Hacer balance de la gestión política del último año es un ejercicio que todos aquellos que tenemos responsabilidades públicas debemos realizar para determinar los objetivos cumplidos y los retos pendientes. Para La Gomera, 2023 fue un año de avances significativos en múltiples materias que han facilitado un refuerzo del escudo social que viene a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de la isla.
En este tiempo hemos desarrollado una estrategia transversal para fortalecer los servicios públicos dependientes de la Corporación insular. El objetivo siempre ha sido avanzar hacia un modelo de isla más sostenible, con mejores prestaciones públicas y en donde las consecuencias de la doble insularidad no se convirtieran en hándicaps para la población. He de reconocer que esta última es una cuestión que necesita de la suma de varias administraciones públicas para lograrlo, pero también es cierto que hemos avanzando de forma considerable.
La máxima preocupación del Cabildo de La Gomera siempre han sido las personas, su calidad de vida, la atención a los dependientes, a las familias vulnerables, a los estudiantes y a todos los colectivos que prestan servicios en el ámbito insular. Estos fines han congregado más de la mitad de los recursos invertidos durante el pasado año. Siete de cada diez euros han ido a parar a políticas públicas que tienen como base ese escudo social.
La importancia de esta forma de llegar a la ciudadanía ha ido sentando un modelo social comparable con el de otros territorios y que sobresale por el grado de compromiso y cooperación. En la responsabilidad pública reside la obligación de no dejar a ninguna familia atrás y a facilitar todo aquello necesario para mejorar su día a día en La Gomera.
Unido al escudo social, también hemos abordado la sostenibilidad como modelo de desarrollo. Aquí hemos dado pasos decisivos en materia de sostenibilidad energética para posicionarnos como referente en autoconsumo en hogares y empresas; hemos hecho lo propio en cuanto a movilidad con incentivos a la compra de vehículos eléctricos e híbridos, y la creación de la red de puntos de recarga más dimensionada de un territorio insular español.
Estos hitos nos han permitido consolidar la apuesta por la sostenibilidad energética, pero además poner los cimientos de la transformación social y económica de la isla, con un fuerte peso de un modelo turístico diferenciado que tiene en los valores naturales, culturales y gastronómicos los principales aliados de promoción en un destino singular que ha sabido abordar el desarrollo en equilibrio desde sus inicios.
Ante esta realidad, el futuro debe centrarse en afrontar un gran reto que tenemos como canarios: el reto demográfico. Ya contamos con un escudo social fuerte y con la base de desarrollo desde la sostenibilidad, pero todo esto tiene que ir de la mano con la vista puesta en las oportunidades que nos brindan los entornos rurales como motores de dinamización para fijar población y crear oportunidades de empleo.
Aunque, es cierto que para llegar hasta ahí la clave de todo está en la planificación urbanística y territorial. Aquí se trata de saber en dónde estamos y hacia dónde queremos ir, y en ese desafío hay que poner todo el empeño para abrir un nuevo ciclo en estas islas, basado en la diversificación de su economía y la igualdad de oportunidades.
En La Gomera este trabajo lo hemos venido haciendo desde hace mucho tiempo. Con planificación, inversión redistributiva y diversificando la economía. Todo ello desde el apoyo de lo público y el gran objetivo de continuar mejorando la vida de quienes aquí viven.