La pobreza: la cara más dura de la crisis

La crisis económico-financiera que nos ahoga ha mostrado su cara mala, yo diría que malísima, en los últimos meses del año 2008. Y nos dicen que el próximo 2009 aún será peor. Pero soy optimista y espero que no se cumplan los vaticinios de los economistas en el sentido de que la crisis tendrá forma de ‘L’ (larga depresión sin recuperación), para que tenga finalmente estructura de ‘U’ (unos meses más de crisis, con posterior recuperación).

La crisis ha repercutido muy negativamente entre el tejido social canario y, sobre todo, en aquellas familias que, estando encuadradas en la llamada clase media, antes de producirse la debacle ya llegaban a duras penas a final de mes. Pero también ha influido muy gravemente y en límites muy desproporcionados a muchas familias que ya estaban bajo el umbral de la pobreza. Y aquí es obligado recordar a ese 21 por ciento de hogares que en 2007 ya estaban en dicha situación, según nos dijeron desde departamentos oficiales del Gobierno Autónomo. Y es que finalizando 2007, ya se superaban los 148.000 hogares canarios que se encontraban en situación de pobreza, que representaban algo más de 420.000 personas.

En Canarias, como en todo el Estado, hemos vivido unos años de bonanza económica que, a la vista de la situación actual, se me antoja de ficticia, porque no ha repercutido de igual manera en las capas más pudientes de la sociedad y que en las menos. Pero por otro lado, nos hemos dedicado a empobrecernos nosotros mismos. Hemos dedicado estos años al consumismo: tener un coche cada miembro de la familia, un televisor en cada habitación de la casa, tres o cuatro ordenadores en casa (somos expertos en redes informáticas caseras), vivienda habitual y apartamento de playa, y así un largo etcétera que nos ha llevado donde estamos. La crisis era predecible desde hace más de un año, pero muchos gobiernos (entre ellos el nuestro) no tomaron las medidas oportunas en su momento y ahora nos asfixia una severísima crisis que podría haber sido algo más benigna.

Muchas familias que adquirieron deudas por encima de sus posibilidades, ahora se ven abocadas a hacer frente a pagos que no pueden cumplir. Y no sólo en situaciones de falta de empleo, sino sin ese problema. ¿La razón? Las hipotecas han subido y los gastos generales y básicos también. Por ejemplo, la alimentación (recordemos que de enero a diciembre de 2008 ha subido el pan un 48 por ciento, la leche un 47 y, en conjunto, más de un 50 por ciento algunos productos de la alimentación familiar básica). Y así se ha llegado a la pobreza; sí, en cualquiera de sus grados. Porque si tratamos de hacer frente al pago de hipotecas o alquiler, gastos de comunidad, suministros, préstamos personales, tarjetas de crédito (comerciales y bancarias), gastos del coche o coches y algunos otros más, ¿qué nos queda para comer y vestirnos?

Y no menciono ningún otro gasto adicional como sería, por ejemplo, salir de vez en vez y tener un rato de asueto. Y lógicamente, estoy refiriéndome a familias con unos ingresos normales en los que trabajen los dos miembros de la pareja y, por ejemplo, sólo tengan uno o dos hijos. Pero ¿y si les hablo de parados o pensionistas? Sobre estos últimos diré que hay matrimonios cobrando una única pensión de jubilación de 658 euros/mes; y también los hay con pensiones no contributivas de 318 euros/mes. Por eso debemos recordar, que antes de la llegada de la crisis con toda su identidad, al acabar 2007, seis de cada 10 mayores de 65 años ya se encontraban bajo el umbral de la pobreza en Canarias.

La labor de Cáritas

Los seis primeros meses del año 2008 hicieron saltar las alarmas de las cáritas parroquiales y arciprestales con el incremento de las demandas. Se superó el 40 por ciento de las mismas respecto del mismo periodo del año 2007, llegándose a producir situaciones de angustia entre familias que veían peligrar su continuidad en pisos de alquiler al haberse visto obligadas a dejar de pagar, quedando en previsión de desahucio. De ahí que en el periodo indicado, y para vivienda, hayamos tenido un incremento en las demandas de un 65 por ciento respecto del promedio de 2007, así como un 89 por ciento en alimentos, un 87 por ciento en transporte y en menores porcentajes para educación-formación, gastos de farmacia y otros. Y la situación se ha visto incrementada en el segundo semestre, por lo que el balance final de 2008 mucho me temo que va a darnos un resultado muy negativo, porque si sólo en el primero el número de ayudas económicas demandadas alcanzó el 78 por ciento de todas las que hubo en 2007…

Me hacen preguntas en el sentido de qué perfiles o características tienen las personas que demandan ayuda de Cáritas. Pues hay muchas que vienen por primera vez y son aquéllas que he comentado en párrafo anterior; o sea, las que antes de la crisis tenían dificultades para llegar a fin de mes, es decir: vulnerables a la pobreza. Y por otro lado se incrementan las peticiones de ayuda en otros perfiles demográficos, como mujeres solas con cargas familiares, con problemas de violencia de género o conciliación familiar y laboral. También hay hombres en paro muy reciente que tenían empleo de baja cualificación (fundamentalmente del sector de la construcción y del de la hostelería), familias jóvenes con hijos pequeños (un perfil de los que han experimentado cambio, pues se ha pasado de atender a familias de entre 35-45 años a hacerlo con 25-35) o mujeres inmigrantes con 40 o más años en demanda de ayudas para el empleo, pues sus maridos han perdido el trabajo y precisan de ingresos familiares o ellas han quedado en el paro al haber repercutido esta crisis en las Empleadas de Hogar, donde mayoritariamente busca trabajo este colectivo de mujeres.

Como quiera que los ayuntamientos, debido a la crisis, tienen graves dificultades para resolver estas atenciones sociales, hay muchas derivaciones de personas a Cáritas. Y ello repercute negativamente en nosotros, ya que la fuente de ingresos de que se nutren las cáritas parroquiales y arciprestales son colectas en las misas de iglesias y parroquias el primer domingo de mes, el Día de Caridad (Corpus Christi) y las aportaciones de socios, benefactores y personas de bien. Se están dando casos de tener que compartir con dos familias el vale de alimentos que se entrega para el supermercado de la zona. Esperamos que con la inyección económica en forma de cuatro millones de euros del Gobierno Autónomo a los ayuntamientos (para atender en gastos de vivienda a 8.000 familias del Archipiélago) disminuyan estas demandas y podamos satisfacer otras necesidades en mayores cuantías.

Eso sí, los lamentos debemos dejarlos atrás. Hay que mirar al futuro con optimismo y esperanza de que todo pase y volvamos a una situación de normalidad; nos despertaremos un día y pensaremos que ha sido un mal sueño que duró algo más de las ocho horas habituales. Pero no olvidemos por lo que estamos pasando y recobremos el sentido común, no vaya a ser que volvamos a caer en los excesos cometidos por todos y cada uno de nosotros que hicieron caldo de cultivo para que estallara esa llamada burbuja financiera, llena de mierda (con perdón) y que nos ha enmerdado a todos. Bueno, sólo a muchos. Porque siempre hay privilegiados y, en tiempos de crisis, el rico siempre será más rico; y el pobre, paupérrimo. Un ejemplo: según datos de la Agencia Tributaria, mil canarios tienen fortunas que suman cuatro mil millones de euros. ¿Y usted?

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