Canarias se moviliza en busca de Sara y Yéremi

Si la desaparición de una persona causa siempre alarma, las sensaciones se agudizan cuando se trata de de un menor y todo apunta a un rapto. Desesperación, nerviosismo, olvido y, por último, esperanza y resignación. Ése es el calvario por el que atraviesan sus familias. Y ése es el trance por el que pasan actualmente los familiares de Sara Morales y Yéremi Vargas.

Sara Morales es una menor de 14 años que desapareció en Las Palmas de Gran Canaria el 30 de julio de 2006, cuando salió en dirección al centro comercial La Ballena. Sara cumplió 15 años fuera de su casa, aunque sus padres y hermanos no pierden la esperanza de volverla a ver. Cuando aún no se habían apagado los ecos de esta desaparición que movilizó a instituciones, organismos y ciudadanos en una campaña de búsqueda sin precedentes en todo el Archipiélago, en abril de 2007 se producía la extraña desaparición del niño Yéremi Vargas, de siete años, cuando jugaba en las proximidades de su casa en Vecindario, también en Gran Canaria. Y todo ello se completa con una desaparición que ha ocupado las primeras páginas de periódicos, ha abierto informativos y ha llegado a los lugares más recónditos del planeta: el presunto secuestro de la niña de dos años, de nacionalidad británica, Madeliene McCann, cuando pasaba unos días con sus padres en la costa del Algarve portugués.

¿Qué está pasando para que desaparezcan menores y no se encuentre pista alguna que conduzca hasta ellos? Huelga decir que la globalización también ha llegado al mundo de la delincuencia. Internet se ha convertido en su arma preferida. En el caso de Sara Morales, el Cuerpo Nacional de Policía, diez de cuyos agentes se trasladaron a Las Palmas de Gran Canaria desde Madrid para comenzar de nuevo las investigaciones, pero esta vez partiendo de cero, descubrieron con asombro que, rastreando los contactos a través de sus Messenger, estos llegaban hasta los Estados Unidos y que superaban el número de 300. En este caso, la colaboración de la Justicia norteamericana es fundamental para que la empresa Microsoft facilite la autorización y el acceso final a los datos que interesan contrastar a los investigadores y poder seguir las pesquisas. Pero el rastro se difumina en países como Reino Unido, Holanda, Italia, Marruecos, Francia y Grecia, que están relacionados con algunos contactos que la menor tenía en la red.

Una petición incomprensible

En Canarias el grupo parlamentario de Coalición Canaria pidió la creación de una Comisión de Investigación en el Parlamento de Canarias que estudiase la desaparición de Sara y Yéremi, algo inútil por otra parte, carente de sentido al no tener facultades el Gobierno Canario en esta materia. Esta propuesta sólo es entendible, y muy difícilmente, como un llamamiento a ponerse las pilas a los investigadores, tanto de la Policía como de la Guardia Civil, instituciones sobre las que recaen las pesquisas de Sara Hernández y Yéremi Vargas, respectivamente. Sólo en este caso sería de apoyar por todos los sectores de la sociedad. Mejor camino es el que han mostrado los ministros de Justicia e Interior de la Unión Europea, quienes apostaron en la última reunión celebrada en Lisboa en octubre de 2007 por poner en marcha un sistema de alerta rápido europeo en los casos de secuestro y desaparición de niños. Para ello, apuntaban dos mecanismos: la creación de una lista de niños desaparecidos en un futuro portal de Internet comunitario, y la instauración del número de teléfono único (el 11 60 00) para denunciar estos casos y que está operativo en diez de los 27 estados miembros.

Esta alerta temprana sólo existe en tres países europeos, Francia, Portugal y Grecia, mientras que Bélgica lo pondrá en marcha próximamente. Algún país ha apostado por incluir avisos en los paneles de información de las autopistas o el envío de mensajes de telefonía móvil. Mientras los ministros se ponen de acuerdo, dos hogares canarios recuerdan de manera permanente a dos niños que han cumplido años privados de libertad y de estar al lado de los suyos. Sara y Yéremi se vienen a unir al millón de menores que cada año son víctimas de tráfico en todo el mundo, mientras que otros 40 millones sufren de malos tratos. Nosotros, los periodistas, tenemos un arma: los medios de comunicación en los que trabajamos. Con ellos podemos aportar nuestro grano de arena para apoyar a sus familiares, que, a pesar de ya casi no contar con fuerzas, no dejan de buscarla ni mantener la esperanza. Ellos deben sentir que desde nuestra labor nosotros tampoco olvidamos ni perdemos la esperanza de, algún día, poder abrir el periódico con un titular como éste: “Hallan sanos a los menores Sara y Yéremi”.

Tenerife llora a Fernanda Fabiola

Tenerife también vivió una semana conmocionada por la desaparición de una menor, Fernanda Fabiola Urzúa, una adolescente de 15 años, de nacionalidad chilena, cuyo cadáver apareció el pasado 2 de agosto. La muchacha fue raptada en las proximidades de su domicilio en el barrio de El Fraile (Arona), el 26 de julio. En un intenso servicio desarrollado por la Guardia Civil, que desplazó a la Isla a los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y, todo hay que decirlo, gracias a la colaboración ciudadana, era detenido el presunto asesino, Héctor Fabio Franco Giraldo, un colombiano de 28 años de edad que acabó con la vida de la joven tras golpearla con una piedra en el intento de abusar sexualmente de ella. La negativa de la víctima le costó la vida. En este caso, su familia pudo recuperar su cuerpo y darle sepultura. Ahora, su asesino espera en la prisión Tenerife II a que se celebre el juicio.

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