La necesidad de un poder local

El 17 de noviembre de 1987, hace ya 17 años, un numeroso grupo de alcaldes de Canarias celebran en un hotel del Puerto de la Cruz la Asamblea Constitutiva de la Fecam. Desde el día 19 de abril de 1979 en que se constituyeron las primeras corporaciones de la democracia y hasta aquella fecha, los municipios canarios, conscientes de la importancia del movimiento municipalista como instrumento aglutinador para la defensa de los intereses comunes, se fueron adhiriendo progresivamente a la Federación de Municipios y Provincias. Desde 1987, cinco presidentes y otras tantas comisiones ejecutivas han llevado las riendas de esta organización municipal cuya trayectoria institucional ha sido valorada dentro y fuera de nuestro ámbito autonómico.

Tras las penurias y sacrificios que tuvieron que pasar los compañeros entre 1987 y 1995 para afrontar las responsabilidades de representación y negociación en importantes situaciones por las que atravesaban nuestros municipios, producto de la unión y convicción de la justicia de nuestras aspiraciones, la Fecam logra la promulgación de la Ley del Fondo Canario de Financiación Municipal, que además de resolver un problema histórico desde el punto de vista financiero significó un expreso reconocimiento legal e institucional, no alcanzado hasta el presente por en ninguna otra comunidad autónoma, y una fuente de financiación trascendental para su propia existencia.

A partir de ahí, quienes ocupamos por decisión democrática la dirección de las distintas Administraciones, tenemos que tener claro, a mi entender, que solo los principios de respeto y lealtad institucional han de presidir las relaciones políticas y que son la coordinación y la cooperación interadministrativa los mecanismos que han de ser ejercidos de forma permanente para la preservación del interés público. Y estas reglas de oro no pueden estar permanente subvertidas por acciones o actitudes de inexistentes situaciones de primacía, tutela o jerarquía. La más pequeña de las corporaciones locales, en su ámbito territorial, poblacional e institucional, ostenta la misma situación legal que cualquiera otra corporación local de carácter capitalino, que un cabildo insular y que cualquier departamento autonómico.

De otra parte, también hay que recordar que en la democracia constitucional que nos hemos dado los partidos políticos son el instrumento esencial para la participación en la vida política y para la formación de la voluntad popular. Pero dicho esto, y una vez constituidos democráticamente los poderes públicos, sus titulares han de actuar responsablemente en la defensa de los intereses para los que han sido designados y por tanto no es admisible que desde situaciones de jerarquía partidaria se pretenda condicionar, dictar o dirigir la acción de los responsables democráticamente elegidos. Admitir esa posibilidad es fomentar el nacimiento del cáncer de la democracia, que no es otro que la nefasta partitocracia, excusa de los dictadores que desgraciadamente hemos tenido que padecer.

Puedo afirmar que hoy, precisamente, por el trabajo desarrollado por la Fecam a lo largo de estos últimos 17 años, puedo hablar en nombre del municipalismo canario entendido como el poder local canario, que tiene su fundamento en una sólida y sostenida convicción multipartidaria en quienes han ostentado la representación en los ayuntamientos canarios. Y esa convicción ha nacido de que existen intereses comunes que defender y que hacer valer en un Estado que habiéndose configurado como de las autonomía en la Constitución de 1978, ha dedicado más tiempo, esfuerzo y atención a su propia construcción que al atendimiento de la Administración Local, que, por ancestral, ha sido relegada a un segundo plano de la atención política estatal.

Con la experiencia adquirida y a la vista de las sucesivas dilaciones y postergación que veníamos sufriendo, y venimos sufriendo, por parte de una temerosa Administración Central y de una altanera Administración Autonómica, los concejales y alcaldes canarios plantaron cara y asumieron desde la Fecam un papel político unitario y fuertemente cohesionado, pasando de ser una asociación voluntaria y privada regida por una Ley General de Asociaciones a convertirse en la expresión del poder local canario y haciendo valer una premisa esencial: respetamos y exigimos respeto. Nadie nos dará nada si no ejercemos el poder político que ostentamos. Y ese poder, también lo repito, lo hemos logrado en la Fecam desde la unidad y cohesión, nacida desde la igualdad solidaria: todos los municipios, sea cual sea su dimensión física o poblacional, tiene un voto igual en el seno de nuestra Federación.

Así, hemos hecho llegar al presidente del Gobierno de Canarias y al Parlamento de Canarias las propuestas de modificación del Estatuto de Autonomía de Canarias de forma que el municipio canario deje de ser el gran ausente en la norma institucional básica de nuestra Comunidad Autónoma. Hemos presentado ante el Parlamento de Canarias una proposición de ley de modificación del Reglamento de la Cámara para posibilitar el que la presidencia de la Fecam comparezca de forma ordinaria una vez al año para dar cuenta de la situación del municipalismo canario. Y hemos presentado al Gobierno una Proposición de Ley de creación del Consejo Canario de Coordinación y Cooperación Municipal, desde donde viabilizar la voz del municipalismo ante las acciones legislativas, reglamentarios o de gestión administrativa que pudieren afectar a los municipios.

En estos momentos negociamos los contenidos de lo que será el Proyecto de Ley regulador del Estatuto del Municipio Turístico y estamos a la espera de que el presidente del Gobierno fije la fecha de una reunión, que a su instancia, se celebrará próximamente con la Comisión Ejecutiva de la Fecam con el fin de dar un repaso a los contenciosos que se mantienen con diversas consejerías del Gobierno. Si estas acciones ya emprendidas añadimos las previstas a partir de los acuerdos que se adopten en la próxima reunión de la Comisión Ejecutiva a celebrar en La Gomera próximamente, podrán concluir en que lo hasta aquí dicho deja de ser una retórico discurso para convertirse en una demostración de que estamos decididos y dispuestos a ejercer el poder local en todos sus términos. Fuimos pacientes y generosos en el pasado. Ahora hemos de exigir ser correspondidos sin más dilaciones.

Extracto del discurso de Román Miranda en el Ayuntamiento de San Andrés y Sauces (La Palma) con motivo de la celebración del XXV Aniversario de los ayuntamientos democráticos.

Facebook
Twitter
LinkedIn
COrreo-e
Imprimir

Patrocinadores

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad