Prosigue la ofensiva contra los trabajadores

El sector de la comunicación en Canarias ha sido uno de los más afectados por la crisis económica, que sin duda le ha servido de excusa perfecta a los empresarios para rebajar mucho más de lo necesario los gastos en la partida de personal y precarizar el empleo. Todas y cada una de las cabeceras editoriales de las Islas, Canarias7, La Provincia, Diario de Avisos, La Opinión de Tenerife y El Día han optado por despedir empleados.

Todas las cabeceras editoriales de las Islas no sólo han optado por despedir empleados, sino que al tiempo han incrementado la carga de trabajo sobre sus más que reducidas redacciones. En estos casos ocurre algo parecido al sector de la hostelería, donde a pesar de que crece el turismo, no lo hacen los puestos de trabajo. De este modo, unos pocos trabajadores soportan una carga superior a la legalmente exigible. Creo que para entender convenientemente los abusos patronales en los medios de comunicación es preciso realizar un recorrido por los principales medios de comunicación de Canarias.

La Opinión de Tenerife

En este diario, la hostilidad hacia los representantes de los trabajadores ha sido una constante desde las primeras elecciones sindicales. Asimismo, los derechos laborales son pisoteados con jornadas desproporcionadas, amenazas veladas y abuso de personal becario. La utilización de este tipo de trabajadores fue seña de identidad de La Opinión de Tenerife durante años, contando con la complicidad de las entidades que los cedían, que no vigilaban que se cumplieran los acuerdos de sus convenios de colaboración. Tanto fue así que este periódico comenzó a prescindir de empleados contratados, ya que los becarios podían suplir sus funciones a bajo precio. Al final se creó un perfil de trabajador hiperexplotado con un salario mísero. Una nueva modalidad de esclavismo, a nuestro entender. El sindicato UPCC inició un trabajo en este sentido, advirtiéndole a empresa y entidades colaboradoras de la ilegalidad en la que estaban incurriendo. Sin embargo, esto no provocó reacción alguna y los abusos a personal becario continuaron. El resultado fue un amplio informe que se puso a disposición de la Inspección de Trabajo, tramitando la correspondiente denuncia, lo que puso fin a esta modalidad de explotación. En estos momentos, ningún trabajador corre el riesgo de ser despedido para que su puesto lo ocupe un becario. Tampoco los becarios se ven sometidos a horarios eternos y a realizar el mismo trabajo que un empleado contratado, pero a cambio de una limosna.

Diario de Avisos

Es el ejemplo más próximo de empresa que poco a poco se desangra, infligiéndose a sí misma heridas, reduciendo personal y manteniendo gastos injustificados. En 2013 el periódico tomó la dolorosa decisión (para los trabajadores) de prescindir de una veintena de compañeros, haciéndose efectivos dichos despidos en 2014. Los sindicatos presentes en la negociación de este ERE lograron presentar una opción que evitara los despidos, aunque lamentablemente esta propuesta fue rechazada por un amplio sector de la asamblea, provocando que la empresa tomara la decisión de destruir estos empleos, menguando la calidad del producto informativo. Este periódico ha hecho sin duda una gran aportación a la precarización progresiva del empleo en el sector. Se da la circunstancia, al igual que ha ocurrido en otros medios, que a muchos de los trabajadores despedidos se les ofertó seguir trabajando para el diario como freelance. En este caso pedían a los ex empleados continuar escribiendo en esta cabecera a cambio de un salario menor, sin hacerse cargo de su seguridad social y sin generar derechos como la antigüedad o los correspondientes incrementos salariales. Cabe destacar cómo la dirección del periódico también ha promovido el ninguneo al Consejo de Redacción, que con los continuos despidos ha quedado desmantelado y ya no es consultado como en años anteriores. La participación de los trabajadores en los contenidos del periódico es cada vez más escasa, lo que genera una desafección con la propia empresa.

El Día

Siempre se distinguió por ser una cabecera que lograba mantenerse a flote frente a todas las agresiones de la economía global. Sin embargo, con una mengua de los ingresos publicitarios, sobre todo los Institucionales, unido a una poco efectiva gestión empresarial, los despidos se convirtieron en inevitables, a juicio de la dirección de la empresa. En 2013 fueron despedidos 18 compañeros, al tiempo que se desarrollaba un Expediente de Regulación de Empleo Temporal. El periódico El Día ha mantenido desde siempre una política de escaso diálogo con los representantes de los trabajadores, que eran descritos en sus propios editoriales como comunistas peligrosos, boicoteadores o ladrones, entre otras lindezas. Esto ha ocasionado que se instale en la empresa un clima de terror y división que ha derivado en la escasa oposición a las medidas desproporcionadas de la cabecera. No olvidemos que las jornadas de protestas y manifestaciones convocadas por los trabajadores eran convenientemente fotografiadas por la empresa para tomar las correspondientes represalias contra aquellos que ejercían su legítimo derecho a la protesta.

La Provincia

En este periódico se ejecutaron en 2013 tres despidos. Estos se unen a otros realizados en años anteriores, lo que ha ido menguando la redacción y el resto de departamentos del diario. Además, en noviembre del pasado año se pactó con la representación de los trabajadores reducir un 7% el salario a cambio de paz social, lo que ha reducido aún más la capacidad adquisitiva de sus empleados.

Canarias7

Este diario presentó el pasado año un Expediente de Regulación de Empleo que dejó en la calle a 10 trabajadores. Además, los empleados renunciaron a reclamar una paga que les correspondía y que había sido eliminada por la dirección unilateralmente. A cambio, la empresa garantizó que durante 2014 no se realizarían despidos ni otros ajustes.

Televisión Canaria

Ha logrado, por méritos propios, convertirse en el medio de comunicación más manipulado, contando para ello con auténticos comisarios políticos de provincia al servicio de Coalición Canaria. Los trabajadores de este medio público viven continuamente bajo un control férreo en lo que respecta a los contenidos, con el fin de que jamás una información vaya en contra de los intereses del partido. Asimismo, existe una complicidad entre la empresa concesionaria de los Servicios Informativos, Videoreport Canarias (VC), y el propio ente público. Esto es posible observarlo en la gestión del ERE interpuesto por VC en 2012, que aún se encuentra judicializado y que dejó en la calle a 41 compañeros. La Televisión Canaria, a través de Guillermo García, remitió a la Mesa de Negociación del ERE una carta en la que aseguraba que debía reducir la asignación a esta empresa, justificándose en el recorte practicado a RTVC por parte del Gobierno. Esto no sólo era falso, sino que el Ejecutivo Regional ha ido aumentando su aportación a este limitado aparato de propaganda. No nos resultó extraño que, poco después de ejecutar estos despidos, la directora general de VC decidiera incrementar su asignación. Este expediente fue bautizado como el ERE de la avaricia, dado que lo ejecutaba una empresa con más de un millón de euros de beneficios.

Canarias Radio La Autonómica

Esta emisora pública sufrió en años anteriores severos ajustes de plantilla, reduciendo hasta la mínima expresión su redacción e incrementando la explotación de becarios y programas a coste cero. Los sindicatos tienen constancia de presiones a los representantes de los trabajadores. En la actualidad carecen de convenio colectivo.

Cadena SER

La empresa ejecutó el pasado año un despido disciplinario, cuya plaza vacante no fue cubierta por trabajador alguno. Además, la plantilla de esta emisora se ha visto sometida en varias ocasiones a ajustes salariales unilaterales y sin negociación previa.

Otros medios locales. Resulta complejo contabilizar los casos de abusos patronales y despidos en los medios de ámbito local y de alcance más limitado. Muchos de estos hechos pasan desapercibidos porque no son denunciados ni puestos en conocimiento de los sindicatos. En cualquier caso, tenemos constancia de impagos de salarios, abusos en los horarios o incumplimientos sistemáticos de las normas más básicas de la legislación laboral.

Evidentemente, esto es sólo un breve repaso. La realidad en medios de comunicación y gabinetes es mucho más dramática. La máxima culpabilidad recae sobre los empresarios que abusan de su posición, estableciendo condiciones indignantes a sus trabajadores. Sin embargo, estos abusos no podrían llevarse a cabo sin la complicidad de cierto sector de las plantillas, que con actitudes colaboracionistas se convierten en cómplices de los despidos y demás atropellos. Negar esta responsabilidad sería no ser justos con las víctimas de las políticas avariciosas de las empresas.

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