Las previsiones nos dicen que el crecimiento de la economía regional irá a la baja en los próximos años.
Es de suponer que todos los profesionales sufren una gran desazón cuando oyen y leen constantes tópicos erróneos sobre la materia de la que son especialistas. El problema no es que uno se sienta más o menos alterado en su tranquilidad espiritual; lo inquietante, al menos en mi caso, es que, ronda rondando, somos conscientes del daño que producen sobre el bienestar de la población. Los tópicos, además, se extienden a gran velocidad y permanecen durante años, siendo utilizados sin parar por todas las clases sociales y profesionales. Y es que el tópico se alimenta de los deseos de quedar bien, como dirían los jóvenes, del “postureo” o la reputación que se adquiere al expresar algo que la colectividad acepta como muy inteligente.
En Canarias hay tópicos célebres, por citar alguno, aquel que afirma que las historia económica de Canarias se explica por la sucesión de monocultivos y, lo más increíble, que la economía de Canarias actual se explica por el “monocultivo del turismo”. Ahí permanece desde hace más de cuarenta años y de nada ha servido la investigación sobre historia económica de nuestras islas. No importa que la crisis que se inició en el 2007 fuera tan dramática manteniéndose la actividad turística a un alto nivel. Este hecho tan significativo, como no cabe en el tópico, se ignora.
Otro más reciente es afirmar que la economía de Canarias continúa en crisis, aún cuando desde 2013 las tasas de crecimiento son positivas; pues bien, parece muy inteligente decir que la recuperación no ha llegado a todos, como si antes de 2007 todas las familias canarias ataran los perros con longaniza.
El cambio de modelo
Trataré aquí de comentar dos tópicos que están enlazados y condicionan la situación de la economía: uno, “el modelo está agotado”; dos, “hay que cambiar el modelo productivo”. En cualquier tertulia alguien dice que el modelo está agotado y/o que hay que cambiar el modelo productivo y queda bien, muy bien. Pero ¿por qué se afirma que el modelo está agotado? ¿Qué significa cambiar el modelo productivo?
Los dos tópicos suponen que existe algo que se llama “modelo productivo”. Se supone también que el modelo se agota y que se puede cambiar. Me explicaré. Un modelo es una representación estilizada de la realidad. Por ejemplo, los modelos que lucen las confecciones en las pasarelas son personas que tienen unas condiciones especiales, estilizadas, que les distinguen de las población en general. Pero a nadie se le ocurría pensar que su cuerpo es el de un o una modelo. Así, un modelo en economía, sea discursivo o formalizado matemáticamente, es una construcción intelectual que representa la realidad de forma estilizada. No es la realidad misma.
De esta suerte, podemos construir tantos modelos como queramos y cambiarlos como se nos antoje para elegir el que mejor representa la realidad de la economía. No tiene ningún sentido decir que el modelo está agotado ni que hay que cambiarlo, pues, como tal construcción intelectual, podemos sustituir una representación por otra a nuestro gusto.
Y además, hace daño, porque el modelo hegemónico con el que se razona en Canarias es un mal modelo que carece de capacidad de explicación. Esto es, el modelo de la teoría de la dependencia de los años sesenta del siglo pasado ha sido largamente superado por otras apuestas teóricas. La economía de las Islas nunca fue un monocultivo y no lo es tampoco ahora. Pero en las escuelas e institutos se sigue explicando tal modelo. Y en cualquier conferencia no falta quien habla del monocultivo del turismo, repitiendo una metáfora tan mala como facilona. La versión más burda de este tópico se apoya en un error enorme que consiste en afirmar que el turismo es el ochenta por ciento del valor de la producción de Canarias.
En segundo lugar, el tópico es importante porque un asunto es cambiar un modelo, y otro muy diferente cambiar la economía, es decir, cambiar la organización de la sociedad destinada a producir y distribuir entre la población los bienes y servicios. Esto es, obviamente, más difícil.
¿Qué es lo que se quiere decir cuando se dice “modelo productivo”? Tengo algunas dudas. Cuando se dice que hay que cambiar el modelo productivo, ¿se refiere la frase a que debemos producir otros bienes y servicios, además de las que ya se producen? O bien, ¿se enjuicia que los bienes y servicios que se producen son indeseables, al menos parte de ellos, y entonces deben dejar de producirse e iniciarse la producción de otros? ¿O lo que se pretende decir es que debemos producirlos combinando trabajo y capital de otra forma?
En el primer caso, lo que se propone entonces es iniciar nuevas empresas que produzcan otros bienes y servicios, para lo que hace falta inversión, tecnología y recursos humanos, suficientes para hacerlas rentables, tan rentables como las más rentables actualmente existentes, de forma que los inversores corran semejante riesgo.
Si se trata de la segunda pregunta, entonces habrá que convencer a determinados empresarios de que desinviertan en determinadas actividades hoy localizadas y que inviertan en otras nuevas, se supone que, al menos, igualmente rentables, de forma que les compense el riego.
Ahora bien, si el problema es el cómo se produce y se distribuye, entonces habrá que sustituir la base tecnológica y organizativa de las empresas por otra que sea posible, habrá que fijar qué es lo que no gusta y resulta mejorable en las empresas, siempre, eso sí, manteniendo la rentabilidad.
Cualquiera de estas líneas, o una combinación de ellas, no sólo exige la adopción de estrategias políticas concertadas, sino también, obviamente, el convencimiento de los empresarios, puesto que la economía privada es el 83% del PIB de las Islas. Y esto, como es fácil de imaginar, nunca será unánime. Afirmamos lo último porque con frecuencia olvidamos que la economía de mercado tiene una ventaja sobre cualquier otro sistema económico: la descentralización en la toma de decisiones individuales, lo que es al mismo tiempo un problema visto desde la necesidad de coordinación de tales decisiones.
¿Dónde estamos?
Dicho esto, creo que se puede pensar en un plazo lo suficientemente largo como para corregir lo que no nos gusta de la situación de la economía, más allá de los tópicos. Pero antes de pensar hacia dónde queremos ir, hay que fijar en qué momento del ciclo de la economía estamos.
La economía de las Islas lleva desde el tercer trimestre de 2013 con datos de crecimiento de la actividad económica (ISTAC, Contabilidad Trimestral de Canarias). En 2017, la economía de las Islas ha producido más valor, en términos nominales y constantes, del que había producido al inicio de la crisis, en 2007-2008. Lo que es tanto como decir que ha producido más valor que en todos sus años de historia. Además, este crecimiento de la economía ha mejorado la recaudación de las haciendas autonómica y locales.
Las previsiones nos dicen que el crecimiento de la economía irá a la baja en los próximos años. Pero la actividad económica seguirá creciendo, así que la fase de recesión ha quedado atrás desde hace mucho. Esto implica que la ocupación también crecerá, a un ritmo de medio punto más que el crecimiento de la economía (según cálculos propios sobre la elasticidad a corto plazo de la ocupación respecto del PIB). Como desde principios de los años setenta del pasado siglo, estaremos aún muy lejos del pleno empleo. Por cierto, según lo que hemos dicho, es hora de abandonar el tópico de que la economía de Canarias necesita un crecimiento del dos por cierto mínimo para crear empleo.
Las tasas de crecimiento previstas no son despreciables, al menos hasta finales de esta década. Y esta afirmación nos lleva a un nuevo espacio de razonamiento: el crecimiento de la economía ya no será de las magnitudes del pasado, las tasas serán aceptables, pero no espectaculares. En consecuencia, el crecimiento del empleo tampoco será semejante al del pasado. Este es un cambio importante que se ha producido como consecuencia de la crisis. Pero debemos recordar que a finales de esta década posiblemente la economía de Canarias entre en otros cuatro o cinco años de problemas de crecimiento. Seguramente no será de las dimensiones de la pasada crisis, pero, como en los últimos sesenta años, viviremos problemas.
Y para terminar el cuadro que hemos pintado, un apunte sobre desigualdad. No pongamos cara de sorprendidos cuando aparezca información sobre desigualdad, no seamos falsos: llevamos décadas recibiendo información sobre indicadores de desigualdad (INE, Istac, Eurostat) y siempre Canarias aparece como una de las regiones más desiguales socialmente, tanto con respecto a España como a la Unión Europea. Así que admitamos que Canarias es una región con escasa movilidad social en la que la desigualdad se trasmite de padres a hijos en un alto porcentaje. Para algunos esto no será una preocupación, pero crean que una sociedad con altos niveles de desigualdad, no derivada de las diferencias de esfuerzo, termina teniendo problemas de crecimiento económico.