Santa Cruz y la lluvia torrencial

De todos los fenómenos meteorológicos adversos ocurridos en el Archipiélago durante el año 2014 destacan, las calimas de diciembre y las tormentas del domingo 19 de octubre. Estas tormentas eléctricas afectaron a las islas de mayor relieve y dejaron relámpagos, truenos, más de 12.000 rayos, y chubascos puntualmente muy fuertes y en algunos casos de tipo torrencial en Santa Cruz de Tenerife.

La formación de una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) la tarde del sábado 18 de octubre de 2014 centrada al noroeste de la isla de La Palma, así como su posterior transformación el domingo 19 en una borrasca fría aislada generó una nubosidad de tipo convectivo y tormentoso. En este tipo de situaciones meteorológicas es muy habitual que el relieve y la orientación incrementen la capacidad de precipitación de la nubosidad que cruza el Archipiélago, pero desde el punto de vista científico es imposible saber cuánta agua puede caer y dónde exactamente se producirán los chaparrones más fuertes. Las tormentas eléctricas del 19 de octubre de 2014 dejaron algunos chubascos de tipo torrencial, destacando el aguacero de 102,8 mm/m2 en una hora que descargó sobre el área urbana del municipio de Santa Cruz de Tenerife. La lluvia, en función de la intensidad de la precipitación se puede calificar en tres escalas:

- Fuerte: velocidad de precipitación mayor a 15 mm/m2 hora y menor o igual a 30 mm/m2 hora.

- Muy fuerte: velocidad de precipitación mayor a 30 mm/m2 hora y menor o igual a 60 mm/m2 hora.

- Torrencial: velocidad de precipitación superior a 60 mm/m2 hora.

A lo largo del día 19, una vez formada la borrasca fría aislada, el Centro Nacional de Huracanes pone en investigación la parte superficial de la misma, pues había posibilidades de que la borrasca pudiera adquirir características subtropicales a medida que se aleja de Canarias al moverse sobre aguas más cálidas. El Centro Nacional de Huracanes, en su último parte del día 19 y en el primero del lunes 20, cifraba la probabilidad de desarrollo de características subtropicales en un 10% para las siguientes 48 horas y en un 30% a cinco días vista. Al final la borrasca fría no se transformó en subtropical.

Las precipitaciones asociadas a las tormentas del 19 de octubre dejaron en el área urbana de Santa Cruz de Tenerife un total de 125,8 mm/m2 en 24 horas; en el barrio de San Andrés llegó a 123,8mm/m2 y, finalmente, 78,6 mm/m2 en el Mirador del Llano de los Loros, en lo alto del barranco de Tahodio. La mayor parte de las precipitaciones en Tenerife caen entre las 07:00 y las 13:00 horas. De hecho, tanto en la zona urbana de Santa Cruz como en San Andrés, el 82% del agua de lluvia del día cae en una sola hora.

La intensidad de precipitación fue torrencial, y aunque lo olvidemos, la torrencialidad es uno de los rasgos característicos de las precipitaciones que se producen en el Archipiélago Canario, sobre todo, en las vertientes orientales de cada isla y en los sectores de cumbre a más de mil metros de altitud. Además, estudios climáticos recientes apunta a que el período de retorno de precipitaciones intensas en el Archipiélago es cada vez menor. Los períodos de retorno de Gumbel confirman que, como mínimo, cada cinco años se producen chubascos con intensidades superiores a 100 mm/m2 en 24 horas en las cumbres y sectores elevados de las vertientes meridionales de las islas, especialmente en las cinco de mayor relieve.

Este último episodio de precipitaciones torrenciales en Santa Cruz de Tenerife se cobró la vida de una persona y volvió a generar inundaciones, desprendimientos, cortes de luz, cortes de carreteras y, según el Consorcio de Compensación de Seguros, daños por valor de unos 15 millones de euros. Sabemos que no es la primera vez que se producen lluvias torrenciales de este tipo en el área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife… y tampoco será la última. El 31 de marzo de 2002 cayeron 232,6 mm/m2 en 24 horas, de los que 204,1 mm/m2 se recogieron entre las 16:00 horas y las 18:30 horas. El episodio del 31 de marzo dejó ocho víctimas mortales y daños materiales por valor de 120 millones de euros.

La zona urbana de Santa Cruz de Tenerife se asienta y desarrolla sobre seis barrancos que cruzan de oeste a este la ciudad. Cuatro de ellos están abovedados y sólo los barrancos de Santos y de Tahodio, los dos más grandes, mantienen su cauce abierto. Además, una parte del casco urbano se encuentra sobre las fuertes pendientes de las laderas del macizo de Anaga, especialmente las del monte de las Mesas. Después del 31 de marzo de 2002, un estudio elaborado por el Colegio Oficial de Ingenieros de Santa Cruz de Tenerife llegó a la conclusión de que Santa Cruz no está preparada para recibir lluvias cuanto estas se manifiestan de forma violenta, con intensidades fuerte, muy fuerte o de tipo torrencial.

Un fenómeno tradicional

El sector bajo de la ciudad, zonas como las de los alrededores de la Iglesia de la Concepción en el tramo donde el barranco de Santos pierde su pendiente y desemboca en el mar, se han inundado con frecuencia; según las hemerotecas, siempre que “caen cuatro gotas” y el barranco “ha corrido”. De hecho, en el área urbana de Santa Cruz se contabilizaron 84 inundaciones en el siglo XX y en lo que llevamos de siglo XXI se han registrado 4. Estudios científicos han concluido que, en la actualidad, sólo es necesario que caigan 40 mm/m2 en doce horas para que haya inundación.

Las inundaciones en Santa Cruz de Tenerife se volverán a repetir en los próximos años. La mejora de las predicciones meteorológicas, de los avisos por fenómenos meteorológicos adversos y de la emisión de alertas desde el punto de vista de Protección Civil, así como la instalación del segundo radar meteorológico en Tenerife y el aumento del conocimiento por parte de la población de medidas de autoprotección en caso de fenómenos meteorológicos adversos no evitarán la formación de lluvias torrenciales en cualquier punto del Archipiélago. Los avances científicos, del conocimiento, tecnológicos y técnicos no pueden dominar a la naturaleza.

Una de las consecuencias previstas del Cambio Climático en marcha a nivel mundial es el aumento del número de desastres naturales relacionados con la Meteorología. Es probable que el número de fenómenos meteorológicos adversos aumente y además previsiblemente serán más intensos. El aumento de temperatura del planeta ya está acelerando el ciclo hidrológico. Una atmósfera más cálida retiene más humedad, es menos estable y produce más precipitaciones, en particular en forma de aguaceros o chaparrones.

En Canarias, el aumento de la temperatura del Océano Atlántico y el aumento de temperatura y de humedad de la atmósfera son elementos que favorecerán la aparición de tormentas más fuertes. El aumento de la temperatura del mar implica además que se incremente la probabilidad de que en nuestro entorno se puedan dar depresiones tropicales o tormentas como Delta. También es probable que aumenten las calimas y las olas de calor. Debemos prepararnos para un posible escenario de clima menos bonancible, templado, suave y apacible que el que hemos tenido hasta ahora.

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