Mientras la actual política de incentivos fiscales siga en pie, la industria cinematográfica en las islas seguirá creciendo
“Hay momentos en los que los proyectos de rodaje te desbordan. Al final unos salen y otros no, pero lo cierto es que la situación actual era impensable hace poco más de un lustro”. Esta afirmación de un profesional canario de la industria cinematográfica con una amplia experiencia en rodajes en distintas islas del archipiélago refleja los caminos por los que transita a día de hoy este sector cultural y económico.
Los rodajes de películas, series y anuncios publicitarios en el archipiélago son cada vez más recurrentes. A nivel informativo, ya han dejado de ser un acontecimiento, salvo excepciones puntuales como el paso por Gran Canaria para rodar ‘The Mother’ de la actriz, cantante y productora Jennifer López. La sociedad y los medios de comunicación han asumido como natural ver los enormes despliegues técnicos que implican los rodajes y asumen como parte del negocio común los cortes y desvíos de calles que suelen implicar. Se entiende que es algo esporádico y pasajero cuando ‘toca’ cerca. Esa forma de encarar las molestias es uno de los aspectos que valoran de forma muy positiva las productoras nacionales e internacionales, habituadas en algunos casos a no ser tan bien recibidas por la población local ya que convivir con un rodaje en la misma calle o ciudad no es fácil ni cómodo.
Mientras la actual política de incentivos fiscales siga en pie, la industria cinematográfica en las islas seguirá creciendo. Cada vez son más los técnicos locales que integran los equipos de rodaje foráneos. Antes lo hacían en puestos de poca responsabilidad gracias a las cuotas que exigen las clausulas para acceder a las ventajas fiscales. Ahora ya no. La experiencia es un grado y son muchos los técnicos canarios que son fichados por las productoras, no solo para los rodajes que transcurren en el archipiélago. También para los que esas mismas desarrollan fuera.
En los próximos meses se producirá un hecho que se espera que sea un punto de inflexión. El Cabildo de Gran Canaria inaugurará los platós cinematográficos que ha construido junto a Infecar -el recinto ferial de la capital-, lo que se espera que facilite el aterrizaje de proyectos audiovisuales que se rueden durante mucho más tiempo en la misma localización, ya que podrán rodar todos los exteriores e interiores que necesiten. Este salto de calidad no será exclusivo para Gran Canaria, sino para todas las islas. No hay que olvidar que gran parte de los rodajes que llegan pasan por varias, lo que supone un reto mayúsculo para las empresas de ‘service’ locales. Hasta el momento lo han superado con solvencia, lo que es una prueba más de la madurez alcanzada. Uno de los ejemplos más recientes fue el de la cuarta temporada de la serie norteamericana ‘Jack Ryan’. De la mano de la empresa canaria Seven Islands Film, esta producción que emite Amazon Prime Video desarrolló su rodaje durante casi un mes entre Tenerife y Gran Canaria.
Los rodajes nacionales sufrieron un frenazo en 2021 debido a una serie de dudas sobre el desarrollo de los incentivos fiscales que había planteado el Ministerio de Hacienda. La intervención del Ejecutivo Autonómico lo solventó y poco a poco vuelven a recalar producciones españolas en las islas. Eso sí, el hecho de que el desarrollo de esos incentivos sea bastante más complejo que en el caso de las producciones internacionales es un caballo de batalla en el que sigue luchando el sector en las islas con el apoyo del Gobierno de Canarias. Que lo logren, a corto plazo, parece complicado, sobre todo por la crisis económica generada por la pandemia y la invasión rusa de Ucrania.
La situación sanitaria derivada de la covid-19 fue un varapalo para el cine en las islas durante el 2020 y hasta bien entrado el 2021. Pero hechos como que la serie ‘Hierro’ fuera la primera gran producción nacional en reanudar su rodaje en la isla del Meridiano tras el confinamiento decretado a partir de marzo de 2020 generó un prestigio y una seguridad de cara al exterior que puso en valor los protocolos que se adoptaron cuando se rodaba en las islas en los meses más duro de la pandemia. Los profesionales canarios implicados recuerdan la sorpresa de los foráneos al ver lo férreo que fueron los controles sanitarios en los sets de rodaje.
El regreso a la normalidad sanitaria también afecta a los rodajes que llevan a cabo los profesionales canarios. La pandemia obligó a modificar los plazos de ejecución de las ayudas del Ejecutivo Autonómico y en los próximos meses verán la luz buena parte de los proyectos que lograron las mismas desde 2019 en adelante.
El cabildo tinerfeño y grancanario también han sacado adelante sus ayudas y los proyectos ‘agraciados’ siguen su marcha. Y es que en las islas existe una generación de cineastas brillante y variada desde hace años. Cada uno con su propio estilo, están habituados a sacar adelante sus cortometrajes y largometrajes con escaso presupuesto e ingenio. En los principales festivales de cine nacionales, la presencia de los mismos es una constante.
Poco a poco ese ámbito crece y esos mismos cineastas generan coproducciones internacionales o logran distribución comercial nacional e internacional para sus productos, lo que ayudará a una mejora en las condiciones económicas de sus futuros rodajes.
El apartado que vive una realidad más preocupante es el de la exhibición. Sus males no son exclusivos de las islas. Pero sí que es cierto que en algunos casos es especialmente llamativo. Las salsa de cine privadas son cada vez más escasas y las que sobreviven se decantan por la exhibición de súper producciones norteamericanas y productos muy comerciales. El cine independiente y de autor ya no llega a muchas islas y en el caso de la capital grancanaria, tras el cierre de los Multicines Monopol, lo hace de forma esporádica y fugaz. Se trata del cine del que han bebido precisamente la mayor parte de los profesionales canarios que hoy se dedican a rodar. El futuro que le espera a las nuevas generaciones, que solo podrán acceder a ese tipo de cine mediante las plataformas, merece una reflexión, sobre todo desde el sector público.