La Isla comienza a despertar de la mano de la recuperación del turismo, un sector que sigue sin gozar de un reconocimiento social como motor de la economía
Escribo el día en el que sus 70 señorías estrenan sillones de casi cien mil euros en el Parlamento de Canarias. Escribo mientras la crispación se adueña del pleno del Legislativo isleño, alejado de veras del sentir de la calle. Y escribo por segundo año de crisis, en esta ocasión no sanitaria sino económica, la provocada por la guerra de Ucrania y el encarecimiento de los precios de consumo. Esto sí es lo que importa a los tinerfeños en la calle, no si se aplicará una ecotasa para espantar a los turistas o si los parlamentarios se han puesto en modo electoral.
La ciudadanía, el contribuyente, requiere soluciones a sus problemas. Ocurre a nivel nacional y también en las Islas y, más en concreto, en Tenerife. Los tinerfeños se preguntan cómo van a pagar las facturas cada mes, cómo van a abonar el combustible de oro que impulsa nuestros vehículos, cómo calentar o enfriar los hogares, qué depositar en la cesta de la compra, cada vez más cara… Todo ha subido y nuestros representantes políticos -no todos- solo piensan en las urnas.
Decía en mi anterior escrito para el Anuario que en la Isla existe sensación de parálisis. Claro, estaba aún el coronavirus en plenitud y se expandía por cada rincón de la Isla, por cada esquina de la casa, por la calle. Ahora sigue existiendo el covid pero ya no colapsa los centros de Atención Primaria, ni las Urgencias, ni los hospitales ni las UCI. Son signos de recuperación, anhelos de un impulso para el desarrollo, pero la economía se ralentiza, o crece menos de lo previsto, fundamentalmente por culpa de la invasión rusa de Ucrania. La guerra de Putin ha destrozado a Ucrania y sus habitantes y ha asestado un duro golpe a la Europa de las democracias. Qué drama.
El turismo
Tenerife, en este maremágnum, respira gracias al turismo, al nacimiento de nuevas empresas y a la creación de empleo. Y porque los gobernantes se han puesto las pilas con las urnas en el horizonte. Hay que construir, que el votante constate mejoras.
Vuelve el turismo, sí. El turismo y los subsectores que alimenta emplean al 50% de la población. Sin turismo no hay economía porque no hay empleo. Pero para mantener la llegada de turistas es preciso armonizar los precios. No debe subir el precio de los hoteles ni el pasaje para volar a Tenerife e islas restantes. Y mejorar el transporte y las infraestructuras para que los visitantes disfruten sin atascos de nuestras bellezas. Parece que Tenerife ya se mueve o, al menos, se empieza a mover, como el propio Teide.
El turismo, sí, aunque pese a algunos ecologistas o negacionistas del desarrollo sostenible, va a impulsar a la Isla. Para la temporada de invierno 22/23 hay prevista una oferta aérea regular de llegada de un total de 4 millones de plazas. Esto supone casi un 20% más de asientos que en el invierno de 19/20, que se traducen en 662.957 plazas. Desde la Península, habrá casi un millón de plazas, un 26,7% más que en 19/20 (205.851 plazas más). La oferta extranjera, suma cerca de 2,3 millones de plazas, un 24,1% más que en el invierno 19/20 (443.380 plazas más).
Este incremento de plazas regulares afecta a buena parte de los mercados. Los mayores crecimientos con respecto al invierno de antes de la pandemia corresponden a Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. Si estos países emisores no entran en recesión, el futuro está asegurado.
Impulso económico
Toca esfuerzo, trabajar con ahínco, gestionar las ayudas europeas. Tenerife requiere proyectos, desarrollo, futuro. Para ello se necesita unión, que instituciones, empresas y agentes sociales caminen de la mano para labrar el futuro. Y que las administraciones agilicen los proyectos, que eliminen trabas y barreras, que luchen por la Isla y por el desarrollo. Gobierne quien gobierne.
Falta, sí, culminar proyectos, pero desde el Cabildo se abre una ventana a la esperanza. En un somero repaso, en materia de infraestructuras, se aprecia mejoras en la Autopista del Sur, ya que se ha rehabilitado el 100% del tronco de la autopista, y solo falta por ultimar cuatro enlaces. También en el ramal de acceso de la TF-24 (La Esperanza) a la TF5, ya que se han adjudicado las obras, con un presupuesto de 7,9 millones de euros, que finalizarán en mes y medio.
En curso está ya el proyecto de la ampliación de la autopista entre Guamasa y Los Rodeos; y casi finalizados la pasarela del Padre Anchieta y el nuevo carril BUS Preferente entre Santa Cruz y La Laguna, que discurre entre Las chumberas y el Intercambiador. Otro proyecto ya realizado es la apertura al tráfico de la rotonda de Oroteanda, que ha descongestionado a más de la mitad el tráfico de la zona de Las Chafiras.
Son, sin duda, obras imprescindibles para la movilidad en Tenerife, al igual que lo son las mejoras en los aeropuertos. En el del Sur, en mayo se anunció un acuerdo con AENA para impulsar una inversión de 8 millones de euros, de los que 6,3 millones de euros son para la redacción del proyecto para la remodelación integral del área terminal, y otros 1,7 millones para actuaciones complementarias a esa remodelación. En julio AENA sacó a licitación la redacción de los proyectos de la reforma integral de Tenerife Sur, que supondrá una inversión inicial estimada de más de 300 millones de euros. Entre las mejoras previstas está la ejecución de nuevos aparcamientos y accesos; la adecuación de la sala de recogida de equipajes; la ampliación de las zonas de facturación y embarque o la incorporación de más servicios comerciales.
En el del Norte, el Cabildo se encuentra en conversaciones para sacar adelante otra inversión con la que mejorar la terminal del aeropuerto de Tenerife Norte y ajustarla a las necesidades.
La Isla ha declarado la guerra también a las aguas residuales con el Convenio Acuaes, firmado en 2020 con una inversión de 170 millones de euros, y que mejorará el saneamiento y la depuración de los sistemas territoriales de Arona Este-San Miguel, Oeste, Acentejo, Granadilla de Abona y Valle de la Orotava. La ejecución de este convenio permitirá dar respuesta a un grave problema que arrastra Tenerife desde hace muchos años y alcanzar el 90% de depuración de aguas residuales.
Aunque polémico, es preciso destacar también el nuevo modelo de tratamiento de residuos, adjudicado por importe de 397 millones para los próximos quince años.
En materia de energía, los planes de futuro más significativos son la Red de Proyectos Fotovoltaicos que se ejecutará de forma conjunta y en colaboración con ayuntamientos de la Isla que quieran sumarse, así como el sector privado a través de asociaciones y grupos de interés, y la mejora de la estabilidad de suministro eléctrico para evitar apagones.
El futuro
Acción y reacción. No debemos temer al futuro, a la planificación, al diseño de nuevos proyectos. Todo es posible si prima el medio ambiente. Incluso el Circuito del Motor, que pondrá a Tenerife en el epicentro de la velocidad, y los trenes -fundamentales para la movilidad-, y nuevos complejos turísticos siempre y cuando no agredan al entorno ni al paisaje.
Hay que seguir luchando por convertir a Tenerife en el núcleo del desarrollo del Archipiélago. Sin bronca, sin ruido, con trabajo.