez, planteó la idea de subir en cuatro años tras el regreso a la división de plata en el curso 06/07. Sin embargo, transcurrido ese tiempo, tal proyecto, en principio esperanzador, sigue sin dar resultado.

En este último periodo de cuatro años, la UD Las Palmas ha desarrollado una más que aceptable política económica basada en la austeridad y orientada a rescatar al equipo de la profunda crisis en la que se hallaba inmerso; no obstante, esa buena gestión no se ha reflejado en el aspecto deportivo, en el que realmente centran su atención los verdaderos dueños de la entidad, los aficionados. Los fichajes irrelevantes, el mal juego, la ausencia de canteranos y la frustración por no haberse construido un equipo competitivo y con aspiraciones de ascenso han hecho que el aficionado acuda cada vez en menor número al estadio de Gran Canaria y que se haya creado un halo generalizado de desencanto en torno al club.

Lejos de luchar por el ascenso, la UD Las Palmas terminó el curso 08/09 tan sólo un puesto por encima del abismo, una salvación que consiguió en la penúltima jornada, contra el Rayo Vallecano y en un polémico partido que acabó con empate a cero y con la sospecha de amaño del encuentro. Con ese resultado, el equipo amarillo se salvó de forma matemática y el portero rayista Cobeño dio un paso más para ser el guardameta menos goleado de la categoría. Luego, investigaciones realizadas por parte de la UEFA destaparon un posible amaño vinculado a apuestas deportivas, en el que se vieron implicados varios jugadores del equipo madrileño. El caso todavía sigue siendo investigado.

Conseguido el objetivo de la salvación, una meta modificada según el transcurso errante de la temporada, en la que se esperaba no pasar tantos apuros, el inicio del cuarto año, el fijado por el presidente para luchar por ascender a Primera División, se presentaba con la ilusión por parte de todos -directiva, plantilla y afición- de conseguir ese ansiado regreso a la máxima categoría. Para ello, con un presupuesto de casi 10 millones de euros, se trajo al entrenador del ascenso anterior, el croata Sergio Kresic. Y con él, a jugadores experimentados como Josico, Guayre o Javi Guerrero, entre otros. Sin embargo, por lesiones en unos casos y por baja forma en otros, los fichajes no han dado lo que se esperaba de ellos.

El regreso de Kresic al banquillo canario presuponía la creación de un equipo basado fundamentalmente en la fortaleza defensiva, en encajar los menos goles posibles y, a partir de ahí, construir un centro del campo y un ataque sobre todo con futbolistas experimentados (algo que en principio es bastante importante en una categoría como la Segunda División) y jugadores jóvenes. Pero esa fórmula no ha dado resultados y el equipo ha visto desde muy pronto que el objetivo iba a ser otro. Pese a ello, el inicio del campeonato fue esperanzador. En las cuatro primeras jornadas, los amarillos lograron ocho puntos y lucharon por estar con los de arriba en el momento en que los equipos aspirantes al ascenso empiezan a tomar distancia con el resto. El sueño duró hasta el undécimo partido, porque a partir de ahí el equipo estuvo seis jornadas sin ganar y se metió con los de abajo.

Aún así, en el periodo navideño hubo un atisbo de enganche a los puestos de arriba con dos victorias consecutivas en Elche y en Girona, pero en los momentos de dar un golpe de autoridad la UD Las Palmas no responde. Una dura derrota en casa por 0-3 contra el Murcia y otras siete jornadas sin vencer devolvieron al equipo a la realidad. Los fichajes no han rendido como se esperaba de ellos. Llegaron un total de diez jugadores nuevos y ninguno ha destacado sobre los que ya había. El club padeció una vez más una enfermedad que ya parece eterna y que consiste en traer jugadores desconocidos cuando quizá en la cantera pudiera haber alguno al que se le podría dar una oportunidad y que probablemente tuviera mucha más ilusión que uno de fuera por destacar en el primer equipo.

Se trajo al portero argentino Assman y, tras varias actuaciones desafortunadas, pasó a ser suplente de Pindado. Ficharon a tres defensas como Beranger, Pignol y Lamas, y sólo este último es titular asiduo. Para el centro del campo se incorporó a Josico, a Diego León, a Pedro Vega y a Pollo. El manchego, llamado a ser pieza fundamental del equipo como lo fuera en la primera etapa de Kresic, vino lesionado, debutó ya avanzada la temporada, recayó y no se le ha vuelto a ver mucho más. El joven Diego León y Álvaro Cejundo no han aportado casi nada y juegan muy poco. Pedro Vega fue fichado para luego ser cedido en diciembre y, a punto de acabar la competición, Pollo no había debutado. Con este futbolista podría darse la curiosa circunstancia de ser uno de los cuatro jugadores de la UD Las Palmas –junto a los porteros Salvador Estornell (69/70) y Nilson Bertinat (78/80) y el centrocampista Mendiguren (96/97)– que, contando con ficha federativa, no dispute ni un sólo minuto.

En un periodo de la vida de la UD Las Palmas en que la cantera debería jugar un papel muy importante en el equipo (dado que el club no está para hacer grandes inversiones en futbolistas, y también porque alguno de esos jóvenes jugadores podría generar ingresos para el club por medio de una posible venta), las categorías inferiores, en la última temporada, no han aportado ni un sólo futbolista que hoy pertenezca a la primera plantilla. Lo más destacado de la cantera sigue siendo, desde hace años, el capitán David García, ya un veterano y de lo mejor del plantel. Además del central, están David González y los hermanos Sergio y Francis Suárez, bastante irregulares en los últimos tiempos, sin contar con los repescados Jorge y Guayre, quienes, uno por baja forma y el otro azorado por las lesiones, no están teniendo ningún protagonismo en el equipo.

Sin duda, muy poca aportación de la cantera para un club con nombre en sus categorías inferiores y que en sus mejores momentos deportivos ha constituido la base de sus proyectos. Bien porque no hay calidad o bien por desconfianza del cuerpo técnico, la cantera no se usa y eso es imperdonable en una UD Las Palmas que no puede permitirse extravagancias económicas. Todo ello, unido al mal juego que en la mayoría de partidos ha desplegado el equipo, ha llevado a la afición, que sigue respondiendo en los abonos (12.140 este curso) cada inicio de temporada, a un profundo malestar. Y a una resignación que manifiesta de la manera más dolorosa para el club: acudiendo cada vez menos al estadio de Gran Canaria. Ya no sólo porque el campo no es propicio para generar un ambiente futbolero como lo era el Estadio Insular, siempre en el recuerdo de los aficionados amarillos, sino porque las expectativas de crear un equipo competitivo no se han cumplido.

En este sentido, el jugador más valioso de la plantilla es el venezolano Salomón Rondón, que a sus 20 años de edad es internacional y una de las grandes esperanzas del fútbol de su país. Pero, precisamente por ello, la UD Las Palmas ha podido disfrutar muy poco de él. Entre las convocatorias internacionales, incluso para disputar campeonatos con las categorías inferiores, y los problemas con el transfer y las lesiones, el delantero ha tenido una escasa participación en las dos temporadas que lleva en el club, al que podría haber aportado mucho más dadas sus cualidades. Pese a ello, termina la campaña como titular y probablemente sea la mejor fuente de ingreso para el club a final del curso por medio de una posible venta. En caso de cumplirse, el dinero ingresado habrá de emplearse de manera más eficiente.

La UD Las Palmas ha de apostar, manteniendo los planes económicos que lo están sacando poco a poco de la difícil situación en la que estaba, por hacer un equipo verdaderamente competitivo, que luche por el ascenso, invirtiendo mejor el dinero destinado a fichajes en jugadores realmente válidos y de calidad. Y dando mucho más protagonismo a la cantera, bien confiando más en ella o bien trabajando para mejorarla. La afición, el gran capital del club, siempre responde en las gradas al inicio de cada temporada, pero sólo el buen juego y la buena predisposición desde el principio harán que se mantenga ilusionada y ofrezca hasta el final su apoyo, vital para el deseo común del regreso del equipo a la Primera División.

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