Convertir en normal lo que no lo era tanto, al menos en cantidad e incluso en calidad, es la mejor noticia que se puede dar en cuanto a la realización de rodajes en Canarias, un aspecto que marca desde hace unos años el devenir del mundo de la cinematografía en las Islas. Si 2012 y 2013 fueron fructíferos en este ámbito, qué decir del año 2014, que vino a corroborar al alza esta tendencia que prosigue en 2015.
Los rodajes cinematográficos se han hecho habituales en Canarias. Y en 2015, incluso han formado parte de las conversaciones de amplios sectores de la población por la filmación en distintos lugares de Tenerife de la quinta entrega de la populosa y taquillera saga Bourne, que ha supuesto la vuelta de Matt Damon como protagonista de la franquicia. La continuación de la saga Bourne, que se dejará un buen pellizco económico (unos 14 millones de euros), remarca la confirmación de que las superproducciones ya no le quitan el ojo al Archipiélago, desde que lo hicieran Furia de Titanes (Louis Leterrier) y su posterior secuela Ira de Titanes (Jonathan Liebesman), la sexta entrega de la serie A todo gas (Justin Lin), y las más recientes In the Heart of the Sea, el filme rodado en La Gomera por Ron Howard, y Exodus: dioses y reyes, la revisitación del Moisés bíblico dirigida por Riddley Scott, filmada en parte en Fuerteventura: la espectacular escena del Mar Rojo, por ejemplo, tuvo lugar en la playa de Cofete.
Además de los indudables atractivos paisajísticos y la diversidad orográfica de Canarias, que ya de por sí suponen un aliciente para las producciones cinematográficas, la atrayente y ventajosa fiscalidad resulta capital –nunca mejor dicho– para esta eclosión de rodajes. Al socaire del Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias y sus instrumentos –ya sean los altos porcentajes de deducción en la tributación de los que se pueden beneficiar las obras cinematográficas realizadas en las Islas o las amplias posibilidades en forma de incentivos que ofrece la Reserva de Inversiones de Canarias (RIC) y la Zona Especial Canaria (ZEC) para las empresas audiovisuales que se acojan bajo su égida– se va tejiendo un polo de atracción de primera magnitud y una de las vías más diáfanas para explorar la tan cacareada diversificación de la economía isleña, que esperemos que traiga consigo la definitiva creación y la posterior consolidación de una verdadera industria en el Archipiélago, algo que está aún por ver.
Bajo estos parámetros no es de extrañar los resultados que se están dando. Por ejemplo, según los datos proporcionados por el Cabildo Insular, Tenerife albergó durante 2014 un total de 68 producciones audiovisuales, tanto de carácter nacional como internacional, que dejaron unos ingresos de ocho millones de euros, lo que supuso a su vez un incremento del 400% en comparación a 2013, un ejercicio que se cifró en 1,5 millones. Entre las producciones que se llevaron a cabo en Tenerife en 2014 destaca el filme Nadie quiere la noche, dirigido por Isabel Coixet, con la participación de Juliette Binoche, Rinko Kikuchi y Gabriel Byrne. La película, producida por el grancanario Andrés Santana, se rodó en los estudios de Plató del Atlántico y tendría con posterioridad el honor de inaugurar la prestigiosa Berlinale.
También en esta isla, en lugares como Granadilla de Abona o los dos hospitales universitarios del área metropolitana, se desarrolló la filmación de Ma ma, del realizador vasco Julio Medem, protagonizada por la oscarizada Penélope Cruz y Luis Tosar; al igual que Felices 140, de Gracia Querejeta, con un plantel liderado por Maribel Verdú, Antonio de La Torre, Marian Álvarez, Nora Novas y Eduard Fernández. Este filme se rodó en localizaciones de La Laguna, Güímar, Fasnia y El Porís.
Del mismo modo, Tenerife acogió películas de capital nacional como el thriller Tiempo sin aire, de Samuel Martín y Andrés Luque, con un elenco capitaneado por Juana Acosta, Carmelo Gómez, Adriana Ugarte y Félix Gómez; y el documental Playing Lecuona, de Juanma Villar y Pavel Giroud, que rinde tributo al ilustre compositor y pianista cubano fallecido en Santa Cruz de Tenerife. Asimismo, y ya en coproducción, se filmó Don´t grow up, cinta de suspense del director galo Thierry Poiraud, entre otras películas, en este caso extranjeras, como la rusa Mafia.
Gran Canaria, desde luego, no fue ajena a todo el trajín cinematográfico del año 2014. Así, resalta, sobre todo, la filmación de Wild Oats, del realizador Andy Tennant, que reunió en aquella isla a las prestigiosas actrices estadounidenses Shirley MacLaine, Jessica Lange y Demi Moore; así como la producción española Palmeras en la nieve, de Fernando González Molina, con un reparto encabezado por Mario Casas y Adriana Ugarte.
Premios y festivales
Ya fuera del capítulo de los rodajes, en 2014 el nombre de Canarias sonó una vez más en la llamada gran fiesta de cine español: los Premios Goya, con el diseñador lanzaroteño Francisco Delgado, quien por segundo año consecutivo conseguía el galardón a Mejor Vestuario [en 2013, lo hizo con Blancanieves, de Pablo Berger)], esta vez con la cinta Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia, imponiéndose a la tinerfeña Tatiana Hernández (Los amantes pasajeros), además de a Cristina Rodríguez (Tres bodas de más) y a Lala Huete (Vivir es fácil con los ojos cerrados). También estuvo nominada a Mejor Película de Animación el filme isleño Hiroku. Defensores de Gaia, dirigido por Manuel González Mauricio y Saúl Barreto, quienes lo tenían difícil al competir con la cinta que a la postre ganó la categoría, la película Futbolín, del argentino Juan José Campanella.
Por lo que respecta a ese escaparate que son los festivales de cine, otro de los vehículos de visibilización externa del Archipiélago, el de Las Palmas de Gran Canaria prosiguió su andadura pese a estar disminuido presupuestariamente desde hace varias ediciones a causa de la crisis. En su edición de 2014, homenajeó a la realizadora grancanaria Dunia Ayaso, fallecida en febrero de ese año, conocida por el tándem formado con su marido Félix Sabroso, colaboración de la que salieron películas como Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí, Los años desnudos y La isla interior. El Festival Internacional de Cine de Gran Canaria otorgó en esa convocatoria la Lady Harimaguada de Oro a la cinta brasileña Educaçao sentimental, de Júlio Bressane.
El Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife (Fimucité), de la mano del incombustible Diego Navarro, ya está plenamente consolidado entre las muestras de sus características que hay repartidas por el mundo. Su octava edición vino a confirmar este aspecto con la presencia de reconocidos compositores como Antón García Abril, autor de la música de las míticas El hombre y la Tierra, Fortunata y Jacinta, Anillos de Oro y Segunda Enseñanza; el también actor Paul Williams, ganador de un Óscar, tres premios Grammy y dos Globos de Oro, artífice de temas como We’ve only just begun y de la música de filmes como El fantasma del paraíso, de Brian de Palma, aparte de creaciones destinadas a los celebérrimos teleñecos; Elliot Goldenthal, acreedor de un Óscar por Frida y responsable de las bandas sonoras de cintas como Entrevista con el vampiro, Alien 3 y las dos entregas del Batman de Joel Schumacher, entre otras; y Lee Holdridge, autor de las partituras de los ochenteros filmes 1, 2, 3… Splash! o El señor de las bestias, así como de series como El pájaro espino y Luz de Luna.
La misma consolidación ocurre, en el ámbito del documental, con el Festival MiradasDoc de Guía de Isora, y también, aunque en menor medida y de una manera más modesta, con el Festival de Cortos de La Orotava, y de otros certámenes como el Festival Internacional de Cortometrajes [Tenerife Shorts]. Todo ello, junto a la ingente cantidad de talento que hay en las Islas, revela que el cine también está vivo en las Afortunadas al margen de los rimbombantes y mediáticos rodajes.