Nos gustaría pensar que el año 2005 ha sido el último de un ciclo. Este ciclo, que nos ha permitido gozar de una programación sinfónica de primera línea y nos ha hecho sentir felices por haber contado con una orquesta sinfónica de altísimo nivel, ha degenerado en una monodieta de gran sinfonismo y ópera del XIX. Nos gustaría soñar con que 2005 ha sido el fin de una dieta hipercalórica, desequilibrada, falaz y el comienzo de una dieta sana, que mezcla periodos, estilos, agrupaciones y corrientes interpretativas.
Nos gustaría soñar… pero creemos que es más realista pensar que 2005 ha sido un año más: el resultado previsible de una gestión cultural confusa, no planificada, que no se plantea estrategias, que no se evalúa, que parece no poder ser discutida y que sólo parece intentar satisfacer a un público conformista (quizá porque esté poco informado) y a unos responsables públicos muy poco ambiciosos cuando se habla de cultura (seguro que por estar poco informados). El grueso de la oferta pública canaria en el campo de la música de canon clásico se efectúa a través de cinco entidades o eventos principales: el Festival de Música de Canarias, el Patronato Insular de Música de Tenerife (Orquesta Sinfónica de Tenerife), la Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, el Festival de Ópera de Gran Canaria y el Festival de Ópera de Tenerife. A través de éstas, las administraciones públicas de Canarias pueden estar invirtiendo una suma, nunca claramente explicitada, que podría estar en torno a los 21 millones de euros (unos 3.500 millones de pesetas).
Consideramos que constituye una inversión perfectamente adecuada, si acaso algo escasa, pero mal empleada y sin futuro. Y es por ello por lo que creemos necesaria una profunda reflexión y un cambio; en definitiva, una crisis. Lo que creemos necesario someter a reflexión es el conjunto de acciones de las entidades que han nacido sin un proyecto público claro y sin ningún responsable con la voluntad o el discernimiento para adaptarlas al marco sociocultural vigente. Las dos orquestas surgieron o resurgieron desde un ámbito insular, sin considerarse la oportunidad y viabilidad financiera de esta duplicidad. Desde el ámbito regional se añadió el Festival de Música como una tercera oferta sinfónica dictada por una voluntad política individual y definida como tal por una gestión pública también dictada por el gusto personal. Y los dos Festivales de Ópera siguen en ámbitos insulares, nutriéndose de las subvenciones públicas y de los gustos esclerotizados de unos círculos de aficionados, dentro de marcos de gestión disfuncionales por el arcaísmo o el amateurismo.
La necesidad de la variedad
La necesidad de una crisis reside en el hecho de que con una inversión de 21.000.000 de euros,
el 95% de la oferta musical pública en Canarias se reduzca a sinfonismo y ópera en el marco temporal 1770-1950 y con criterios interpretativos mainstream. La inexistente versatilidad de la oferta -y experiencia- musical en términos de autores, obras, estilos, periodos y estilos interpretativos es un hecho cuya extrema gravedad sólo puede ser explicada por ignorancia, gustos e intereses personales. Pero la necesidad de someter la situación a crisis también se fundamenta en el hecho de que el 95% de esa inversión se dirija tan sólo a las dos áreas metropolitanas capitalinas; en la escasa proyección insular, nacional e internacional de nuestras dos orquestas; o en el limitado alcance social de los festivales de ópera, que se intenta paliar programando los 40 principales sin analizar otras posibles causas, como la política de precios o la publicidad.
Nuestra crítica afecta exclusivamente a los modelos de gestión de estas entidades y a la ausencia de proyectos claramente definidos y coordinados desde y para el marco sociocultural en el que operan. Esta ausencia de objetivos explícitos en una actividad tan costosa, así como la incomprensible ausencia de diálogo público nos hace pensar que la trayectoria de estas entidades intocables ha estado hasta ahora en manos de personas con una discutible capacidad artística, y una indiscutible incapacidad como gestores culturales públicos. La visión de la crisis necesaria nace de la capacidad para valorar los medios en que opera la gestión y de una profunda valoración de todo cuanto la música clásica supone en términos de ocio de calidad, deleite estético y reto intelectual. Abruma pensar que tengan que pasar otros 20 años de derroche cultural para que una nueva generación de actores y pensadores lleguen a plantearse una auténtica crisis incendiaria y acaben de forma radical con 40 años de malgasto y esclerotización.
Festival de Música de Canarias de 2007
La presencia de Christian Thielemann, Semyon Bychkov y Simon Rattle en el podio, la intervención de orquestas como la Filarmónica de Berlín, la WDR Sinfonierorchester Köln o la Münchner, así como la participación de solistas y cantantes de la talla de Ian Bostridge, Matthias Goerne, Cristina Gallardo-Domâs, Katia y Marielle Labèque, Han-Na Chang y Gautier y Renaud Capuçón, además del BBC Symphony Choir o The Sixteen, protagonizan la próxima edición del Festival de Música de Canarias, que ofrecerá 22 conciertos entre el 7 de enero y el 2 de marzo de 2007. La soprano Amanda Mace, el tenor Ian Bostridge, el bajo Matthias Goerne y el BBC Symphony Choir serán los encargados de poner voz al Réquiem de Guerra de Benjamin Britten con el que se inaugura el XXIII Festival de Música de Canarias. Junto a ellos, la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Este primer concierto de 2007 tendrá lugar en el Auditorio de Tenerife el 7 de enero, repitiéndose en Las Palmas de Gran Canaria dos días después. La visita del director Christian Thielemann, que llega al frente de la Münchner Philharmoniker, se centrará en la obra de Anton Bruckner, del que se podrá escuchar la Sinfonía número 5 en si bemol mayor, y la Sinfonía número 8 en do menor. Una de las citas ineludibles del Festival será la versión concierto de Tristan und Isolde, de Richard Wagner, que llega de la mano de Semyon Bychkov al frente a la WDR Sinfonieorchester Köln el 4 de febrero en el Auditorio Alfredo Kraus y el 10 de febrero en el Auditorio de Tenerife. Pilar Jurado y Juan Manuel Ruiz protagonizan los estrenos del XXIII Festival de Música de Canarias. La primera lo hará a través de la Helsinki Philharmonic, mientras que el de Juan Manuel Ruiz lo interpretará la Netherlands Symphony Orchestra.