Desde que estalló la pandemia, Lanzarote y La Graciosa han centrado todas sus energías en atender a las personas afectadas por la crisis económica y social, proteger el tejido productivo y crear unas bases para que ambas islas se conviertan en un destino seguro, conectado e inteligente cuando se reabran los viajes y el turismo recupere su actividad.
Paralelamente, el Cabildo de Lanzarote ha venido trabajando en crear las condiciones para sellar un gran pacto con el fin de superar la crisis económica y social ocasionada por el coronavirus, y que, al mismo tiempo, sirva de cimiento para edificar un modelo de desarrollo más sostenible a largo plazo.
Nos hemos propuesto impulsar el cambio hacia un modelo socio-económico que esté más en sintonía con el patrimonio natural y cultural, más humano y menos expuesto a riesgos. Un modelo que fije como prioridades la calidad de la vida de las personas y el uso sostenible de los recursos naturales y del paisaje, propiciando las inversiones necesarias para transformar y diversificar la economía.
La crisis de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de las reformas e inversiones destinadas a aumentar la capacidad de respuesta y la preparación
Para ello, asumimos los pilares para la recuperación y reforzar la resiliencia de la Unión Europea. Entre ellos, la transición ecológica, la transformación digital y un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, que incluya la cohesión económica, el empleo, la competitividad y un tejido productivo basado en las pequeñas y medianas empresas.
Al mirar atrás, a lo largo de 2020 y 2021 la crisis de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de las reformas e inversiones destinadas a aumentar la capacidad de respuesta y la preparación ante las crisis, pero es ahora cuando comienza el mandato institucional interrumpido por el coronavirus. Es hora de volver a empezar.
Llegó el momento de retomar la agenda política para que los fondos públicos se destinen a la transición ecológica y la descarbonización de la economía, combatan la desigualdad y reduzcan la brecha de género, tengan en cuenta a los sectores económicos de los cuidados, se condicionen al cumplimiento de estrictos criterios ambientales y sociales. El fin no es otro que construir una sociedad más resiliente y que revierta la crisis climática con respeto a la biodiversidad.