La banca se adapta al escenario canario y ‘entra’ en la sociedad

El perfil del cliente bancario ha cambiado radicalmente en unos años. La mayor cultura financiera de la sociedad, la competencia sectorial, la política de tipos de interés o la integración en la UE han propiciado un forma de “hacer banca” que en nada se parece a la que me encontré en el inicio de ésta profesión hace ahora algo mas de veinte años.

Nos ha llegado la hora. Y como todo sector de la economía, la banca ha tenido que adaptarse a un escenario difícil, cambiante y porqué no decirlo, muy exigente. Y todos hemos ganado con el cambio. Estar al frente de una oficina bancaria es sin lugar a dudas un reto ilusionante que más de diez mil trabajadores en nuestras islas tienen ante sí cada mañana. La formación continua, las habilidades comerciales, la capacidad gerencial y, por supuesto, la gestión de la eficiencia, hacen de esta profesión algo realmente apasionante. La Comunidad Autónoma Canaria, como toda sociedad desarrollada se encuentra muy banquerizada. Sería muy difícil o casi imposible imaginarse una actividad empresarial, profesional o doméstica sin la utilización de los servicios que la banca ofrece.

La domiciliación de recibos o las tarjetas de créditos, por poner dos simples ejemplos, han contribuido a dar una mayor calidad de vida a nuestras gentes. La realización de múltiples operaciones a través de los cajeros automáticos, o por medio de la banca a distancia, facilitan, sin lugar a dudas, la vida del ciudadano; y a la postre ganamos tiempo, recurso que hoy día se ha convertido para muchas personas en algo muy escaso y tremendamente valioso. De hecho, el mundo de la Bolsa, lejano y extraño para casi la totalidad de los ciudadanos hasta hace bien poco tiempo, es actualmente una opción interesante para muchos inversores canarios que quieren sacar una mayor rentabilidad a sus ahorros. Y en ese sentido, 2004 no ha sido un mal año, pues ese mundo se ha acercado un poco más a los clientes y, además, se han producido subidas importantes en la mayoría de los valores.

Errores en tiempo de crisis

Estamos en un momento importantísimo para Canarias y el sector bancario, como otros muchos, constituye un agente económico con un papel fundamental en este proceso de consolidación de nuestra economía. Muchas voces, y no sin razón, identificaron a este sector como colaborador en la última crisis económica que se vivió en las islas a comienzos de los noventa. Se cometieron muchos errores y en muchos de ellos nuestro sector se vio involucrado. Pero también es verdad que, en otras muchas ocasiones, nuestro apoyo financiero sirvió de resorte para la puesta en marcha de proyectos empresariales generadores de riqueza para nuestras islas.

Nos queda por delante un camino que recorrer, apasionante sin duda, lleno de oportunidades, pero que determinará nuestro futuro, el de nuestros hijos y el de las generaciones venideras. Nuestra clase política vive permanentemente con el propósito de definir el modelo económico ideal, buscando alternativas a lo que ha representado en los últimos cincuenta años la verdadera esencia del desarrollo de Canarias, el turismo. Es necesario, oportuno y hasta políticamente interesante invertir tiempo y recursos económicos en encontrar nuevas oportunidades de desarrollo que apalanquen el futuro de nuestra comunidad. Por supuesto que sí. Y nadie con sentido común se atrevería a censurar una estrategia en ese sentido.

Apuesta por el turismo

Mi inquietud como canario, que vivo y trabajo en las islas, y que además me siento comprometido y en deuda con esta sociedad, no es otra que encontrar razones poderosas que me hagan desistir del convencimiento que tengo respecto a que nuestra economía ha de entroncarse ahora y en el futuro con el turismo; muy distinto del actual, diferente, pero en definitiva, turismo. Invirtamos tiempo y dinero en formación, profesionalicemos aún mas el tejido empresarial, confiemos en esas generaciones que se incorporan al mercado de trabajo y reinventemos nuestro modelo económico aprovechando las extraordinarias condiciones que tienen nuestras islas y la enorme experiencia en este sector.

Esa es la única manera de construir juntos, juntos todas las islas, nuestro esperanzador futuro, en el convencimiento de que podemos y debemos ser el primer destino mundial del turismo de calidad.

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