Pedro: del polideportivo a la leyenda

En Abu Dhabi, a miles de kilómetros de su isla y en la porfía por un título que completaría el círculo perfecto del mejor Barça jamás conocido, fue Andrés Iniesta quien le brindó aquel día el pase que le puso a las puertas de la historia. Ahí, donde los mejores no fallan, en los metros finales y definitivos, en aquellos que marcan la diferencia entre los mediocres y los elegidos, aprovechó Pedro Rodríguez la asistencia y lo hizo sin contemplaciones, como acostumbra.

Pedro Rodríguez Ledesma, Pedro el canario, Pedrito el de Abades o PR17 recogió aquel día en Abu Dhabi el balón cedido por Iniesta, disparó a puerta, marcó el gol que cerraba la semifinal del Mundial de Clubes y entró entonces en la leyenda. Lo hizo por aquel gol (el 1-3 al Atlante de México en una competición de cuya final también sería el héroe) y porque era aquel tanto el que cerraba su sobresaliente catálogo goleador en seis torneos diferentes en una misma temporada. En definitiva: lo que nadie antes consiguió jamás.

No dudó Pedro. En realidad, nunca lo hizo. Tampoco antes, cuando los técnicos del Barça se plantaron ante la puerta de su casa tras una portentosa exhibición en el Torneo de Adeje y le hablaron de llevárselo a Holanda, probarlo en un torneo juvenil y alistarlo en sus equipos de cantera. No, tampoco dudó después cuando los inicios fueron espinosos e intrincados, algo así como una serie de obstáculos (la falta de minutos, las barreras idiomáticas, la difícil adaptación a Barcelona, el frío…) que fue salvando Pedro como si fueran rivales que aparecen en su camino de siempre, el que separa el balón de la red.

Su condición de extremo puro salvó a Pedro Rodríguez Ledesma de ser desechado por el FC Barcelona. Y eso que en su primer año como azulgrana, en la campaña 04/05, había sumado un triplete (Liga, Copa de Campeones y Copa del Rey) con el equipo juvenil. Y ya dejaba entrever su relación con la épica al marcar en el minuto 90 de la final de la Copa del Rey disputada a partido único ante el Sporting de Gijón. En aquel equipo juvenil dirigido por Juan Carlos Pérez Rojo ya sobresalían Paco Montañés, Marc Valiente, Víctor Vázquez o Songo’o… después de haber perdido en los meses previos a Cesc Fábregas, Gerard Piqué y Leo Messi, que se fueron al Arsenal, al Manchester y al primer equipo del Barça.

La competencia, como se ve, no era poca. Pero Pedro se hizo un hueco, dio el salto al Barcelona C y llegó a jugar un encuentro en el Barça B. Sin embargo, en el verano de 2007, recién cumplidos los 20 años, su carrera en el Barça parecía tocar a su fin. En los informes elaborados por los técnicos del fútbol base pesaba más su inconsistencia y cierta tendencia a la confusión en su fútbol que las virtudes ya citadas. “Si es extremo, quiero verlo”, zanjó Guardiola. Y en el Barça B, a las órdenes de Pep, se convirtió en pieza básica del ascenso del conjunto azulgrana a Segunda División B. Luego, ya se sabe, debutó en el primer equipo con Rijkaard en el banquillo y se asentó en la élite cuando Guardiola pasó a dirigir al Barça.

Fue un largo camino antes de que la pelota fuera adentro aquel día en Abu Dhabi como tantas otras veces y entonces él se hiciera gigante. Como aquel brasileño de nombre Rivaldo al que veía de pequeño por la televisión mientras su vida transcurría entre el colegio y el poli, esa modesta instalación de Arico que pronto llevará su nombre. Es difícil aventurarse a decir que fuera 2009 el año de Pedrito. Y es arriesgado porque con esta suerte de deportistas excepcionales es mal consejo pensar que lo mejor ya está escrito, pues más bien resulta que lo mejor quizás esté por venir.

Entrar en la selección es el próximo desafío –seguramente lo hará después del Mundial de Sudáfrica, aunque muchos especialistas instan a Del Bosque a que lo lleve ya a esta cita– para un currículo de tantas líneas como días de gloria: el del gol definitivo en Mónaco y que dio al Barça la Supercopa de Europa, el de su primer tanto en la Liga de Campeones, el de su estreno con los mayores en la Supercopa de España, o, sin ir más lejos, el de aquella final ante Estudiantes de La Plata en los Emiratos Árabes, posiblemente el momento en el que Pedro se descubrió al mundo como un futbolista sobresaliente y al nivel de quienes le rodean en el mejor equipo del planeta.

Por lo pronto, ya ha sido el primer tinerfeño en jugar y ganar una final de la Copa de Europa, pues el mítico Luis Molowny figura como campeón, pero no disputó el partido definitivo con su Real Madrid. Y los grancanarios Felo (Real Madrid) o Gerardo (Barcelona) sí disputaron ese partido decisivo, pero no pudieron levantar el trofeo. Y Pedro también es el primero en ser partícipe de una colección de méritos tan asombrosa como la del Barça de Guardiola, aunque justo es decir que tuvo presencia sólo testimonial en la final de la Liga de Campeones en Roma y en el choque por el título de la Copa del Rey, en Valencia.

Interpretado su concurso en tales noches especialísimas como un premio de su jefe y también una inequívoca señal de fe y confianza en él, ya entonces era indiscutible en la carrera del 17 del Barça –aunque en aquellos partidos aún lucía el 27– la huella indeleble de uno de sus tres maestros, Pep Guardiola, pues los otros dos fueron su hermano Jonathan y su primer entrenador, Iván Rodríguez. Mientras, y como si fuera una carrera a toda velocidad por la banda del Camp Nou, la película de su vida ha transcurrido siempre a toda mecha pero jamás sin mutar un ápice sus encomiables valores humanos.

Porque Pedro sigue encajando perfectamente en la descripción de “persona tranquila y cercana” que hacen todos de él. Orgulloso de sus raíces costeras –en Abades no nació, pero allí creció y de ahí se siente– y tan trabajador como humilde, el futbolista tinerfeño más universal se ha granjeado el aprecio de la entendida afición barcelonista al mismo tiempo que también el cariño y afecto de todo el Archipiélago. Vuelve a su casa cada vez que se lo permiten, aunque ya no sea como el futbolista anónimo de antes. Y lo hace feliz de ser canario.

Fenómeno de masas, ya supo en carne propia del enorme tirón en las Islas de su menuda figura cuando aún era reciente su particular récord goleador. En los últimos días de 2009, en un torneo benéfico en Tíncer tuvieron que evacuarle en un furgón policial; a las pocas fechas fue homenajeado por cientos de vecinos en su municipio natal y también se desató la locura, un par de semanas más tarde, con motivo de su primera visita al Heliodoro, pues ya es preciso hablar de miles de entusiastas seguidores al contar cuántos participaron del recibimiento multitudinario que le tributaron en Los Rodeos.

Pedro el canario, todo humildad y sencillez, todo normalidad y naturalidad, todo constancia y fe, decidió fútbol y decidió bien. Se vio en su infancia con que había en su pueblo sólo escuela, playa y balón. Él eligió balón. He aquí la consecuencia: goles, títulos, éxito, popularidad. Pero, sobre todo, admiración. La que despierta por seguir siendo el de siempre: Pedro, Pedrito el de Abades.

Canarios en ‘la roja’ para 2010

David Jiménez Silva (Valencia CF) parece fijo en la relación de 23 elegidos por el seleccionador nacional, Vicente del Bosque, para representar a España en el Campeonato del Mundo de Fútbol que se celebrará los próximos meses de junio y julio en Sudáfrica. La incógnita ahora es Pedro Rodríguez. La lógica invita a pensar a que el técnico apostará por los habituales, por dar continuidad al grupo que ganó la Eurocopa en 2008 y que ha logrado la clasificación para el Mundial. Pero hay algunos jugadores que están llamando a la puerta con insistencia y que amenazan con derribarla. Pedrito es uno de ellos. Si al final convence a Del Bosque y logra debutar con la roja, sería el trigesimosegundo futbolista canario en la lista de internacionales absolutos. La relación la abrieron Padrón y Arocha hace ocho décadas. Y en la misma figuran auténticos mitos del balompié como Paco Campos, Alfonso Silva, Molowny, Miguel el palmero o los fallecidos Guedes y Tonono. Ahora, cuando por primera vez España acude a un Mundial con el cartel de favorita, otro canario, David Silva, puede ser protagonista. ¿O serán dos canarios?

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