Crear y mantener grupos de investigación es prioritario y para ello es básico disponer de instituciones gestoras, públicas y privadas, con capacidad para proporcionar la financiación necesaria.
Prácticamente sin margen de fechas, fundamentalmente como consecuencia de una de mis ausencias de España por motivos profesionales, me llega la invitación del Anuario de Canarias para que aporte unas líneas, por razón de haber recibido el Premio Canarias 2005 de Investigación e Innovación, a modo de reflexión introductoria de la Sección de Ciencia e Investigación de su edición 2006. Me animo a atender lo que se me pide en cuanto que lo que al respecto cabe decir puede hacerse en muy breves palabras, que creo poder pergeñar en el escaso paréntesis de tiempo de que dispongo. Si bien es cierto que para escribir en pocas palabras hace falta mucho más tiempo que para hacerlo de forma más extensa, espero que mi hábito a preparar artículos y comunicaciones sobre ciencia, en lo que la concisión en el lenguaje es exigencia absoluta, me ayude a conseguir el propósito que me anima.
Investigación e Innovación Tecnológica son el mayor activo al que una Sociedad puede aspirar en el mundo actual, en cuanto que es lo que proporciona mayor potencial para el crecimiento y desarrollo económico y cultural a través de actividades industriales de vanguardia. Es por tanto un pilar que Canarias tiene que construir para consolidar su futuro como sociedad próspera y con bienestar, sin estar hipotecada a las posibilidades que le ofrecen agricultura y turismo, sectores económicas cuya fragilidad no precisa ser argumentada. Las actividades industriales de vanguardia a que me refiero son precisamente las que pueden ser menos dependientes de consumo de materias primas, agua y energía, por lo que pueden resultar las menos deterioradoras para el medio ambiente y, en definitiva, más compatibles con las tradicionales actividades económicas canarias en agricultura y turismo. Consecuentemente son las que, además, resultan en productos con costos de producción y comercialización en los que es menor la repercusión de los costes de transportes. Es decir, las actividades industriales que mejor puede encajar en la circunstancia geográfica canaria y con el hecho de amplias parcelas de la misma sean Reservas de la Biosfera.
La pregunta inmediata es la de cual es el factor que puede hacer posible tal ideal de actividad productiva. La respuesta es obvia: el factor humano; el know how; el capital de la inteligencia cultivada. Lo cual nos lleva a la formulación de la siguiente y fundamental cuestión: ¿está al alcance de la sociedad canaria disponer de tan esencial elemento de producción? Opino que la respuesta es, rotundamente, sí. Pero conseguirlo no es fácil. Requiere de un arduo esfuerzo por parte de la sociedad civil, de inversión en educación de alto nivel, en iniciativas de las llamadas capital/riesgo, que solamente podrá conseguirse con una conciencia social clara de su ineludible necesidad. Sólo desde dicha conciencia podrá conseguirse que se dediquen en Canarias los recursos necesarios a Ciencia e Investigación. Un sólido apoyo a la actividad investigadora debe tener sitio entre las prioridades de la sociedad canaria y Sociedad no es sólo Gobierno.
Con los modernos medios de acceso a la Información y las facilidades para la Comunicación es perfectamente posible desarrollar, en el agradable clima canario, investigación tan fértil como la que se desarrolla en cualquier otro lugar, en distintos campos, entre los que los de biotecnología es uno de los que tienen en el momento actual mayores posibilidades de fertilidad. Los recursos materiales necesarios para desarrollar buena investigación en los campos de la Biología y la Medicina no pueden considerarse que estén fuera del alcance de la sociedad canaria, tanto más cuanto que son recursos que, aparte de rendimiento científico, pueden dar valiosos réditos en términos de la calidad de los servicios. Y lo mismo creo que podría decirse también de otros campos.
El patrocinio por parte distintos sectores de la sociedad civil es, en todas las latitudes, elemento esencial para la fertilización de la investigación creativa y trasladable a aplicaciones productivas. Crear y mantener grupos de investigación es imprescindible y prioritario y para ello lo fundamental es disponer de instituciones gestoras, públicas y privadas, con capacidad para proporcionar la financiación que se necesita. Para no dejar marchar y para atraer y mantener en nuestro entorno, encastradas en universidades y otros centros o institutos, a personas con vocación por la ciencia y la investigación. Personas con mente inquisitiva y capacidad de empuje y liderazgo. Crear oportunidades de empleo para personas con esos talentos debe ser objetivo prioritario para la Sociedad Canaria, siendo de advertir que no es cuestión de tranquilizar conciencias políticas con el fichaje de individualidades más o menos prestigiosas. Eso no basta. Es necesario aglutinar un mínimo de masa crítica de hombres y mujeres con profunda vocación por la investigación como desafío.
Esta es mi reflexión y mi este mi mensaje: Canarias tiene que dedicar un gran esfuerzo al cultivo de la inteligencia. ¿No a van a ser capaces de hacer este esfuerzo de cultivo las generaciones herederas de las que, con abnegación y tesón, supieron sacar agua de las entrañas de nuestras montañas para obtener frutos agrícolas de nuestras escarpadas laderas? Fueron retos que encontraron debida respuesta en la sociedad canaria de su tiempo. El reto de los nuevos tiempos estoy seguro que también la encontrará.