Ángel Casas y Jesús Quintero, como en otros tiempos y de distinta manera Joaquín Soler Serrano, supieron enganchar a sus audiencias haciendo preguntas
Cuando me pidieron que escribiera sobre el mundo de la radio e hiciera un análisis sobre el mismo, reconozco que me gustó la idea. No oculto que este artículo ha sufrido varios cambios porque la situación y el momento así lo ha requerido. En un principio, valoré diferentes enfoques, pero la desaparición en un tiempo cercano de dos entrevistadores por excelencia: Jesús Quintero El Loco de la Colina y Ángel Casas me hizo ver que debía hablar de La entrevista en radio.
Algunos de los que puedan interesarse por este artículo, pensarán que Quintero y Casas fueron famosos por su trabajo en televisión, olvidando que ambos pasaron por la radio, ese medio que todavía hay quien lo define como “la hermana pobre de los medios de comunicación audiovisual”. De pobre, nada y de posibilidades, ni contarles.
La entrevista supone para mi un género periodístico con unas posibilidades inmensas. También, todo hay que decirlo, hay que saber entrevistar. Y esto último- créanme- no solo es importante, sino que hay quien no ha entendido todavía que lo importante es el entrevistado/a no el entrevistador/a. Casos de esto último lo estamos viendo especialmente en televisión.
Una entrevista en radio supone charlar, conversar, dar a conocer algo o a alguien que tiene algo que contar o es noticia por alguna cuestión. Y para que se me entienda mejor, la Entrevista tiene que ser Informativa, pero a la vez dar la posibilidad al oyente/escuchante de interpretar lo que el protagonista dice/ contesta al entrevistador/a. Informamos sobre alguien que es noticia para la sociedad en general, pero a la vez, deben estar presentes la opinión y el análisis para que quien está escuchando la Radio se haga una idea de quién es el protagonista, el porqué es noticia y lo que le ha pasado a esa persona para llegar a ser merecedor de una conversación, sea en radio, en prensa escrita o en televisión.
Ángel Casas y Jesús Quintero, como en otros tiempos y de distinta manera Joaquín Soler Serrano, supieron enganchar a sus audiencias por saber entrevistar. Cada uno con un estilo diferente, pero con un final similar: Consiguieron que conociéramos mejor al entrevistado/ a al final de sus programas e incluso, en algunos casos, descubrir el porqué había actuado esa persona de una determinada manera. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que asistimos a una complicidad entre el entrevistado/ a y el entrevistador/a que dio lugar a una charla sincera y hasta profunda si me apuran.
Conozco bien los medios de comunicación y puedo asegurar que la entrevista en radio es una “mina” en el sentido positivo del término, si se sabe aprovechar. Aunque ahora la radio también se puede ver (de hecho hay emisoras que graban los programas) en el medio radiofónico hay más intimidad, menos preocupación por si se está saliendo favorecido/a o no, si la imagen es buena… mientras que en prensa escrita lo difícil es trasladar a los lectores lo que alguien ha dicho y no “interpretar” lo que el protagonista de una entrevista ha dicho. Quien está escuchando una entrevista en radio dispone de una oportunidad única de interpretar de forma directa lo que alguien está diciendo sobre sí mismo o sobre algo que ha sucedido. Dependerá de la curiosidad del entrevistador/a y de la sinceridad del protagonista de esa conversación que al final conozcamos o no mucho o poco de quien ha sido elegido para protagonizar una entrevista.
Hay un factor común para cualquier entrevista en prensa escrita, radio o televisión y es que quien la hace no se empeñe -por falta de preparación, por exceso de protagonismo o por cualquier otro motivo- preguntar solo lo que lleva preparado sin atender a lo que está respondiendo el entrevistado/a. Hacer una Entrevista lleva trabajo, capacidad de atención, ponerse en el lugar del oyente para intentar informarle de lo que una persona puede estarse preguntando si está escuchando la conversación… y todo esto no está al alcance de cualquiera. Hay que tener mucho cuidado con las entrevistas promocionales, con pasarse preguntando cosas/detalles que pueden resultar dolorosos para el entrevistado/a y saber ponerse en el lugar de quien normalmente tienes colocado enfrente en un estudio, sin olvidar que al otro lado puedes tener a miles de oyentes siguiendo con atención esa conversación. El reto está en el equilibrio a alcanzar y no en “pasarse de rosca”, simplemente porque te hayan dicho (posiblemente, adulones) que qué bueno/eres… Aquí, los lectores de este artículo pueden sacar sus propias conclusiones.
La noche es una hora estupenda para realizar una entrevista en radio. Eso sí, hay que saber enganchar al oyente. Y mi sorpresa es que las emisoras de radio en España parecen no haberlo entendido. Solo alguna se atreve a ofrecer este género periodístico, especialmente los fines de semana, con personas que cuentan verdades, exponen sus conocimientos y hasta aconsejan desde su experiencia, cómo se debe actuar en determinados momentos de la vida.
Aunque en la actualidad, podemos escuchar programas de radio a la hora que queramos y no tiene que ser en directo, me permito recordarle a quienes hacen entrevistas que una conclusión o comentario final viene muy bien al oyente. Si se nos permite por parte de la empresa para la que trabajamos, el periodista debe emitir su propia reflexión al final de la conversación para que el protagonista de la misma se anime a dar también su propia reflexión. Esto provoca un buen sabor de boca en el receptor que se animará -si tiene tiempo y tranquilidad- a recordar momentos de la entrevista y a reflexionar sobre lo que se ha hablado.
Y, por último, una observación a tener en cuenta: siempre hay que dejar hablar al entrevistado/a, que desarrolle sus argumentos, que se sienta cómodo y que pueda expresar sus sentimientos. Alguien dirá: Ufff es que hay muchos pelmazos que aprovechan cualquier ocasión para…”. A los que piensan así, les digo: la radio ofrece la posibilidad al entrevistador/a de saber cortar en el momento oportuno, cambiar de tema si se hace necesario y concluir de forma que el protagonista haya dicho todo lo que tenía que decir, en su justa medida.
De los que han sido considerados maestros/as del género periodístico de la entrevista, debemos aprender lo que consideremos positivo, sin olvidarnos que los tiempos cambian, pero la decencia, la responsabilidad y el saber estar siempre deben estar presentes. Y nunca olvidar que los periodistas siempre tenemos la ilusión, el sueño de entrevistar a alguien. Y si es en la radio, mejor.