Existe una notable profesionalidad en muchos medios y periodistas que abordan la cuestión religiosa. Periódicos, emisoras de radio o televisión han contado y cuentan con personas que se especializan en esta materia con profundidad. Puede ser, sin embargo, que quienes me leen ahora, ya no acudan a estos medios para obtener la información religiosa que les interesa. La tecnología digital posibilita ahora cauces mucho más activos de información.
La tecnología digital nos permite conocer lo que sucede y la opinión sobre lo que sucede en el ámbito de las demás comunidades religiosas. Veamos algún ejemplo:
• En su perfil de Facebook, los Jóvenes Católicos de Santa Úrsula, en Tenerife, cuelgan con frecuencia información sobre los horarios parroquiales, felicitaciones apropiadas a las fiestas, o fotografías de las actividades realizadas en el ámbito parroquial durante la Semana Santa o una jornada de senderismo.
• También producido en nuestras islas, tenemos www.redanchieta.org, una publicación digital periódica que incorpora más reflexión que información en el ámbito del diálogo fe y cultura y que tiene detrás la perspectiva de la Compañía de Jesús y su entorno.
• Tenemos igualmente ejemplos de carácter institucional: las páginas web oficiales de las dos diócesis de Canarias, que llevan años suministrando información precisa sobre la vida de las diócesis, sobre sus proyectos y actividades, sus alegrías y sus dificultades. En estas páginas encontramos sugerencias de artículos, documentación oficial y avisos de la agenda eclesial. Pero es que, además, numerosas parroquias mantienen viva su web.
• Otras instituciones, vinculada de alguna manera con las Iglesias, y tan entrañables para nuestra gente canaria como Radio ECCA, Manos Unidas o las Caritas Diocesanas presentan también, en su web, información sobre sus actividades, documentos de análisis de la realidad social o política y hasta toma de posición frente a diferentes hechos sociales; y, en el caso de Radio ECCA, la posibilidad de seguir su programación, que incluye capítulos no exentos de interés con contenidos religiosos.
• La tecnología digital permite así tener acceso a muchísima información vinculada a medios escritos que tienen su lugar originario en cualquier lugar de nuestro mundo: Eclesia, Vida Nueva, Cristianismo y Justicia, El Ciervo, Mundo Negro, Razón y Fe, etc. Unos con contenidos más informativos y otros con una pretensión de reflexión mayor. Del mismo modo, muchas otras páginas web, sin enlace alguno con medios tradicionales, aparece también en la estela del desarrollo de esta nueva labor periodística. Ponemos, como ejemplo, Religión Digital, vinculada al proyecto El Periodista Digital y que incorpora información y opinión y lo hace también a través de la publicación, en su enlace, de múltiples blogs con firmas atractivas.
• En un ámbito que no es exactamente informativo, ni tampoco de opinión, los nuevos medios han puesto a disposición de la gente oportunidades como rezandovoy.org, con un éxito impresionante de entradas, que permite tener un maestro de oración disponible cada día. O, en el mismo sentido, la oferta de Radio ECCA de “retiros en línea” apropiados para cada momento litúrgico del año.
Observamos, por lo tanto, que la tecnología supone, también en el ámbito de lo religioso, una profunda innovación tanto en la producción de los contenidos informativos y de opinión, como en el acceso a los mismos por parte de los lectores (y oyentes o espectadores, pues no pocas veces se incorporan contenidos religiosos en audio o en video). Estas son las ventajas que encontramos en este nuevo modo de producir y difundir información y opinión:
• Se hace más fácil superar las barreras económicas y técnicas que suponía la posesión de un medio. Está al alcance de muchísima más gente poner a disposición del público las informaciones y las reflexiones de personas y organizaciones que antes tenían muchas dificultades para contar con un espacio en la radio, el periódico o la televisión. Esto permite que muchos grupos del entorno religioso, que no estaban considerados como interesantes por los profesionales de los medios, ahora tengan su espacio.
• El acceso a la información es casi inmediato: se redacta, se cuelga (acompañado de las imágenes o de otros documentos multimedia) y ya está disponible para quien se maneja en la web. Esto permite que la información religiosa institucional o libre estén accesibles para cualquiera que tenga interés sin necesidad de esperar la publicación mensual que tarda en llegar desde su punto de origen.
• Y es un acceso independiente del lugar de producción. En la red está disponible en todos los rincones del mundo donde llega. Desde Canarias, las personas con interés en los temas religiosos tienen acceso así a revistas y publicaciones, editados en lugares muy distantes, cuyos contenidos están en abierto en la web. Como además, los medios digitales permiten una mayor participación del lector comentando asuntos, noticias o eventos, nos encontramos con una nueva universalidad, globalización, de la fe.
• Finalmente, se abaratan costos… Aunque no todos.
Todo este fenómeno no tiene lugar sin problemas. Debemos introducir también algunas observaciones en este sentido:
• El acceso gratuito a la web hace que los productores de esta información tengan menos posibilidades de vivir profesionalmente de su trabajo periodístico. Eso genera una multiplicidad de medios en los que muchas personas sin formación periodística pueden colgar sus producciones y, por lo tanto, significa que la información y el pensamiento no tendrán la garantía de calidad que ha producido la profesionalización periodística. Probablemente, sucede lo contrario: lo publicado como noticia puede no estar suficientemente contrastado (ya sucede a veces en los medios más tradicionales), quizás se redacte de forma confusa, es posible que desprecie datos relevantes mientras nos llene de información poco pertinente. Es decir, la fiabilidad y la oportunidad de la producción informativa no está garantizada.
• Por otro lado, el carácter institucional de muchas de las páginas web genera una información que, probablemente, se acerque demasiado a los puntos de vista oficiales y, por tanto, muestre sólo lo que quiera mostrar la parte protagonista de la actuación. No cabe duda de que también en los medios tradicionales el periodismo libre se va convirtiendo cada vez más en “libertad de empresa periodística” y menos en libertad del periodista para investigar y publicar. La proliferación de oficinas de prensa institucionales y de páginas web oficiales, también en el ámbito de lo religioso, puede acentuar esta tendencia.
• En síntesis, la información religiosa acabaría siendo objeto de producción por parte de personas sin preparación periodística específica o de periodistas sin libertad para indagar y publicar lo que entienden que es del interés de la sociedad -y sí del interés de las instituciones y de quienes las gobiernan (también en lo religioso)-.
Finalmente, quiero acabar esta reflexión con algunas convicciones:
• Creo que desde los medios tradicionales, la radio, la prensa escrita o la televisión, se puede y se debe dar mayor cobertura a un hecho social que, cada fin de semana, congrega a más personas en miles de parroquias que, por ejemplo, en los estadios de fútbol.
• Creo que los nuevos medios tienen que incorporar la profesionalidad y el saber hacer de los periodistas de oficio. Sólo de esta manera, garantizan un servicio público de interés social real.
• Creo que quienes leen deben acudir a las diferentes propuestas con un criterio de selección. Hay información y opinión abalada por el prestigio de quienes las firman y de las instituciones que respaldan lo que se publica. Otras, sencillamente, no.
• Creo que quienes usan la tecnología digital quiere contenidos de calidad, pero también cercanía, extraoficialidad y una relación más directa con quien produce la información, también la información religiosa.
Así que, sin miedo a lo nuevo, parece que el futuro y la credibilidad de la información religiosa, gracias a Dios, pasa por mantenerse fieles a la verdad. Lo demás, con un poco de suerte, se irá a la basura, aunque sea basura digital.