El ascenso obtenido por el CD Tenerife el pasado 13 de junio en el estadio Montilivi de Girona figura en la historia de la Isla como la celebración deportiva más populosa y en la que se ha apreciado una mayor explosión y manifestación de júbilo y de cariño hacia unos colores y un escudo. Dicho episodio, tuvo su cenit en las celebraciones del día siguiente, pero se puede entender como un proceso continuado en el tiempo que empezó unos meses antes y probablemente no haya culminado todavía.
La génesis de este salto cualitativo de afecto hacia el CD Tenerife se atisba analizado los datos de asistencia al Heliodoro en la pasada campaña. Las cifras nos muestran que al final de la primera vuelta del campeonato la isla del Tenerife quedo arrastrada por el fenómeno que estamos analizando. En la primera vuelta del curso 08/09, la media de asistencia al estadio tinerfeñista fue de 13.577 espectadores, algo superior a la de temporadas precedentes, pero muy inferior a la media de la segunda vuelta del campeonato: 18.941 espectadores en los once partidos finales. En ese momento, a partir del mes del mes de febrero, los hechos empezaban a ratificar las repetidas palabras del presidente de la institución, Miguel Concepción, que una y otra vez había insistido que en su proyecto global de recuperación económica y deportiva del club, el tercer año era el elegido para acometer el reto del ascenso.
Así, casi de golpe, la asistencia al estadio se incrementó en cuatro mil espectadores, cuando se pasó de los 14.894 aficionados que presenciaron el Tenerife-Sevilla B del 4 de enero o los 14.239 que asistieron al Tenerife-Girona del 18 de enero… a los 18.305 del Tenerife-Éibar del 8 de febrero o a los 19.119 del Tenerife-Elche de una semana después, con el grupo de Oltra ocupando ya posiciones de ascenso. En los nueve partidos restantes de la segunda vuelta del campeonato la asistencia se mantuvo siempre por encima de los 18.000 espectadores, salvo en el Tenerife-Levante del 12 de abril. Y encontró su punto álgido en el decisivo partido frente al Xerez Deportivo, en la antepenúltima jornada, en el que 21.784 espectadores (plusmarca absoluta con 137 asistentes más que el clásico frente a la UD Las Palmas) presenciaron la victoria tinerfeñista frente a un directísimo rival.
Las grandes entradas que registraba el teatro de los sueños isleños se veían complementadas con los masivos desplazamientos de aficionados blanquiazules a territorio peninsular. La primera gran peregrinación llegó en el estadio Helmántico de Salamanca, dónde aproximadamente unos 500 tinerfeños se dieron cita, otorgando al estadio charro un colorido blanco y azul que hasta la fecha no tenía parangón cercano en Segunda División, salvo en el día del ascenso de Leganés. A partir de ahí, Anoeta, Vallecas, La Romareda o Girona fueron plazas de Segunda División que vieron como la marea blanquiazul en territorio peninsular español constituía un hecho imparable, gracias en gran parte a la capacidad del club de fletar varios vuelos chárter, que facilitaban la posibilidad de un masivo desplazamiento.
Desde luego, son muchos los planos para formular el análisis de las consecuencias de todo tipo que un ascenso deportivo genera. Uno de los más curiosos es el notable incremento de visitas que obtuvo la página web oficial del CD Tenerife, dentro del mediático mundo en el que nos desenvolvemos en la actualidad, caracterizado por el poder de los mass media y de la información digital. En sus tres años de de existencia, tras su reapertura el 25 de enero de 2007, la web www.clubdeportivotenerife.es batió récords absolutos de visitas con motivo de la excelente trayectoria del equipo y especialmente con el ascenso. El 13 de junio de 2009 se estableció el record de visitas diarias, con 13.305 entradas, un hecho sin precedentes. Para que pueda formularse el lector un idea, baste reseñar en este punto que la media de entradas diarias en 2007 fue de 1.658 vistas/día, en 2008 alcanzó las 2.537 de media por día y en 2009, el año del gran despegue, 3.754 por día. Resulta obvio comentar a la luz de estos datos que el mes de junio de 2009 ha sido históricamente el de mayor número de visitas en la web: nada menos que 170.000.
Tras la victoria del equipo frente al Girona quedó patente a nivel de sensaciones todo lo acumulado en cifras durante la temporada. Más de 250 periodistas acreditados en el Cabildo Insular contaron a todos sus lectores, oyentes y espectadores la marcha triunfal que el equipo protagonizó desde la misma pista del aeropuerto de Los Rodeos hasta la Plaza de España de la capital tinerfeña. Los cálculos estimativos confirman que alrededor de 250.000 personas se echaron a la calle en algún punto del recorrido, autopista incluida, para recibir a la guagua engalanada que trasladaba a los héroes del ascenso. Nunca Tenerife había presenciado tal manifestación de entrega hacia su club representativo, superando ampliamente a cualquier celebración deportiva (y posiblemente de otra índole) acaecida hasta la fecha.
Lo cierto es que, una vez consumado el ascenso y disfrutadas las celebraciones del mismo, continuó y tomó forma definitiva la luna de miel en la que se involucró toda la isla con el CD Tenerife. La presencia en Primera División -y especialmente los refuerzos en el mercado veraniego de Real Madrid y FC Barcelona con grandes cracks mediáticos en sus filas- propició que el fenómeno que analizamos presentara un nuevo capítulo sin posible comparación con el pasado. Por primera vez en la casi centenaria historia de la institución, el consejo de administración se vio forzado a colgar el cartel de “no hay abonos”. En apenas unos días, casi 17.000 aficionados adquirieron su pase de temporada y desde el Tenerife se tomó la decisión de no vender más abonos, por cuestiones de aforo. De esta manera se generaba una situación que jamás se había producido en esta isla: la euforia era tal que hubo aficionados que tras pernoctar varias noches a la intemperie no pudieron acceder a un pase para toda la temporada. Un hecho que posiblemente refleja como ninguno el ambiente vivido en esta tierra en los primeros días del mes de julio de 2009.
A partir de aquí sólo quedaba disfrutar del espectáculo deportivo de jugar en la mejor liga del mundo y, por extensión, aprovechar la enorme repercusión social y económica que para un territorio insular, dependiente fundamentalmente del turismo, tiene este magnífico escaparate apodado fútbol de Primera División. Diversos estudios han demostrado que la sola presencia en la máxima categoría tiene un impacto mediático muy superior al de cualquier campaña turística promocional. Los minutos de televisión, en las diferentes cadenas europeas que siguen de forma continuada la liga española, garantizan una promoción turística de capital importancia en un archipiélago cuya principal fuente de riqueza es… el turismo. En el pasado reciente quedan las participaciones europeas en la Copa de la UEFA o las dos históricas victorias frente al Real Madrid en los 90, acontecimientos que situaron a la isla de Tenerife en el mapa mundial. De aquí en adelante sólo queda mantener la categoría y acompañar la trayectoria en Primera División con triunfos que garanticen de alguna forma que Tenerife tendrá en lugar que se merece en el concierto futbolístico (y por ende económico y social) europeo.