El cine canario vive su ‘año de las luces’

Las voces coinciden y el diagnóstico es casi el mismo: “extraordinario”. Así que no ha resultado demasiado difícil elaborar una radiografía del cine canario, o del cine hecho en Canarias o, sencillamente, del cine de Canarias en el último bienio. Los especialistas advierten, sin embargo, que todavía hay mucho trabajo por hacer, aunque parece que la base para armar el edificio de una hipotética industria del audiovisual en las islas comienza por fin a tomar forma.

Canarias aún está lejos de alcanzar la media de tres o cuatro largometrajes al año para consolidar el sector, pero lo suple con las excelentes perspectivas en producción de cortometrajes y en películas de animación, lo que hace profetizar a los más agoreros que el cine de Canarias puede ser una realidad. El cine de Canarias por lo menos está viéndose fuera de las fronteras insulares y, esporádicamente, obtiene los suficientes galardones y reconocimientos como para apostar por él. Al menos eso opina la directora del Plan Canario Audiovisual de Canarias Cultura en Red, Patricia González Cámpora, quien destaca los buenos resultados de lo último que se ha cocido en los fogones cinematográficos del archipiélago.

Pongamos algunos ejemplos. Entre 2005 y 2006 se han rodaron en las islas un total de 17 largometrajes, en doce de los cuales estuvo implicado de manera directa el Gobierno de Canarias. Paralelamente, se ha iniciado una carrera de fondo para instalar el esqueleto de un sector que todavía está cojo, pese a que el departamento de Audiovisual cuente con dos millones y medio de euros, que aportan Canarias Cultura en Red y la Consejería de Industria, para dinamizarlo con el fin de despertarlo de su ya característico letargo. Lo que está claro, opinan los profesionales, es que por fin “algo se mueve”. Y que hablar de cine de Canarias ya no es una entelequia, sino algo que comienza a ser real aunque todavía resulte difuso.

A ello ha contribuido de manera indirecta cineastas como el tinerfeño Juan Carlos Fresnadillo, quien tras ser nominado por primera vez en la historia del cine español al Oscar de Hollywood al mejor cortometraje por Esposados, empieza a consolidar una carrera internacional que inició en Londres con 28 semanas después y ahora continúa en Hollywood bajo el padrinazgo de Steven Spielberg con el rodaje en Los Ángeles de su primer filme norteamericano, Wednesday. Como respuesta al efecto Fresnadillo, y quizá con el objetivo nos tememos que perdido de evitar nuevas fugas de cerebros, el Gobierno de Canarias ha respaldado producciones canarias como El vuelo del Guirre, de Santiago y Teodoro Ríos, y La Caja, de Juan Carlos Falcón, título que está cosechando una carrera cinematográfica coronada de premios mientras prosigue su carrera comercial sin hacer mucho ruido.

En 2006 y 2007 se estrenaron también, con la colaboración del Ejecutivo regional, el frustrado experimento Caótica Ana, de Julio Medem; un simpático y arriesgado largometraje de animación titulado Gritos en el pasillo; así como La vida según Ofelia, del cubano Rolando Díaz y La hora fría, de Elio Quiroga. En nevera, o en fase de postproducción, esperan El amor se mueve, de la palmera Mercedes Afonso; No-Do, también de Elio Quiroga; Que parezca un accidente, de Gerardo Herrero; Soldados en la sombra, de Manuel H. Umo; La isla interior, de Dunia Ayaso y Félix Sabroso; y la polémica, antes incluso de su estreno, Óscar, el color del destino, del tinerfeño Lucas Fernández.

González Cámpora considera que el éxito de público que han alcanzado algunos de estos títulos, como La caja, es porque su director supo contar una historia local con carácter universal. O lo que es lo mismo, para toda clase de espectadores, independientemente de cual fuera su origen nacional. El Gobierno de Canarias ha apostado también por el cortometraje al articular un sistema que permite dar a conocer estos trabajos por el mundo, como es Canarias en corto y el espacio promocional Objetivo Canarias, que nació para vender “nuestro cine” en mercados nacionales e internacionales.

Que el cine está moda y que el Gobierno de Canarias comienza a ver el fenómeno con una nueva mirada se materializa con el apoyo que actualmente presta a los diferentes certámenes cinematográficos que se celebran en las islas. ¡Hasta nueve festivales de cine! Ahí está el Festival de Cine Villa de La Orotava (cortometraje); Docusur, en Guía de Isora, Tenerife, especializado en documentales; el Festival Internacional Cuentometraje, también de cortos y que se celebra en Los Silos; el Festival del Sol, de cine gay y lésbico en Las Palmas de Gran Canaria; el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria; el Festival de Cortos de Playa de Las Américas y el Corto-Festival Dunas de cine y video, que acoge en mayo Corralejo, en el municipio de La Oliva (Fuerteventura).

A esta larga e insólita lista de certámenes se añade también el concurso de creación audiovisual y cinematográfico Canarias rueda, que sólo acepta trabajos realizados en vídeo digital. No podemos olvidar la redacción, tras ser aprobada una Proposición No de Ley en la Cámara regional, del Libro Blanco del Sector Audiovisual de Canarias, un plan metodológico que pretende definir y ordenar las claves que podrían guiar la todavía naciente industria a este lado agitado del Atlántico. Voluntad hay. Así que la apasionante aventura del cine de Canarias continúa sin llegar a un abrupto the end. De hecho, son muchos los que desean que no haya una segunda ni tercera parte de un proyecto cinematográfico porque, “como todo el mundo sabe”, éstas casi nunca fueron buenas.

Facebook
Twitter
LinkedIn
COrreo-e
Imprimir

Patrocinadores

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad