El meteorólogo que llevamos dentro

El trabajo de los científicos convive con los pronósticos no oficiales sobre temporales y otros episodios del tiempo.

En los últimos años, la irrupción de las redes sociales y el mayor acceso en internet a los modelos numéricos de predicción meteorológica han hecho que, al igual que todos llevamos un entrenador de fútbol dentro, ahora todos seamos meteorólogos. Interpretamos los distintos mapas de predicción del tiempo, sin saber en muchas ocasiones qué es un modelo de predicción numérica, a qué modelo corresponden los datos que miramos, cuantos modelos existen, qué diferencias hay entre ellos, y cuáles son sus limitaciones.

El problema surge cuando, con meteorología adversa, ese hombre o mujer del tiempo que llevamos dentro cuestiona las fuentes fiables y oficiales de información meteorológica y critica las medidas preventivas que los servicios públicos de protección civil tienen que tomar para evitar daños a las personas, a los bienes y al medio ambiente si finalmente se produce el episodio de mal tiempo pronosticado. No sólo criticamos la toma de medidas preventivas, también lo hacemos cuando no se toman y nosotros pensamos que había que tomarlas. Nuestra sociedad, en la actualidad, es cada vez más vulnerable a situaciones meteorológicas normales de un día de lluvia débil o ligeramente más ventoso de lo habitual, y los riesgos aumentan notablemente cuando la meteorología es adversa y/o extrema.

Nos olvidamos de que en Canarias una de las principales características de la meteorología es que, dentro de una isla y entre las islas en un mismo día hay una gran variedad de tiempos, variedad que está condicionada por la complejidad del relieve, la altitud y la orientación de las montañas, los valles y los barrancos al viento dominante.

No es una ciencia exacta

La meteorología no es una ciencia exacta. Las predicciones tienen un grado de incertidumbre y de error que depende del tipo de pronóstico realizado. Un modelo numérico de predicción meteorológica es una simplificación de la atmósfera y de su comportamiento. Los cálculos necesarios para obtener soluciones a las ecuaciones matemáticas de los modelos los hacen grandes supercomputadores, para realizarlos parten de un instante inicial de la atmósfera que también es una simplificación, porque es imposible saber la situación de la atmósfera en todo momento y en todo lugar. El margen de error de la solución proporcionada por el modelo depende, también y mucho, de la situación meteorológica. No es lo mismo pronosticar una situación anticiclónica de verano que predecir una tormenta.

No siempre hay temporal a gusto de todos, no todos los episodios de mal tiempo afectan por igual a una isla o al Archipiélago. A poco que alguno de los modelos de predicción apunte una tendencia de “mal tiempo”, las redes sociales se inundan de pronósticos no oficiales, sobre todo en situaciones de lluvia. Si al final oficialmente se prevé un posible “temporal” y no se materializa como esperaba nuestro meteorólogo interno, las redes se llenan de memes, en muchas ocasiones, ridiculizando la predicción oficial y las medidas de preventivas tomadas.

Un año de catástrofes

En 2017 los fenómenos meteorológicos extremos segaron vidas y provocaron la destrucción de los medios de subsistencia en numerosos países. Debido a las altas temperaturas de la superficie del mar, la temporada de huracanes del Atlántico Norte fue la más costosa que se conozca en los Estados Unidos y acabó con decenios de logros alcanzados en materia de desarrollo en pequeñas islas del Caribe, tales como Dominica. Las inundaciones provocaron el desarraigo de millones de personas en el subcontinente indio mientras que, en el Cuerno de África, la sequía está exacerbando la pobreza y agravando la presión migratoria.

En Canarias, según la información disponible en los Resúmenes climatológicos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el año 2017 fue extremadamente cálido y muy seco. A lo largo de 2017 los episodios de temperaturas superiores a las normales se repitieron todos los meses, salvo en diciembre. En enero y febrero tuvimos varios días con temperatura máxima rondando los 30º C, en marzo hubo jornadas con temperaturas entre 30 y 35º C. En abril sólo se registraron temperaturas normales los días 6, 7 y 8, y durante todo el mes de mayo las temperaturas fueron superiores de los valores normales. La primera ola de calor oficial llegó en junio, la segunda en agosto y la tercera en octubre, en pleno otoño en Jandía la temperatura llegó a 43,2º C.

Poca lluvia en Canarias

De media, en 2017, en nuestro archipiélago llovió un 25% menos de lo normal, y en algunas zonas el déficit de precipitaciones superó el 50%. Aun así, tuvimos tormentas, algunos episodios locales de lluvias muy fuertes y varios de aguaceros torrenciales a lo largo del año. En marzo granizó en Lanzarote y en Fuerteventura. En abril fueron avistadas trombas marinas y un tornado en Lanzarote. El día 7 de noviembre cayeron 299 litros de agua por metro cuadrado en Garafía. Y en diciembre, el día 11, un frente frío asociado a la primera borrasca a la que se le da nombre en España, la borrasca Ana, deja lluvia generalizada y nieve en cotas situadas por encima de los 2200 metros.

En 2017 padecimos 31 intrusiones de calima, todos los meses del año tuvimos superávit de horas de sol, sufrimos dos temporales de viento, dos episodios de tempestad de ladera en varias islas y durante muchos meses, desde abril a noviembre, la temperatura media del agua del mar en aguas costeras superó los valores normales siendo la más alta de los últimos 10-15 años.

Las situaciones de tiempo adverso en nuestro archipiélago dieron lugar a 124 boletines de Aemet de avisos por fenómenos meteorológicos adversos, el 80% de ellos de nivel amarillo y ninguno de nivel rojo. Aemet también emitió 188 predicciones especiales de fenómenos meteorológicos significativos no incluidos en el sistema de avisos de Meteoalerta, predicciones que sólo reciben los Servicios Públicos de Protección Civil, en nuestro caso el Cecoes 1-1-2 y la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias.

Catorce alertas en las Islas

A pesar del gran número de avisos, y lo que puede ser nuestra sensación de que siempre estamos con alertas, el Gobierno de Canarias activó la situación preventiva de Alerta por fenómeno meteorológico adverso en 13 ocasiones, y en una ocasión la situación de Alerta máxima. En aplicación del PEFMA, del Plan Específico de Protección Civil y Atención a Emergencias de la Comunidad Autónoma de Canarias por riesgo de fenómenos meteorológicos adversos, sólo se comunican a la población las declaraciones de situaciones de Alerta y de Alerta máxima y se emiten para la misma una serie de avisos y de recomendaciones orientativas de autoprotección ante el riesgo meteorológico que se prevea a corto o muy corto plazo. Las situaciones de Prealerta, 39 durante 2017, no se comunican de forma oficial a la población, aunque no es difícil encontrarlas en las redes sociales.

Probablemente el fenómeno meteorológico más llamativo e inusual de 2017 haya sido la niebla marina con la que amaneció el día 9 de marzo en Las Palmas de Gran Canaria y poco después el día 18 de abril en Santa Cruz de Tenerife.

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