El volcán que nunca emergió

La isla de El Hierro fue noticia mundial el 11 de octubre de 2011. Ese día, y ante la evolución del fenómeno sísmico que afectaba a la Isla, se procedió al traslado de la población de La Restinga al punto de encuentro establecido en el plan de protección civil, ubicado en el campo de fútbol del pueblo. Era la primera evacuación que sufrían los habitantes de este núcleo pesquero del sur de la Isla.

Aquel día de octubre de 2011 se iniciaba la peor pesadilla que se recuerda en la historia de la isla más pequeña del Archipiélago. Entonces, todos pensamos que el volcán que luchaba por emerger en las tranquilas aguas del Mar de Las Calmas expulsaría un extenso manto de magma y, finalmente, se podría ver un espectáculo único: el nacimiento de una nueva isla. Pero no fue así… Días antes, a finales de septiembre de 2011, el Gobierno de Canarias subía a amarillo el semáforo volcánico de El Hierro y se hacía la primera llamada a la calma a una población cuyos temores crecían en intensidad, igual que lo hacían los cientos de seísmos que se registraban diariamente. La inquietud y el desasosiego se apoderaban de sus habitantes.

Luego, todo se precipitó: evacuación también de varias personas de la zona de Las Puntas, cierre del túnel Valverde-Frontera (una de las principales vías de la isla), despliegue militar sin precedentes… y nervios, muchos nervios entre los habitantes de una isla que no sabía si tendría que ser evacuada en su totalidad. El desconcierto era patente incluso entre los propios científicos y nadie se atrevía a aventurar nada. La entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, en una visita a la isla, lanzaba un mensaje de tranquilidad a la población herreña al mismo tiempo que anunciaba el mayor despliegue militar en la historia de una isla que se mostraba asustada y perpleja.

Chacón explicaba ese día (28 de septiembre de 2011) que la Unidad Militar de Emergencias (UME) se había trasladado a la Isla “con un objetivo puramente preventivo antes los riesgos sísmicos producidos en estas últimas horas, que han sido muchos y que han ido subiendo de nivel”, unas declaraciones que la población de la Isla veía con cierto recelo, pues el despliegue militar estaba preparado para poner en marcha un albergue con capacidad de hasta dos mil personas, algo que, finalmente, no fue necesario. Mientras, los seísmos no cesaban. A finales de septiembre de 2011, el número de terremotos superaba los 8.500, algo insólito en la historia de El Hierro, la isla geológicamente más joven, con apenas un millón de años.

Lo cierto es que hace tan sólo 50.000 años, en la pequeña isla de El Hierro se produjo uno de los fenómenos naturales más violentos y devastadores de los que se tenga noticia: un deslizamiento de proporciones gigantescas. En unos segundos, probablemente actuando de detonante algún temblor sísmico, se rompió un gran pedazo de la isla y se precipitó por el talud marino para desparramarse luego por los fondos oceánicos. Como la herida de un colosal zarpazo, aparece el impresionante anfiteatro del valle de El Golfo. Es difícil imaginarse un desprendimiento de más de 300 kilómetros cúbicos de tierra, un volumen correspondiente a 100 veces el del volcán St. Helens.

Ahora, miles de años después, ¿se repetiría la historia? Los científicos se apresuraban a afirmar que no y lanzaban constantemente (no sin cierta presión política) mensajes de serenidad a la población, asegurando que, de producirse una erupción, ésta sería de baja explosividad. Pero los habitantes de El Hierro comenzaban a desconfiar ya de “tanta llamada a la calma”. Y sentían los terremotos cada vez con más frecuencia y en más poblaciones de la isla, pues ya no era únicamente El Golfo y La Restinga donde se percibían las sacudidas. Ahora también se dejaban notar en la capital herreña, en El Mocanal, en las zonas costeras de Valverde, en San Andrés…

La situación, contrariamente a lo remarcado por los políticos y los científicos, no era normal para la inmensa mayoría de los habitantes. La Isla se abombaba y se deformaba por la intensa presión del magma, que buscaba sitio por donde salir. Pero el 8 de octubre de 2011 un terremoto de 4,3 grados de magnitud en la escala de Richter hacía saltar todas las alarmas en El Hierro. Se trataba de la mayor sacudida de las producidas hasta ese momento en la isla de El Hierro desde el inicio de la crisis sísmica, el 17 de julio de ese año. El temblor se sintió ampliamente en varios núcleos poblacionales de la Isla y fue el detonante de la erupción submarina del Mar de Las Calmas. El Hierro tenía un volcán que quería emerger.

Era el 10 de octubre de 2011. A las 21:40 horas de ese día, el director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, Juan Santana, con rostro cansado y cariacontecido, confirmaba el inicio de un proceso eruptivo en la isla de El Hierro a unos cinco kilómetros de la costa y a una profundidad de alrededor de un kilómetro, hecho que impide que el material magmático salga a la superficie. La noticia la adelantaba esa misma mañana diarioelhierro.es, una información que, horas después, confirmada el propio Gobierno de Canarias. Veinticuatro horas después, el Gobierno de Canarias elevaba a rojo el semáforo volcánico en La Restinga, que se encontraba en alerta máxima mientras nuevamente el temor y la inquietud se apoderaban de los habitantes de la isla, que no sabían qué sucedería en las próximas horas.

El Pevolca (Plan de Protección Civil por Riesgo Volcánico) decidió entonces como medida preventiva evacuar el pueblo de La Restinga porque la erupción estaba en curso. El magma se abría camino en el sereno Mar de Las Calmas buscando por donde salir y nadie sabía, a ciencia cierta, si lo haría en tierra o en el mar. Mientras, una mancha multicolor se extendía el mar de La Restinga, una inmensa sombra que devastaba cualquier atisbo de vida de los fondos herreños. En la memoria quedan ya las desalentadoras imágenes de cientos de peces muertos en la bahía de La Restinga. Una triste imagen que ocupaba la portada de los periódicos y televisiones de muchos medios de comunicación.

Y, de repente, tras una segunda evacuación de La Restinga (5/11/2011) y después de meses y meses expulsando magma a la superficie, de salida de piroclastos humeantes, de formación de manchas multicolores y cuando los herreños ya creían que, al fin, el volcán emergería y crearía una nueva isla, un 5 de marzo de 2012 el volcán enmudeció. Se quedó a poco más de 100 metros de la superficie. Ese día, el Comité Científico del Pevolca confirmaba, con la unanimidad de todos sus miembros, que la erupción submarina que se inició en octubre de 2011 en El Hierro había concluido… aunque advertían de que se mantenía el proceso iniciado el 17 de julio, ya que se seguían registrando anomalías en los parámetros tanto de deformación como de sismicidad. El Hierro respiraba pero, al mismo tiempo, el volcán dejaba la mayor crisis económica de la historia de una isla que ahora debía luchar para salir del pozo.

¿Se repite la historia?

Cuando los herreños creían que todo estaba dicho ya sobre una posible erupción en la Isla, a principios de 2013 un nuevo repunte de la actividad sísmica hace saltar las alarmas. Así, El Hierro iniciaba 2013 registrando 106 terremotos en los tres primeros días del año. Como la vez anterior, los sismos se iniciaban, también, en el municipio de La Frontera, localizados fundamentalmente en la zona de Orchilla, en el noroeste de la Isla. Los terremotos volvían a sentirse y esta vez eran de mayor magnitud, por lo que algunos científicos no descartaban una nueva erupción submarina. La pesadilla se repetía.

El 31 de marzo de 2013, y tras varios días de intensa actividad sísmica, la Isla sufría la mayor sacudida de su historia. Un terremoto de 4,9 grados de magnitud en la escala de Richter hacía temblar los cimientos de la isla. Durante esos días, la Isla registró la mayor actividad sísmica que se recuerda en cuanto a la magnitud de los sismos (en apenas 15 días se registraron más de dos mil sismos), con varios de ellos iguales o superiores a cuatro grados. Y de nuevo el Pevolca decidía subir a amarillo el semáforo volcánico en La Dehesa y cerraba algunas vías por desprendimientos, una circunstancia que duró pocos días, ya que el 10 de abril, El Hierro volvía a la normalidad. La actividad sísmica concluyó, dejando, nuevamente, una estela de incertidumbre en los herreños que ya se han acostumbrado a convivir con los seísmos, que aún siguen produciéndose aunque en menor medida.

Pero el volcán herreño también es belleza y, por supuesto, un atractivo turístico de primer orden. Así lo estimaron desde el inicio del proceso (2011) las instituciones de la Isla, que rápidamente se pusieron a trabajar para que el volcán, en lugar de producir temor y alejar a los visitantes, los atrajera como fuente de un turismo diferente, donde se podría disfrutar, en vivo, del rugir de las entrañas de la tierra. Así, en noviembre de 2011, la isla de El Hierro puso en valor el atractivo del volcán herreño en la feria generalista World Travel Market, en Londres, que ese año dedicó a mostrar la belleza volcánica de la Isla.

Se pretendía poner en valor turístico su volcanismo activo, divulgando fenómenos naturales como el proceso eruptivo submarino en curso en el suroeste de El Hierro, que permite que las Islas tengan una belleza singular. Desde el Cabildo se invitaba a los potenciales turistas a que descubrieran, gracias al proceso eruptivo submarino de entonces, a la más occidental de la Canarias, considerada como Reserva Mundial de la Biosfera. De hecho, las imágenes de la erupción volcánica submarina presidían el material audiovisual del espacio dedicado al Archipiélago en esa feria.

La foto del año de la NASA

El volcán de El Hierro nos ha dejado este año el mejor regalo. Una fotografía del volcán submarino de la isla de El Hierro se alzó con el triunfo como mejor imagen del año 2012 en el concurso promovido por el Observatorio de la Tierra de la NASA. La erupción submarina de El Hierro se convirtió, gracias a los votos de los internautas, en la mejor imagen tomada por el Observatorio de la Tierra de la NASA durante 2012, tras imponerse en la final a una recreación de la ruptura del glaciar Pine Island en la Antártida. El volcán de El Hierro se ha hecho merecedor de este reconocimiento tras superar un torneo de cinco fases en la que los internautas han ido votando semana a semana cuáles eran las mejores imágenes del pasado año, entre 32 fotografías propuestas.

La imagen de la isla, a color natural, se obtuvo el 10 de febrero de 2012, justo cuatro meses después de que se iniciara la actividad volcánica, y muestra el lugar de la erupción, cerca del pueblo pesquero de La Restinga. El aguamarina brillante que se puede ver en la fotografía indica una alta concentración de material volcánico, mientras que el punto de color oscuro muestra el lugar donde la erupción se produjo de manera más fuerte. Una vez más, El Hierro daba la vuelta al mundo, pero, en esta ocasión, por una de las imágenes más bellas del volcán que un día quiso emerger de las tranquilas aguas del Mar de Las Calmas.

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