Los artistas canarios se sitúan, hoy por hoy, en una posición muy digna dentro del mapa sonoro digital.
Streaming, likes, followers, playlists… El pulso de la Industria Musical se mide hoy en día a través de Internet. La era digital ha dado voz a aquellos que no podían permitirse grabar un disco hace años. La nueva estrella mediática internacional puede surgir del salón de casa o el asiento de un coche. Y con tan solo un smartphone como herramienta. La Red está llena de artistas emergentes esperando ser descubiertos a golpe de clic.
En la época de la hiperconexión hay que estar al día. Al consumidor de música actual ya no le basta con encender la radio o leer una revista especializada para enterarse de lo que está de moda en cuestión de música. Según el informe de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) sobre Los hábitos de consumo de música en 2017, “el aumento en el uso del teléfono inteligente para escuchar música se observa en todos los grupos de edades comprendidos entre 16 y 54 años”.
En base a este estudio, los que más consumen música a través del móvil son los jóvenes de entre 16 y 24 años. Los llamados nativos digitales, la Generación Z, viven pendientes de las nuevas tendencias musicales y no conciben un mundo sin acceso inmediato a la Red para poder curiosear, compartir, escuchar y ver online lo que les apetezca desde donde quiera que se encuentren. Tan solo se necesita una buena tarifa de datos móviles o conexión wifi y una aplicación que abra las puertas a un universo de contenidos multimedia. Es aquí donde entran en acción las plataformas de streaming que ofrecen múltiples posibilidades para reproducir música y video directamente desde Internet.
Las plataformas disponibles
La plataforma enfocada al audio más utilizada a nivel mundial es Spotify. Se presenta como “un servicio de música digital que da acceso a millones de canciones” y ofrece la opción de escucha gratuita —incluye anuncios y ciertas limitaciones a la hora de explorar música— y Premium, mediante suscripción que no supera los 10 euros. Spotify ha conseguido que, de sus 159 millones de usuarios mensuales (datos de diciembre de 2017), 71 millones paguen por escuchar música. Promusicae, productores de música de España, destaca el llamativo crecimiento en el último año de las suscripciones Premium; “servicios de pago en las plataformas de streaming que ya superan en España el millón y medio de suscriptores”. Spotify es la favorita, pero la competencia pisa fuerte: Apple Music, Deezer, Soundcloud… y YouTube, la líder indiscutible, la de mayor alcance global que ofrece contenidos generados por usuarios a través de streaming en video.
YouTube se encuentra disponible en 76 idiomas diferentes y cuenta, tal y como indica en su página web, con más de mil millones de usuarios y mil millones de horas de reproducción diarias; visualizaciones que han pasado a medir el éxito y la repercusión de un artista, además de convertirse en fuente de ingresos para autores, sellos y compañías discográficas. YouTube asegura haber pagado más de dos billones de dólares “a los titulares de derechos que decidieron monetizar sus reclamaciones” desde el lanzamiento en 2007 de Content ID (sistema que identifica copyright de video y audio). Por su parte Spotify afirma haber abonado, en sus primeros 10 años, más de 8 mil millones de euros en royalties a artistas musicales, editores y sellos.
Una posición digna
Ante este nuevo panorama de largo alcance y visión global sin fronteras, los artistas canarios se sitúan, hoy por hoy, en una posición muy digna dentro del mapa sonoro digital. Muchos de ellos posicionan sus éxitos en emisoras de radio del territorio nacional e internacional; se incluyen en las playlists más escuchadas, cuentan con cientos de miles de reproducciones de sus videoclips y ocupan cientos de horas en “Historias” y “Directos” de redes sociales como Facebook o Instagram, lo que les permite interactuar con sus seguidores, descubrir sus intereses y conocer de primera mano el lugar desde dónde se demanda su música.
Chile, México y Perú son países donde habitualmente suenan, a través de Spotify, las canciones del grancanario Dasoul. Su perfil en esta plataforma muestra además el impacto de cada lanzamiento traducido en oyentes: 888.317 mensuales y 192.803 seguidores. El año pasado su tema Kung fu —junto al colombiano Nacho— superó las 40 mil descargas vendidas, siendo Disco de Platino en España y puesto 33 del Top 100 canciones + streaming anual 2017 de Promusicae. También encontramos presencia canaria en el Top 100 álbumes 2017 gracias al disco peración Triunfo 2017, donde aparecen los intérpretes tinerfeños Ana Guerra y Agoney que han encontrado en OT su gran plataforma de lanzamiento.
Maikel Delacalle se ha convertido, en tan solo un año, en uno de los imprescindibles del sonido urbano a nivel internacional. La vida de este joven tinerfeño ha dado un giro de 360 grados desde que firmó con Universal Music. El ascenso de Delacalle se mide en visionados; 63 millones para ser exactos de todo el contenido multimedia en su canal de YouTube.
Adexe y Nau se han convertido en uno de los fenómenos musicales más destacados de los últimos tiempos; comenzaron haciendo covers en su canal de YouTube y ya cuentan con seis millones y medio de suscriptores. Los dos hermanos forman parte de la familia de Sony Music Latin, han publicado biografía bajo el título Adexe y Nau, tú y yo, abrazando un sueño (Ediciones Martínez Roca) y colgado el cartel de sold out en el Teatro Metropólitan o el Auditorio Nacional de México, con capacidad para 10 mil personas.
En plena forma continúan la lanzaroteña Rosana, que suma cada día nuevos seguidores, visionados, escuchas y likes en cada post que publica en sus redes sociales —en Spotify supera el millón de oyentes mensuales— y los grancanarios Efecto Pasillo, que celebran en este 2018 once años de carrera. Con su disco El misterioso caso de… (2012) pusieron de moda el nombre de Canarias y llevaron hasta Ecuador y Colombia el Pan y mantequilla, cuyo videoclip supera las 38 millones de visualizaciones.
La revolución digital musical ha permitido mostrar al mundo el talento de otros artistas de la tierra como Karen Méndez, cuyo canal de YouTube cifra en 200 millones las visualizaciones de todo su contenido multimedia; Danny Romero, que suma más de 154 millones de reproducciones en su canal de VEVO o El Vega que ha conseguido alcanzar los 12 millones de visionados con su rumbita canaria en YouTube.
Podríamos citar hasta una veintena de nombres que no llegan al millón de visualizaciones en plataformas de streaming, pero sí cuentan con decenas de miles de reproducciones, logrando hacerse un hueco en la escena musical digital; solistas, bandas, productores de electrónica que han tenido que dar sus primeros pasos mediante la autoproducción y el crowfounding o “vaquita digital”, como ha denominado el tinerfeño Fran Baraja a la forma de financiar su último EP, Mago.
La realidad es que, más allá de la visibilidad en RRSS y la repercusión de visionados en plataformas de streaming o de la venta digital de sus canciones, se sigue planteando la necesidad de que el público canario esté dispuesto a pagar por ver a un artista de la tierra en directo. ¿Cómo es posible que bandas como los grancanarios Red Beard sean un auténtico reclamo en Península, e incluso Estados Unidos, y en Canarias tengan un discreto éxito? El talento de los artistas y la calidad de las producciones musicales están ahí, ¿por qué se aprecia fuera del Archipiélago y aquí miramos para otro lado? Se hace necesario un mayor compromiso por parte de instituciones y promotores locales de apostar por la música hecha en Canarias; por dejar el postureo e incluir de una vez sus nombres como cabezas de cartel en programaciones culturales, festivales y conciertos. En definitiva, por darles el valor que merecen al otro lado de la pantalla del móvil, la tablet o el ordenador; en su propia tierra.