Canarias se encuentra en un tiempo de cambio importante. Estamos inmersos en una situación económica delicada, que afecta a todo el mundo, y que en nuestras Islas tiene su reflejo, por ser una economía vinculada la las oscilaciones del mercado y al turismo. Por ello, es la hora en que las Administraciones lideren el cambio, permitiendo y fomentando la inversión productiva y la generación de recursos para los que más lo necesitan.
En Gran Canaria, el Cabildo ya trabaja en esta línea y pretende ser el estímulo para otras administraciones. Nos hemos marcado como objetivos la consolidación de un plan de infraestructuras que nos coloque en el eje de la logística del Atlántico medio, con un plan aeroportuario que permitirá canalizar hacia esta isla un nodo de comunicaciones e infraestructuras tendentes a consolidar esta posición, y que, además, aportará empleo estable directo e indirecto.
Por ello, y como es lógico, el transporte y la planificación del mismo, como red arterial que cruza la isla y comunica cada uno de sus puntos, también está siendo objeto de un análisis y una planificación exhaustiva. Asimismo, el consorcio turístico del Sur de la isla, permitirá, en otro de los frentes, adecuar y mejorar nuestras infraestructuras turísticas a una realidad que ha evolucionado. Este modelo probablemente será ejemplar para otras zonas del archipiélago.
Como no podía ser de otra manera, todo esto está acompañado de la ordenación del territorio, con la puesta en marcha de los planes territoriales, que nos permitirán poner los cimientos para que un territorio tan sensible como el nuestro, por sus dimensiones y su riqueza geográfica, esté protegido de especulaciones y malas actuaciones, y nos garanticemos un crecimiento productivo, pero también un uso sostenible que respete y cuide el medio ambiente, para un futuro a medio y largo plazo.
Pero también el sector primario es una de nuestras prioridades. En un mundo cada vez más global, el sector agropecuario juega un papel fundamental en el abastecimiento de productos de primera necesidad y, a pesar de haber estado olvidado por gobiernos anteriores, este Cabildo hace una apuesta firme para su relanzamiento, potenciando la agrupación de los productores en cooperativas u organizaciones y actuando en todo el espectro que esto supone, desde la potenciación de los cultivos y ganaderías hasta la creación y apoyo de industrias agroalimentarias que permitan que la riqueza del sector se vierta realmente en los productores y, por ende, en nuestro territorio.
De igual forma, planificamos la conservación de nuestro patrimonio como una herencia que tenemos que hacer llegar a generaciones venideras, pero desde una óptica que permita no sólo conservarlo sino dotarlo de valor social y cultural, con un uso pensado para que sirva de vehículo de transmisión de nuestra propia historia y costumbres.
Pero, bien es cierto, el Cabildo no es insensible al bien más valioso que tiene la isla: sus ciudadanos. Hemos hecho y continuaremos desarrollando una gestión dirigida a mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes, especialmente aquellos con menos recursos. La lucha contra la pobreza, contra el desempleo, las políticas sociales –especialmente dedicadas a los colectivos más desfavorecidos: ancianos, niños y personas en riesgo de exclusión– o la política de viviendas accesibles son tareas de prioridad ineludible.