En estos tiempos de crecimiento macroeconómico pero desigual reparto de la riqueza, no cabe otra estrategia que una gestión que reevalúe el modelo de relación entre ciudadanos
El año 2021 se ha desarrollado bajo la seña de una peculiar onomástica a resaltar en el calendario histórico de la Fundación CajaCanarias: Cumplimos 111 años de existencia y, tal y como ha rezado la leyenda inspiradora que ha protagonizado este ejercicio, lo ha hecho Cambiando juntos. Los cambios, per se, no determinan de manera automática la naturaleza de los mismos, eso es evidente.
No obstante, las modificaciones que han ido diseñando el recorrido histórico de nuestra entidad han desembocado, indudablemente, en la existencia y construcción de un tipo de organización más dinámica y abierta a la sociedad que nunca en su historia. Si bien el grueso del trayecto institucional se ha desarrollado bajo su forma jurídica como entidad de ahorro, nos encontramos prestos a cumplir una década de trabajo en esta naturaleza fundacional vigente que, heredera de la antigua Obra Social y Cultural de CajaCanarias, ejerce de dinámica palanca de tracción para decenas de proyectos que nutren a nuestra sociedad y sus gentes.
El eslogan seleccionado, por lo tanto, no pretende significar ruptura con el presente más o menos mediato sino, muy al contrario, andar al ritmo que marcan nuestros miles de beneficiarios, en escucha activa, atentos a diario a sus requerimientos, demandas y anhelos. 111 años con escenarios muy distintos pero esa misma filosofía de trabajo que es, precisamente, la que presenta a la Fundación CajaCanarias como una entidad caracterizada por su flexibilidad en el talante, el análisis y la ejecución de sus diferentes líneas de actuación. Imaginemos, por ejemplo, propuestas tan arraigadas como son los Premios CajaCanarias, que han impulsado, a lo largo de las últimas décadas, el germen creativo de miles de ciudadanos nacidos o residentes en las islas; su catálogo no solo ha ido siendo ampliado a medida que nuevas expresiones artísticas reclamaban su legítimo espacio, sino que los propios certámenes han mutado, a través de sus respectivas bases, con objeto de ser ese nexo eficaz entre la inquietud cultural del participante y la trascendencia que genera como galardonado/a.
En estos tiempos de crecimiento macroeconómico pero desigual reparto de la riqueza, no cabe otra estrategia que una gestión que reevalúe el modelo de relación entre ciudadanos
Pero es el apartado destinado a la acción social en sentido amplio el que, sin ningún género de dudas, ha mostrado, a lo largo de la historia de CajaCanarias, una superior capacidad de permeabilidad en sus necesarios ajustes inspiradores y presupuestarios a medida que la sociedad canaria ha contado con mayores y más concretas demandas de sostén. En estos tiempos de crecimiento macroeconómico pero desigual reparto de la riqueza generada, amén de un escenario de recesión inevitable frente al irreversible descenso de las reservas energéticas fósiles, no cabe otra estrategia que la consistente en una gestión destinada a reevaluar el modelo de relación entre ciudadanos/as, plantando la simiente más robusta posible para que el manido concepto de “ascensor social” deje de ser una inspiración tendente a la avería.
Acción social y cultural como los dos elementos reconocibles en el músculo histórico de esta casa, pero que no deben ocultar otras líneas de actuación que, de manera autónoma o imbricadas en ambas, han sido elementos transformadores, a medio y largo plazo, de primer nivel. Basta relatar la existencia de diversos foros de debate y pensamiento que han permitido conocer de primera mano las reflexiones de autoridades de referencia en sus respectivas disciplinas; las acciones desplegadas en favor de nuestro ecosistema o la divulgación de programas de concienciación entre el alumnado isleño. Aquí, precisamente, merece detenerse en el programa Despertares CajaCanarias, que pretende poner en marcha, cada año, el interés por las distintas expresiones artísticas entre miles de escolares del archipiélago. O, para finalizar, cómo resulta indudable que esta entidad es referente en la organización de actividades para preservar e impulsar la práctica de nuestras tradiciones vernáculas en el ámbito deportivo.
La Fundación CajaCanarias, para estas y el resto de las cuestiones de trascendencia en relación con su propósito de continuar Cambiando juntos, basa su recorrido en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, algunos de ellos arraigados desde hace varios ejercicios en su acción cotidiana, otros resultando tremendamente inspiradores para diseñar las nuevas versiones de sus programas de actividad.
Así, este motor del cambio, diseñado por la Organización de Naciones Unidas para transformar nuestro panorama ambiental, económico y social, se ha convertido en la principal brújula a la hora de enfrentarnos a poner en marcha acciones destinadas en la lucha a favor del fin de la pobreza, el hambre cero, la salud y el bienestar, una educación de calidad, la igualdad de género, la reducción de las desigualdades, la protección de la vida submarina y en los ecosistemas terrestres o tejer alianzas para lograr objetivos comunes. Este último ODS, el número 17, además se presenta como la piedra angular de la política institucional que desplegará la Fundación CajaCanarias de ahora en adelante, conscientes que, como establecía otro reconocible eslogan de la entidad, podemos hacer mucho juntos.