Cuando en junio de 2015 presentamos públicamente la Memoria 2014 de Cáritas Diocesana de Tenerife, nuestro Obispo nos hablaba de la tradición bíblica de la memoria, de su importancia, de lo que es hacer memoria de las cosas y acontecimientos de todo un año. Es recomendable echar un vistazo atrás para no olvidar lo bueno que hemos hecho y no repetir o caer en lo menos bien hecho.
Ya he dicho que es recomendable mirar atrás para recordar lo bueno que hemos hecho y no repetir lo menos bueno (alguien diría “lo mal hecho”; yo quiero ver el vaso medio lleno antes que medio vacío). En Cáritas Tenerife, cuando nos pusimos a recopilar datos para confeccionar esa Memoria 2014, miramos atrás, al año 2013. Y comprobamos con enorme satisfacción y agradecimiento que, a pesar de los acontecimientos, cierres o despidos, la solidaridad del pueblo canario en general y del tinerfeño en particular, con un apoyo enorme, tanto de nuestra comunidad cristiana como de la sociedad en general, aparte de las instituciones públicas, fue importantísima y fundamental para mantenernos, como lo fue a lo largo del año 2014.
Fue el año de comenzar a creer en la certidumbre, de ver que “hay motivos para la esperanza”, de confiar y mirar hacia adelante con ilusión esperanzadora. Eso hizo que comenzase un levísimo repunte de la economía a niveles de calle. Las estadísticas del paro no daban alegrías, pues los altibajos (esos dientes de sierra en las gráficas del empleo), nos hacían confiar, y desconfiar a la vez, en esos brotes verdes que nos decían los gobernantes y que se vislumbraban. Seguíamos con la esperanza clavada en nuestros corazones y muchas veces veíamos “el vaso medio lleno” como digo al inicio de este escrito.
Terminamos el año convenciendo a mucha gente de que la esperanza estaba entre nosotros. Las ventas en aquella Navidad-Reyes 2014/2015 trajeron confianza, ilusión y expectativas… Y quienes no se atrevían a gastar sino lo mínimo imprescindible vieron que “si todos hacían lo mismo, difícilmente crearíamos economía y activaríamos el empleo”. A pesar de ello fue un año duro, muy duro para muchas familias. Los datos que recogían la memoria lo reflejan, como también los datos de las personas que logramos insertar en el mercado laboral, superiores al año 2013. Un buen síntoma ese, acerca de la esperanza que comento.
Pero en Cáritas nunca bajamos la guardia, los números que reflejaban esa Memoria sobre atenciones y ayudas, no quería ni quiero que los vean como lo que aparentan, sólo números, porque detrás hay rostros, rostros de angustia, agonía, incredulidad (¿por qué a mí, Dios mío?), incertidumbre, desesperación… Son rostros de niñas y niños que no entienden nada cuando de la noche a la mañana el bocadillo para el recreo ya no está. En definitiva, son números con rostro.
Y también quiero decirle a nuestro pueblo, a nuestras gentes, que tienen mi inmensa gratitud por su solidaridad y apoyo a las acciones que llevamos en Cáritas hacia tantas familias que necesitan lo más básico para vivir, como es comer, además de que al accionar el interruptor tengan luz, o al abrir el grifo salga agua, o que cada día puedan tomar la medicación prescrita por su médico. Y otras muchas necesidades que no tendrían cubiertas sin su apoyo, su especial solidaridad. Porque sin la implicación económica de muchas personas difícilmente podríamos atender a tantas y tantas familias.
El perfil de la pobreza
Es muy triste, porque la pobreza afecta a muchas personas, que durante el año 2014 Cáritas en España haya atendido a 2.179.958 personas (en la provincia tinerfeña algo más de 20.000), según los datos de la Memoria Confederal 2014. Y también es muy triste que el perfil de esas personas sea en un 53% pareja con hijos, que más de un 19% son mujeres solas con hijos/as a cargo, que más del 11% son parejas sin hijos o que un 73% de las personas atendidas son españolas o procedentes de algún país de la UE-15, que más de un 26% son inmigrantes extra-europeos…
Un dato verdaderamente preocupante y que nos hace pensar es que el 53% de las personas que acuden a Cáritas vive en hogares en los que alguno de sus miembros está trabajando. Esto indica que tener un empleo no parece que esté ofreciendo suficiente protección ante el impacto de la pobreza o la exclusión social. Como que el 66% de los hogares atendidos por Cáritas tiene personas desempleadas; o que más del 59% de esos hogares habían pasado previamente por los servicios sociales públicos en busca de ayuda. Otras cifras muy preocupantes, son que más del 58% de quienes acuden a Cáritas se encuentran en condiciones de pobreza y de ellos el 33% en pobreza moderada y el 25% en pobreza severa.
Sin embargo, nos llena de satisfacción que el número de voluntarios en Cáritas haya crecido durante el año 2014, pasando a ser 82.000. Y también nos complace que los recursos invertidos en la Confederación Cáritas Española hayan superado los 305 millones de euros, cuya procedencia es mayoritariamente privada (73%), respecto al 27% de dinero público mediante subvenciones. Nuestros retos son no sólo seguir viendo el vaso medio lleno, sino con la esperanza de que se llenará. Es cierto que hay leves repuntes económicos¸ más porque el miedo de muchas personas va desapareciendo y pasando poco a poco hacia la confianza, que la propia generación de empleo… que sí llega pero con contrataciones precarias y/o sueldos también precarios.
Pero nos preocupa aún más ese 68% de personas atendidas en 2014 y que se encuentran en exclusión social, por su propia situación. Difícilmente verán mejorar, no ya su realidad económica, sino el empleo. Tardarán una media de entre cuatro y cinco años a partir del repunte económico para que logren tener empleos estables. Poco a poco los agentes de Cáritas nos preparamos para seguir atendiendo a esas familias, pero si no contamos con las ayudas económicas necesarias, a duras penas podremos cubrir sus necesidades, incluso las más básicas.
Personas sin hogar
Otro de los colectivos con los que trabajamos muy especialmente es el de las personas sin hogar. En el mes de noviembre 2015 se cierra la campaña europea Nadie Sin Hogar 2010-2015, que tiene entre sus objetivos acabar con el problema de los ciudadanos que viven en la calle, que “lejos de disminuir sigue creciendo, pues en los últimos años se ha registrado una tendencia al alza que supone un drama para miles de personas”.
Cáritas Diocesana de Tenerife organizará un programa de acciones de sensibilización y denuncia para concienciar sobre la realidad de las personas sin hogar, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de las Personas Sin Hogar el próximo 29 de noviembre. Y hacemos un llamamiento para que las instituciones y la sociedad trabajen conjuntamente para evitar el incremento del número de personas sin hogar y reclame el derecho a una vivienda digna y adecuada para todos y todas.
Para ello, la entidad pondrá en marcha un programa de acciones que se enmarcarán dentro del cierre de la campaña europea Nadie sin Hogar 2010-2015, desarrollada desde hace cinco años, con el objetivo de erradicar el problema de las personas que viven en la calle a través de una serie de peticiones y propuestas que reivindican políticas sociales comprometidas con las personas y, especialmente, con las personas sin hogar, que apuesten por la protección y garantía de acceso a derechos básicos como la salud, la vivienda y la protección social, entre otros.
El cierre de campaña se lleva a cabo durante todo el mes de noviembre, coincidiendo con la celebración del Día de las Personas sin Hogar, que tiene lugar el día 29. El lema escogido para esta edición es Porque es posible. Nadie sin Hogar, debido a que se considera que este derecho básico podría materializarse a través de un compromiso común en el que toda la sociedad participe y se involucre en la modificación del modelo social actual que favorece el sostenimiento de la pobreza y la exclusión social.
En Cáritas Diocesana de Tenerife, decimos que “se trata de un conjunto de acciones de sensibilización, denuncia e incidencia política destinadas a concienciar sobre la realidad de las personas sin hogar, en especial las que mayor exclusión sufren, las personas que viven en la calle, y cuyo fin último es generar cambios que conduzcan a la mejora de su situación”.
Porque la realidad es que los datos sobre personas sin hogar se alejan del propósito que se marcó al inicio de la campaña de que en 2015 nadie durmiera en la calle. Lejos de disminuir, en los últimos años se ha registrado una tendencia al alza de una cifra que supone un drama para miles de personas.