Cooperación con África: un reto de futuro

El desarrollo social y económico de los pueblos es un proceso que ha pasado siempre por períodos cuyos cambios sólo se aprecian de manera muy lenta. Por ello es de suponer que en un futuro no excesivamente lejano un buen número de países del continente africano -esperemos que sea el mayor número posible- habrá de iniciar una fase de desarrollo promovida por factores internos, propios de cada una de esas naciones.

En el desarrollo de estos países africanos no hay que desdeñar, en cualquier caso, el papel que de seguro habrán de desempeñar los países europeos -y mejor aún de toda la Unión Europea-, en donde aquéllos se deben implicar por razones históricas y culturales, hasta que ambos terminen por confluir en un mismo fin. El cambio de mentalidades que se ha iniciado en buena parte de las sociedades occidentales nos permite intuir que en las relaciones internacionales prime por encima de todo la apuesta por el desarrollo de la ciencia y de la inteligencia humana, con la esperanza de que nos conduzca a una mayor solidaridad intersocial, interterritorial e internacional, antes que a la tradicional confrontación que ha conformado muchos siglos de historia europea, tanto en lo relativo a los procesos que condujeron a su estatus político-territorial actual, como en lo concerniente a sus relaciones -en este caso de manera específica con los países del continente africano-, que en buena medida han sido de ingrata memoria, como la repartición de África en la Conferencia de Berlín (1884-1885), o el de la infamia humana -permítanme la referencia al escritor argentino Jorge Luis Borges-, la de la esclavitud, que por cierto también sufrieron los primitivos habitantes de estas islas, mucho antes de que aconteciera en ninguna otra comunidad atlántica.

La creencia de que el desarrollo de las naciones ha de contribuir al avance de otros pueblos y de otras gentes, y no al contrario, se perfila hoy como el fundamento de un concepto diferente en las relaciones de un deseado nuevo orden internacional. Y es en este contexto en el que se habría de promover que Canarias sea lugar de encuentro internacional para la cooperación con las naciones de África. Estas islas tienen y han tenido a lo largo de su historia una vocación de paz. Y por su geografía y su historia se han visto obligadas a desempeñar un papel de encrucijada en las grandes rutas oceánicas. Primero, durante siglos hacia las tierras americanas por ser “camino para las Indias”, pero también, y aunque son hechos menos conocidos, por aquí se siguió una ruta obligada por los países de Europa, principalmente la Corona de Portugal, durante el proceso de descubrimiento del sur de África. Y ésta fue también la pretensión de la Corona de Castilla, en época de los Reyes Católicos, cuando el por entonces Señor de las Islas Canarias, Diego García de Herrera, mandó construir en el último tercio del siglo XV la Torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña en la laguna de Nayla, en la costa marroquí, cuyos restos son aún visibles. Fue un intento de expansión que se abortó, como es bien sabido, por el descubrimiento en 1492 de nuevas tierras que conforman hoy los pueblos de América, lo que cambió el rumbo de una política africana que con anterioridad había iniciado la corona castellana.

Lugar de encuentro.Canarias ha de ser lugar de encuentro para África, al menos para el África cercana, porque de nuevo por su historia y por su geografía sigue siendo la última frontera de Europa por el Atlántico; o si se quiere, desde otra perspectiva, la puerta de entrada atlántica desde África hacia la Unión Europea. Y de nuevo estas islas deben ser para África el nexo con Latinoamérica, como en otro tiempo lo fueron de escala en el Atlántico para la Corona de Castilla, demostrando de este modo su carácter tricontinental, del que tanto se ha hablado, hasta conformar en el futuro una auténtica comunidad atlántica junto a las islas de la Macaronesia, dando contenido así al concepto de atlanticidad al que tantas veces se ha referido Juan Manuel García Ramos, profesor de la Universidad de La Laguna. Y del mismo modo que Andalucía es la puerta de España y de Europa hacia y desde los países del Magreb, Canarias debe serlo para los que se hallan situados de norte a sur a lo largo de la franja ribereña del Atlántico sur africano, como también los más próximo a éstos. Canarias debe ser por ello sede permanente de una Conferencia Internacional de Cooperación con África en el que puedan converger todos los campos considerados de beneficio mutuo. Y el Gobierno de Canarias debe desempeñar un papel imprescindible en este campo de la cooperación en estrecha colaboración con el Gobierno de España.

No son nuevas las relaciones de Canarias con África. Bien al contrario. Hay detrás un gran esfuerzo en la organización y mantenimiento de la Feria del Atlántico de Las Palmas de Gran Canaria, que desde hace muchos años ha desempeñado un papel relevante como avanzadilla hacia África en los intercambios comerciales, al enriquecer muchos programas de actuación más tarde desarrollados por las Cámaras de Comercio de las dos provincias canarias junto con PROEXCA (la empresa pública de promoción exterior de Canarias), a los que se ha acompañado además de una importante labor de divulgación sobre aspectos diversos en el comercio canario-africano. En esta labor, como no podía ser de otra manera, han primado sobre todo los intercambios económicos, aunque también se han iniciado algunos de carácter cultural, enriquecidos con el impulso extraordinario de la Casa África ubicada en la capital grancanaria, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Y es en este marco y con este espíritu con el que la Universidad de La Laguna (a través del Vicerrectorado de Relaciones Universidad y Sociedad y en estrecha colaboración con el Comisionado de Acción Exterior y la Dirección General de Relaciones con África del Gobierno de Canarias) organizó la conferencia de rectores canarios y africanos para establecer un primer contacto con universidades africanas próximas a Canarias, desde la ribera atlántica marroquí y mauritana, hasta los países que se encuentran al sur de Senegal en el entorno del golfo de Guinea y de su hinterland.

En esta conferencia se discutió un plan de actuaciones destinado a la cooperación de las dos instituciones educativas universitarias del Archipiélago canario (la Universidad de La Laguna y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria) con las correspondientes de las islas de la Macaronesia y de las naciones africanas, sin menoscabo de actuaciones similares que puedan emprenderse desde otros lugares de España y de la Unión Europea. Este foro debe servir de marco de cooperación para promover y alentar encuentros relacionados con la investigación sobre la Ciencia, la Técnica, la Cultura y la Educación entre todas estas instituciones a través del intercambio de profesionales de las universidades y de los centros de investigación, contando siempre con el apoyo imprescindible de las entidades políticas, económicas y financieras. Con este primer encuentro se quiso alcanzar un conocimiento de todas las universidades, sin el que no resulta fácil promover y alentar futuras actuaciones que nos faciliten un cauce fluido para la necesaria y obligada transferencia de tecnología y conocimientos en los campos que les compete a las universidades. Se promovió asimismo la realización de convenios con las universidades africanas de los que muchos ya se hallan en marcha. Así, el Centro de Estudios Africanos que dirige el profesor Gómez Soliño ya preparaba un Máster oficial de estudios africanos, mientras el departamento de francés hacía lo mismo con los estudios de la francofonía y en la licenciatura de Historia de la Facultad de Geografía Historia se preveía incluir en su plan de estudios una asignatura de Historia de África.

El deporte, nexo de unión. Los antiguos griegos supieron muy bien de la importancia de las manifestaciones deportivas como forma de relación de los pueblos y comunidades que formaban la Hélade, entre las que las Olimpiadas desempeñaron un papel singular como nexo imprescindible de conocimiento e intercambio de todos sus habitantes. En un contexto similar creemos que sería de extraordinario interés la realización de encuentros deportivos entre estudiantes de universidades canarias y africanas en alguna celebración de carácter anual, al modo de una Universiada África o de un Torneo de Fútbol África, que sería una buena manera de iniciar el entendimiento entre jóvenes de las islas, otros lugares de España y el continente africano, por la facilidad de comunicación social que posee el deporte. Una buena manera de favorecer asimismo el conocimiento de los pueblos es la de disipar los prejuicios que del imaginario de una y otra se haya formado cada comunidad a lo largo del tiempo. Un buen ejemplo para tratar de superar estos tópicos ha sido la celebración de unas jornadas organizadas recientemente por la Facultad de Ciencias de la Información de nuestra Universidad con esta finalidad y en la que han participado profesionales de la información canarios y africanos. Y el cine es también un medio singular para conocer mejor la realidad social y cultural de las sociedades de los países africanos, de cuya dimensión en el campo de la cultura el mundo occidental es bastante ajeno, lo que nos permitiría presentar una dimensión distinta al concepto tradicional de lo africano.

Además, el uso de las nuevas técnicas de comunicación contribuirá de manera decisiva en esas relaciones. Por ello, nuestra Universidad se ha marcado como objetivo la creación de una futura plataforma virtual canario-africana mediante la que establecer una conexión a través de la red, maximizando la infraestructura que ofrece la tecnología, entre ellas la puesta en marcha del sistema de video conferencia. Al mismo tiempo, nuestra Universidad ha creado la Biblioteca de África, ubicada en la Biblioteca Central del Campus de Guajara. Un paso complementario en este marco de cooperación sería la digitalización de todos sus fondos para que estén al alcance de todas las universidades y puedan formar parte de una futura red BiblioÁfrica, que contaría con una terminal para la localización de la bibliografía africana existente en las bibliotecas de las distintas facultades de la Universidad de La Laguna, así como en las españolas, para su interrelación con las correspondientes universidades africanas. La Biblioteca cuenta con los fondos ya existentes de 1.372 títulos (revistas y libros), a los que se ha añadido la adquisición de un total de 23 títulos específicos sobre estudios del continente, atendiendo en primer lugar a temática de carácter general, ya sea política, social, cultural o económica. La adquisición de esta bibliografía fue propuesta por la comunidad universitaria y se ha podido adquirir la totalidad de volúmenes sugeridos por el profesorado de la ULL. Este proyecto ha sido financiado por el Comisionado de Acción Exterior del Gobierno de Canarias.

En un programa de futura cooperación de las universidades canarias y africanas ha de contemplarse necesariamente la enseñanza y el conocimiento del idioma español, que sin duda ayudaría a las relaciones económicas, culturales, técnicas y científicas entre las Canarias y los países africanos con los que nuestra Comunidad ha establecido intercambios y acciones conjuntas de cooperación. Y no se trata sólo de un desideratum de futuro. En algunas universidades es ya una realidad de presente. Es bien conocida la demanda y el interés por el estudio del idioma español en las universidades de Marruecos, Mauritania y Senegal, como también en los territorios del Sahara y Guinea Ecuatorial en donde está emergiendo una importante literatura en español. La divulgación de la lengua española en las universidades africanas podría enmarcarse en un programa Lingua Africa para el desarrollo conjunto de la enseñanza del idioma español a través de los Cursos de español para estudiantes africanos. Los buenos resultados de la enseñanza del español en la universidad marroquí de Ibnou Zohr, en la de Nouakchott de Mauritania, así como en las de Dakar y San Luis en Senegal son, sin duda, un buen referente de futuro. Asimismo, cabría pensar que en las actividades del Instituto Cervantes las universidades canarias pudieran ser consideradas centros colaboradores o delegaciones de esa Institución para la difusión del español en los países del litoral atlántico africano. Este proyecto que se podría vincular asimismo con la emisora universitaria Radio Campus dentro de una programación específica de Onda África. Este programa está dirigido a la divulgación del español y de su cultura, así como información de las Islas Canarias a través de emisiones como las que ya lleva a cabo Radio Ecca o emisoras de características similares. Un primer ámbito de actuación de este programa cubriría un área que incluiría el sur de Marruecos, Mauritania, Cabo Verde y Senegal.

Programas conjuntos. Son muchos los programas de actuación que pueden desarrollar conjuntamente nuestras universidades. Y de ellos, uno de los más destacados está relacionado con la salud, por ser no sólo el primer derecho de las personas juntamente con la educación, sino uno de los pilares fundamentales del desarrollo de los pueblos. Todo Plan de Cooperación debe vertebrarse ineludiblemente sobre estos dos aspectos. Las dos universidades canarias pueden ser un vehículo de ayuda a ese desarrollo en la investigación y estudio sobre los problemas sanitarios específicos que se generan en los países de clima tropical, así como los que son causados por alimentación deficitaria o carencia de profesionales, entre otros. En este sentido, es indudable el papel relevante que pueden desempeñar las facultades de Medicina de las dos universidades canarias y, desde luego, el Instituto de Enfermedades Tropicales de la Universidad de La Laguna que dirige el profesor Basilio Valladares. No soy la persona más adecuada para presentar un catálogo de las muchas cuestiones que podrían ser objeto de estudio y de futuras colaboraciones entres nuestras universidades, pero siquiera sea sólo con carácter introductorio me parece que se podrán desarrollar una serie de programas prioritarios. Y desde luego, uno del máximo interés sería el Afroagua, relativo a los problemas de extracción, desalinización y reciclaje del agua conjuntamente con la realización de las correspondientes jornadas científico-técnicas en las que participarían los investigadores de estos temas, así como la actuación conjunta con los técnicos que tienen a su cargo estas tareas en las empresas correspondientes.

Uno de los más graves problemas en países como Mauritania o Mali es la necesidad de fijar la población nómada en torno a los pozos de agua. La dificultad de su extracción estriba en la gran profundidad a la que se halla y la imposibilidad de hacerlo de forma manual. La puesta en práctica de molinos de viento para su extracción, como sucede en Fuerteventura, es una experiencia muy útil para ayudar a que los grupos nómadas se fijen en estos lugares, sin verse obligados a inmigrar a la ciudad, uno de los problemas graves con los que se encuentra la sociedad mauritana. Y lo mismo ocurre con los proyectos de puesta en uso de cultivos y de perfeccionamiento de otros en áreas desérticas. Entre los distintos planes de cooperación en los que pueden intervenir profesionales de las dos universidades canarias y Centros de Investigación, uno muy singular puede ser éste, en el que se pueden intercambiar las experiencias con distintas especies arbustivas para pastos llevadas a cabo en Fuerteventura. En igual sentido se encuentra el relativo al uso de las energías renovables. Con este programa se podría desarrollar la máxima información sobre todo lo relativo a las necesidades que los países del litoral Atlántico tienen en este terreno, vinculándolas con las experiencias y los avances que en el campo de las energías de sol y viento se han llevado a cabo en las Islas Canarias.

En todos los aspectos derivados de futuras cooperaciones, como en las relaciones económicas y comerciales con África, las universidades deben participar en ellas de manera activa. El catálogo de posibles actuaciones es muy amplio, pero existe una serie de problemas que merece una especial atención y dedicación. Son, entre otros, los de carácter jurídico sobre las relaciones internacionales con los países vecinos, y desde luego, los problemas relativos al transporte marítimo y aéreo. De su importancia estratégica todos parecen estar de acuerdo. En muchas ocasiones, el profesor José Luis Rivero Ceballos ha puesto de manifiesto que entre los grandes temas destacados de la Historia de Canarias, uno de ellos es, sin duda, la historia de los transportes. Sin ellos, difícilmente podremos unir nuestras geografías cercanas, separadas durante mucho tiempo por historias divergentes, que afortunadamente ahora no nos pone barreras insalvables para la construcción de un camino que nos debe conducir hacia un futuro de entendimiento y de comprensión, que no siempre resulta fácil cimentar. Pero sin menoscabo de que tengamos el pasado como referente, el futuro lo podemos construir desde el presente. Ese es mi deseo y mi esperanza, que no es poca cosa. Y ese será el gran reto en el que todos nos deberíamos empeñar.

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