Resumir un año en la vida de la Iglesia que peregrina en estas islas y mares no es sencillo. 2013 fue, sin duda, un período singular. La Iglesia entera, y por tanto las dos diócesis del archipiélago canario, estaban inmersas en la conmemoración del cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II y en pleno Año de la Fe para conmemorar el más importante acontecimiento eclesial producido a lo largo del siglo XX.
Fue un día espléndido aquel 11 de octubre de 1962… Fue emocionante ver entrar a los obispos procedentes de todo el mundo, de todos los pueblos y razas: era una imagen de la Iglesia de Jesucristo que abraza todo el mundo, en la que los pueblos de la tierra se saben unidos en su paz”, señaló el papa Benedicto XVI sobre el inicio del Concilio Vaticano II. Y en su recuerdo, el arzobispo canario Elías Yanes subrayó que “el Concilio despertó la esperanza en la Iglesia”. Las dos diócesis canarias programaron acciones concretas para mejorar el conocimiento y la actualidad del Vaticano II entre nosotros. Por otro lado, en diciembre de 1992 se clausuraba el Sínodo de la Diócesis de Canarias. Veinte años es un tiempo ya que da una mayor perspectiva. La revista Almogarén, del ISITC de Las Palmas, resumía su alcance afirmando que “el Sínodo podrá ser considerado, en los años venideros, como el acontecimiento del siglo para nuestra Iglesia particular de Canarias. Desde 1947 no se convocaba a la Iglesia diocesana bajo esta
figura de asamblea sinodal. Las circunstancias sociales, políticas, culturales y eclesiales habían cambiado de tal forma que hacían necesaria y conveniente la convocatoria de tal asamblea, que desde todos los puntos de vista ha significado tanto para el caminar de nuestra comunidad diocesana”.
Un hecho relevante en este tiempo fue la realidad social. Desde enero de 2013 las Cáritas lanzaron una llamada ante la situación en la que quedaban algunos proyectos y servicios, sobre todo, de Cáritas Diocesana de Tenerife ante los recortes en su financiación. Avanzado el año, en la presentación de la memoria de las Cáritas del archipiélago supimos, por sus responsables, que los datos del pasado año de la Institución confirmaban el deterioro de las condiciones de vida de la población canaria, al tiempo que denunciaban “un sistema que se demuestra carente de valores y que prime a la persona. Siguen sacrificando al ciudadano y sus derechos en nombre de un bienestar económico que sólo es accesible para unos pocos”.
El perfil de la persona usuaria de las dos Cáritas canarias es el de una mujer, con familia a su cargo, con un nivel bajo de estudios, desempleada y con una edad comprendida entre los 30 y 45 años. El trabajo realizado ha llegado a 46.447 personas, fundamentalmente mediante el trabajo con las familias, ya que suele ser la mujer quien acude a Cáritas para solucionar una realidad familiar. Para llevar a cabo todo este trabajo en el año 2012 Cáritas en Canarias invirtió más de nueve millones cuatrocientos mil euros.
La renuncia de Benedicto XVI
Sin embargo, el año 2013 pasará a los anales de la historia de la Iglesia por un hecho trascendente: la renuncia del Papa Benedicto XVI. “Estamos viviendo momentos realmente singulares”, reconoció el obispo Francisco Cases, para quien la renuncia “ha sido la última lección de su fe, su confianza en el Señor, su amor a la Iglesia”. Poco tiempo después, Francisco resultaba elegido el primer papa de Latinoamérica y el primer jesuita en ser investido como obispo de Roma. Desde el primer momento sus gestos y palabras fueron calando hondamente en la comunidad católica y en la propia sociedad.
Bernardo Álvarez, obispo nivariense, acogió con enorme alegría la noticia de la elección del 266 sucesor del apóstol San Pedro. El prelado manifestó que espontáneamente surgió en su corazón “dar gracias a Dios por el hasta hoy cardenal Bergoglio”. Él mismo hizo hace algunos años una tanda de ejercicios espirituales con el nuevo Papa, junto a un numeroso grupo de obispos españoles. El obispo señaló a un periódico local que “desde el comienzo nos ha puesto a todos a rezar y eso no es otra cosa que poner a Dios en el medio”.
Otra noticia destacada de este periodo se refería a Sor Lorenza Díaz. Una grancanaria hija de las Hermanas de la Caridad se convirtió en octubre en la primera beata de Canarias. Ante su beatificación, el prelado canariense escribió una carta en la que señalaba, entre otras cosas, que “no faltan en la historia de nuestra Diócesis figuras martiriales no sólo en los siglos primeros de nuestra historia, sino en las épocas más recientes. El 13 de octubre fue beatificada en Tarragona, con un numeroso grupo de mártires españoles del siglo XX nuestra Sor Lorenza Díaz Bolaños. La llamamos nuestra con un sentido muy profundo. Es nuestra por el lugar de su nacimiento, en nuestra geografía canaria, Santa María de Guía, pero también lo es por la historia de su fe”.
“Es la fe de los padres, nacida, crecida y madurada entre nosotros, con el testimonio de su madre, de su párroco, de tantos creyentes con los que compartió su caminar cristiano en la parroquia en la que fue bautizada, de las Hijas de la Caridad del Hospital de San Roque de Santa María de Guía, de los sacerdotes de Las Palmas y de las Hermanas del Hospital de San Martín. Son nombres concretos, lugares, fechas, que la han ayudado a crecer en la fe. Y ella ahora, a su vez, en una nube ingente de testigos, nos ayuda a nosotros a correr con constancia en la carrera que nos toca, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús. Sí, en el testimonio de los que confiesan su fe como Sor Lorenza hasta dejarse quitar la vida nos muestran con un brillo singular, que encuentran la vida cuando a los ojos de los hombres la pierden (cf. Lucas 9, 24). Encontró la vida en Cristo, el testigo fiel (Apoc. 1, 5), la perdió por Él, se la dejó quitar por fidelidad y amor a Él. La venía entregando ya antes del momento final en el servicio generoso y alegre a los pobres, presencia viva de Cristo hoy. Y el final, el 22 de noviembre de 1936, en Madrid, a los 40 años de edad, fue la gracia del Martirio”, agrega.
Citas marianas en Canarias
Además, el año que tratamos de sintetizar también nos trajo dos citas marianas importantes. La sesenta y ocho edición de la Bajada de la Virgen de los Reyes, en El Hierro, así como la lustral cita de los gomeros con su patrona, la Virgen de Guadalupe. María, camino de fe y esperanza, fue el lema de la primera, mientras que la de la isla colombina se desarrolló con el lema Madre, danos tu fe. Una vez más la especial devoción mariana del pueblo canario quedaba patente.
Un último dato quisiéramos destacar de este tiempo. El obispo de la Diócesis Nivariense daba comienzo a su primera Visita Pastoral a las parroquias de las islas occidentales. Es una antigua costumbre de la Iglesia que cada cierto tiempo el obispo visite las comunidades cristianas con la finalidad de conocer y compartir sus alegrías y tristezas, sus logros y dificultades. “Mi Visita Pastoral a las parroquias está marcada por esta tradición y, especialmente, por el deseo de conocerlos más de cerca y compartir juntos la misma fe… Con mi presencia y mis palabras quisiera alentarles a perseverar firmes en la fe de la Iglesia, fortalecerles en la esperanza cristiana y animarles a crecer en el amor a Dios y al prójimo”, escribió Bernardo Álvarez.