El argumento de que Canarias es un territorio pequeño y fragmentado ya lo conocen todos los isleños que escuchan una y otra vez a los políticos decirlo. El argumento de que hay que buscar nuevos modos de impulsar la economía sin explotar el territorio también es de los más manidos. En este discurso hay voces que insisten en que la investigación y la tecnología pueden salvar la economía canaria del monocultivo del turismo y de su desarrollo complementario centrado en la construcción. Pese a esta reflexión, la investigación científica sigue sin despegar y representa una nimiedad en la economía canaria.
Las cifras son elocuentes. En Canarias se invierte en 0,55 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en Investigación, mientras que la media nacional se sitúa en el 1,10%, una cifra que sigue siendo la mitad de la media de los países desarrollados de la Unión Europea (UE). Y la propia UE ya ha avisado de la importancia de la innovación y ha pedido a todos los estados miembros que enfoquen sus políticas hacia la investigación y el desarrollo. Después de años dando la espalda a la Ciencia, el Gobierno de Canarias pretende ahora unir a investigadores y empresarios para buscar eso que llaman la competitividad que permita al Archipiélago diversificar sus fuentes de ingresos y, al mismo tiempo, aumentar el peso de la ciencia y la tecnología en la Comunidad Autónoma.
La mirada gubernamental hacia la innovación es algo reciente en el Archipiélago. De hecho, la Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación, dependiente directamente de Presidencia del Gobierno, se creó sólo en el año 2004. En menos de dos años, a su responsable, Julio Brito, le ha dado tiempo de demostrar oficialmente lo que todos los expertos en este campo llevaban años gritando en voz baja en sus despachos: Canarias tiene un potencial investigador que está mal organizado y que, además, no está conectado con la empresa; y por lo tanto, la Ciencia en las Islas no es productiva. Ante esta realidad, el Ejecutivo ha tomado varias decisiones. Una de ellas ha sido elegir las áreas donde invertirá más esfuerzo y dinero en los próximos años al considerarlas con un mayor potencial y que son: oceanografía y ciencias marinas; biotecnología, biomedicina y agroalimentación; turismo; y energías renovables.
Queda fuera de esta elección la astronomía pues el Ejecutivo considera que el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ya tiene suficiente financiación y ha logrado su objetivo al tratarse de un centro reconocido internacionalmente. Además, en este año instaurarán un Plan de Choque de I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) con el objetivo de saldar ese gran abismo investigador que hay en las Islas con respecto a la media nacional y acercarse, por tanto, a sus competidores europeos. El responsable de la Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de Canarias, Julio Brito, asegura que “estamos muy por debajo de lo que se espera de una región innovadora e inteligente porque estos dos aspectos son importantes para producir y tener más capacidad en un mundo económico cada vez más global”.
Pese a esto, Brito es relativamente optimista y recuerda que en las Islas hay un potencial en I+D+i importante a través de los diez institutos universitarios que existen, de las unidades de investigación de tres hospitales y de centros del Gobierno como el Instituto Canario de Ciencias Marinas (ICCM), el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) o el Instituto Canario de Investigaciones Biomédicas, entre otros, a los que se suma los centros financiados por el Estado como el Oceanográfico o el Meteorológico y otros que parten de la iniciativa insular como el Instituto Tinerfeño de Energías Renovables (ITER), dependiente del Cabildo Insular de Tenerife.
La ‘joya de la Corona’: el IAC
Además de todo lo citado está la joya de la Corona y el único centro canario que destaca en el Plan Nacional de I+D: el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), que lleva ya un cuarto de siglo instalado en el Archipiélago y que ha logrado la consideración internacional a través de un sistema de gestión bien diseñado y de, todo hay que decirlo, la gran inyección económica europea, nacional y regional de la que dispone. Eso sí, pese a ser un centro donde se hace ciencia altamente competitiva y donde se desarrolla instrumentación astronómica y espacial internacionalmente reconocida, no ha logrado ilusionar a las empresas canarias.
Como dato hay que recordar que la construcción del Gran Telescopio de Canarias tiene un coste de 120 millones de euros y que el 70 por ciento de las contrataciones se han hecho a empresas peninsulares y que sólo se ha podido entusiasmar a una empresa vinculada a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para que fabriquen un pequeño instrumento. Curiosamente, ni en Tenerife ni en La Palma, que son las islas donde están ubicados los dos observatorios del IAC, se ha producido esta inquietud.
Julio Brito asegura que todo el potencial investigador de las Islas debe enfocarse mejor: hacia la competencia y el mercado. Así, afirma que el Gobierno dará un giro a sus esfuerzos en este sentido, pues han llegado a la conclusión de que hay que apostar por aquellas líneas de investigación que sean más productivas. “Estamos dando un giro a las subvenciones del Gobierno y la Dirección General de Universidades está ya adaptando sus convocatorias al Plan I+D de Canarias”. Brito insiste en que “ya no vale invertir en sesenta cosas al mismo tiempo, sino que tendremos que focalizar y orientar las investigaciones y, en vez de dar 100.000 euros a cada proyecto, sería bueno aportar dos millones a un gran proyecto, siempre sin descuidar la investigación básica ni el resto de proyectos”.
El Gobierno considera como potenciales las investigaciones en cuatro áreas: biomedicina, energías alternativas y agua, tecnología de la información y ciencias marinas. Además, insiste una y otra vez que las empresas privadas canarias tienen que acercarse a la innovación, pues la inversión en este apartado es paupérrima hasta ahora, “por lo que todo lo que se hace en las Islas se hace desde los organismos públicos, algo que es insostenible”.
Presupuestos para investigación
Según informa el Gobierno, el presupuesto de 2005 de este área aumentó un 17,6% en relación al ejercicio anterior, al consignar las dotaciones para poner en marcha el Plan Canario de I+D. Sin embargo, este plan lleva aprobado desde 2003 y, hasta ahora, la aportación económica para impulsarlo había sido de 32 millones de euros en 2004, que subió a 38 en 2005, un 0,7% del presupuesto total. Pese a estas cifras, las traducciones prácticas de las mismas aún no son percibidas por el colectivo de investigadores, que denuncia una y otra vez la precariedad que se da en este ámbito, pues se da la circunstancia de que los profesores universitarios que investigan sobrepasan ya los 55 años y que las universidades canarias no pueden, por falta de medios, contratar a investigadores senior.
Los jóvenes investigadores viven gracias a becas que tienen una duración de cuatro años y que, en muchas ocasiones, se pagan con retraso o a contratos que no se renuevan o cuyas convocatorias se convierten en anécdotas. Un paso fundamental para dar el impulso necesario a la investigación en las Islas es potenciar este aspecto, pues se corre el grave riesgo de que no se produzca el relevo generacional porque las plazas de profesor universitario cada vez son menos accesibles y ésta es actualmente casi la única salida real entre estos profesionales.
El director de la Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de Canarias tiene una visión más comercial de la ciencia y parte de su trabajo consiste en intentar convencer a los investigadores canarios de que también la tengan. “El éxito de un proyecto científico no puede medirse -como se hace hasta ahora- en el papel y a través de una publicación científica”, asegura Brito, quien insiste en que “los resultados de algunos proyectos se pueden medir en publicaciones o patentes, pero eso ya está desfasado y tendremos que empezar a medirlos en, por ejemplo, contratos con empresas”.
“Todos los informes coinciden en que nuestra trayectoria universitaria está un poco de espaldas a que puede ser el desarrollo económico regional, pues no se transfieren los resultados de los proyectos que se hacen en las universidades a las empresas y al sistema productivo”, añade Brito, quien recuerda que aún midiendo la productividad en patentes, “éstas son muy pobres”. Así, según el informe Cotec 2005, Canarias realizó en 2003 sólo 41 solicitudes de patentes de las que fueron concedidas 15, lo que supuso el 0,9% de las 1.599 patentes que se obtuvieron en toda España ese año. Con respecto a las publicaciones en revistas científicas, Canarias tuvo 0,77 documentos por 10.000 habitantes, una cifra muy inferior a los 1,26 de Murcia o a los 0,90 de Galicia por poner ejemplos lejanos de las regiones donde se concentra la producción científica como Madrid (2,27) o Cataluña (1,26).
“Está claro que hay que generar un mejor entorno entre universidades y empresas, posiblemente con la participación del Gobierno, para crear un mejor red de transferencias de resultados”, reflexiona este responsable, que entiende que un “instrumento clásico para realizarlo pueden ser los parques tecnológicos, ya que en estos momentos no tenemos ninguno”. En esa línea, Brito recalca que los centros públicos tienen que ir a sistemas mixtos junto a las empresas. Tal vez esa sea la solución.
Más presupuesto para 2006
Una de las decisiones del Gobierno de Canarias ha sido aumentar el presupuesto destinado a Investigación en un 25% en las cuentas de 2006 respecto a las de 2005, con un presupuesto que suma 48 millones de euros frente a los 38 del año anterior. Gran parte de los puntos del nuevo plan se centran en la dinamización empresarial y en el intento que el sector productivo en las Islas se abra a la investigación. Este aspecto tendría dos resultados positivos. Por una parte, podría aportar un enriquecimiento económico; y por otra, sería la forma de emplear fuera del mundo académico a los cientos de científicos, doctores y tecnólogos que cada año se titulan en las Islas y que en la actualidad tienen que sobrevivir en un complicado entramado de becas y de empleos precarios.
La política de innovación, que se desarrolla a través de las consejerías de Industria, Educación y Agricultura, principalmente, tiene un presupuesto de unos 48 millones de euros, sin incluir el presupuesto de las universidades ni de la investigación hospitalaria. El Gobierno pretende que se produzca la ansiada transferencia entre la ciencia y la sociedad. “No descuidaremos la ciencia básica”, matiza Julio Brito, “pero potenciaremos aquellos proyectos con una proyección real”. Además, insiste en la necesidad de que los científicos se centren en aquellas materias que se consideran prioritarias.
Los puntos del plan de choque del Gobierno de Canarias
Empresas.- El Plan de Choque 2006 promoverá la innovación en las empresas canarias. Creará los centros de innovación y desarrollo empresarial (CIDE) que tendrán la función de informar y asesorar a las empresas en materia de innovación, llegando a realizarles diagnósticos tecnológicos. Habrá ayudas a los centros para sufragar gastos de personal. También se establecen los centros tecnológicos mixtos (CTM), que son agrupación de empresas y centros de investigación para afrontar grandes proyectos. El objetivo es que en 2006 se formen entre cinco y 10. Se potenciará la creación de agrupaciones sectoriales (Cluster). El Ejecutivo dará ayudas a fondo perdido a nuevas micropymes de base tecnológica.
Inversión y Extranjero.- El Ejecutivo promoverá programas para financiar actividades encaminadas a captar empresarios con fondos en la Reserva de Inversiones de Canarias (RIC) dispuestos a invertir en tecnología e innovación. Además, se apoyará a las nuevas ideas empresariales susceptibles de ser desarrolladas en Canarias utilizando diferentes fuentes de contacto en el extranjero. El Ejecutivo continúa con el programa de incorporación de científicos y tecnólogos a empresas y centros de investigación para fomentar empleos en este sector. El Plan también incluye continuar con la iniciativa de talleres dinamizadores de innovación para formar a jóvenes titulados de las universidades canarias para incorporarlos como becarios a las empresas.
Proyectos concretos.- El Plan de Choque 2006 abanderará una serie de proyectos concretos como son los relativos a la acuicultura oceánica y el desarrollo de actividades socioeconómicas en el medio oceánico, incluida la producción de energía eólica. También se añade un proyecto, liderado por el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), sobre el fomento de la energía solar fotovoltaica en las Islas. Otro objetivo prioritario para los años 2006-2009 es que Canarias sea considerada como Biorregión; es decir, que acoja grandes centros y programas de investigación en biotecnología y biomedicina. En el plan del Gobierno se incluye el desarrollo de la Agencia Canaria de Calidad Turística y varios proyectos relacionados con la horticultura.
Gestores y fiscalidad.- El Ejecutivo, junto con las dos universidades canarias, impulsará la formación de gestores de la I+D+i, una nueva profesión con la que se pretende aumentar la tasa de éxito de los proyectos innovadores. Potenciarán la red de transferencia tecnológica de las universidades, a través de las OTRI, con el fin de divulgar su trabajo. Además, se plantean mecanismos para mejorar la fiscalidad especialmente con la Reserva de Inversión de Canarias para las empresas que innoven.