Si echamos la mirada atrás, a 2021, el primer plano lo ocupa el temor por el volcán. Son recuerdos de destrucción y construcción, de incertidumbre y resiliencia.
Como para el resto de áreas del Gobierno de Canarias, la erupción en La Palma dictó con tinta de fuego las prioridades de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes en aquel final de año. Durante la crisis y en los meses posteriores, nuestra atención se centró en arbitrar medidas que paliaran su impacto sobre las comunidades educativas de la Isla Bonita.
De la reorganización de grupos escolares y espacios educativos para acoger al alumnado y profesorado afectados y la ampliación del periodo de becas y otras prestaciones, a los trabajos de limpieza y recuperación de instalaciones o la formación en gestión de emociones, no hubo para este departamento jornada en la que no dedicáramos horas de trabajo y dedicación a las familias del Valle de Aridane.
El año pasado fue también el último en el que las medidas de prevención ante el COVID guiaron los pasos del departamento educativo. El curso lectivo 2021-22 abrió las puertas a la “nueva normalidad”, a la enseñanza sin mascarillas y a la recuperación de la sociabilidad infanto-juvenil, primera misión del aula en nuestros días.
No fue en balde. Como seres en constante aprendizaje, tuvimos la capacidad de extraer importantes lecciones de los tiempos de confinamiento, docencia en línea y respuestas de emergencia ante la inusitada crisis sanitaria. Así, no ha habido marcha atrás en el refuerzo de profesorado a través de nuevas contrataciones, que en aquel momento permitió reanudar la presencialidad escolar y hoy garantiza una mayor calidad de la educación pública.
También la digitalización impuesta por la pandemia llegó al sistema educativo para quedarse: las medidas iniciales de contingencia ante la interrupción de la presencialidad -las nuevas tecnologías , la innovación metodológica y la oferta de recursos educativos en remoto- son ya un camino consolidado en el acceso universal a la conectividad y a la sociedad del conocimiento.
En términos generales, la equidad y la igualdad han sido los principios que han regido la actividad de esta Consejería durante 2021, cuyas acciones han estado dirigidas a mejorar los indicadores de la educación en el Archipiélago, potenciar el primer ciclo de la Educación Infantil de 0 a tres años, e impulsar la Formación Profesional, adaptándola a los intereses del alumnado y la empleabilidad.
El mismo afán nos ha llevado a mejorar el sistema de becas universitarias, a reforzar las prestaciones complementarias de comedor y transporte escolar; trabajar en el diseño de unos currículos aún más competenciales que permitan la incorporación de nuevas metodologías TIC como herramientas para el aprendizaje y la participación, incidiendo para ello en la formación del profesorado; y todo ello, sustentado en cambios administrativos que han dado protagonismo a los equipos directivos de los centros.
No puedo sino reconocer el especial orgullo que nos ha procurado el desarrollo del Plan estratégico para el Primer Ciclo de Educación Infantil en Canarias, que impulsará la escolarización de las niñas y niños de 0 a 3 años en el archipiélago con plazas públicas accesibles, asequibles, inclusivas y de alta calidad; una medida compensadora de los efectos de las desigualdades de origen del alumnado que favorece además la detección de dificultades de aprendizaje y la atención temprana y contribuye a la conciliación laboral y familiar. Su objetivo es crear para los tres próximos cursos escolares (2022 al 2025) 3.879 plazas públicas nuevas (en Escuelas Infantiles Municipales y en centros dependientes de la Consejería), lo que supondría disponer de un total de 9.369 plazas públicas en el curso 2024-25.
Además, en materia de atención a alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, entre otras acciones se crearon dos equipos provinciales para la atención específica de estudiantes con trastorno grave de conducta y alteraciones emocionales, y el programa para estudiantes con trastorno del espectro autista sustituyó su naturaleza de pilotaje para afianzarse como proyecto estable.
En este proceso de inversiones, mejoras, escucha activa y resolución de conflictos, la Consejería ha caminado junto a las comunidades educativas. Profesorado, equipos directivos, sindicatos, familias, alumnado, AMPAS, Consejos escolares, Inspección eduativa y Centros de Profesorado son los prismas del caleidoscopio educativo, cuya colaboración y respaldo nos permiten componer una imagen, el mejor resultado: la educación pública igualitaria y cualificada a la que aspiramos.