Una década perdida en la ciencia

La ‘economía de guerra’ en el sistema de I+D+i en Canarias pasará factura.

La ciencia nos hará libres. No solo es una máxima filosófica. Es una máxima real. El mundo en el que vivimos está marcado por una enorme tecnificación de todos los procesos económicos y sociales. La tecnología domina el mundo. Desde las pequeñas pymes que utilizan sus smartphones como datáfonos hasta las grandes compañías que están sustituyendo a marchas aceleradas gran parte de sus recursos humanos en productos tecnológicos externalizados.

Todo depende ya de una app, de una red social o de un sistema informático que se paga (incluso los gratuitos). Y no solo eso, en una Canarias en el que la esperanza de vida supera los 85 años vivimos una cuarta parte de nuestra vida jubilados y necesitando cuidados sanitarios.

¿Quiénes serán los dueños de nuestro tiempo, de nuestra tecnología y de nuestra salud? Pues los países, y las regiones, que sí han invertido en I+D+i, pues los royalties y las patentes que les tendremos que pagar por nuestra “no libertad” nos esclavizarán.

Los datos y el manejo de los datos son el nuevo petróleo. Y, una vez más, España y, Canarias aún más, parece alejarse de estar en las primeras potencias en I+D+i.

La crisis como excusa

La crisis no es una excusa, pero sí la explicación de esta lejanía de Canarias a la I+D. La crisis y una escasa cultura del retorno de la inversión a medio y largo plazo, porque la ciencia y la tecnología ya sabemos que no da un retorno rápido. El sistema investigador ha vivido una economía de guerra que está teniendo consecuencias importantes ya.

La Fundación Cotec para la Innovación es una organización privada sin ánimo de lucro cuya misión es promover la innovación como motor de desarrollo económico y social. Y es la autora de uno de los informes más completos y menos sesgados del panorama nacional con respecto a la I+D. Su último informe de 2017 con datos verificados de 2015 advierte de que en los últimos años se observa un ligero aumento de la inversión en este ámbito en toda España, aunque “se sitúa por debajo del incremento del PIB en dicho período y por tanto, es insuficiente para evitar que la I+D siga -por quinto año consecutivo- perdiendo peso en nuestro país”. Y los datos de Canarias mantienen la misma distancia.

¿Nuevo modelo económico?

Llevamos décadas escuchando en todos los discursos oficiales y oficiosos que Canarias tiene que migrar su modelo económico. El turismo es el gran motor de la economía isleña y está bien que lo sea. En los últimos años se han batido récords en llegada y permanencia de turistas en el Archipiélago, en parte, y así ha sido reconocido gracias a la inestabilidad política y sanitaria de otros destinos competidores. ¿Y qué ha pasado con eso de que teníamos que diversificar? Pues… se ha convertido en la prioridad enésima tras las listas de espera, la pobreza y la revitalización de la obra pública.

El sistema científico y tecnológico canario ha vivido una situación de descapitalización humana y de recursos tan grave que tardaremos décadas en recuperarla. El problema es que esto que es importante no se ha considerado urgente. Pero lo es.

Los datos del Informe Cotec 2017 son fríos pero la realidad es aún peor: cuando se visita un laboratorio al azar de alguna de las universidades y centros de investigación de las Islas hay demasiados sitios vacíos donde antes había que hacer turnos para poder trabajar. Solo se han mantenido con un presupuesto más o menos suficiente, aunque duras penas, algunas joyas de la corona como el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) -con los observatorios de El Teide, El Roque de Los Muchachos y el Gran Telescopio Canarias- o la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan), incluidos en el mapa de las Insfraestructuras Científico Técnicas Singulares del Estado desde el año 2007.

Más lejos de Europa

Mientras el conjunto de la UE invierte hoy un 25% más en I+D que antes del inicio de la crisis económica, la economía española invierte un 10% menos. Canarias estaba antes de la crisis en el vagón de cola de las comunidades autónomas en cuanto a inversión en I+D. ¿En qué posición está ahora? Pues en ese mismo vagón de cola solo que 10 años después y compitiendo con otras regiones de Europa y del mundo que sí han invertido. ¿Tenían el resto de países europeos problemas con el desempleo y su economía? Por supuesto que sí pero invirtieron en futuro.

Uno de los indicadores más graves está en que en el país un poco más de la mitad de la inversión en este área está en manos privadas, lo que supone que la I+D sigue dependiendo en gran medida de los presupuestos públicos y de las decisiones políticas.

¿Y cómo está Canarias? Pues a la cola, especialmente en el sector privado. Las Islas aún están en pañales en innovación y ciencia y es lógico que, con este ambiente, las empresas privadas tarden más en adaptar la I+D en su seno. Comparando, tenemos que en el País Vasco y Navarra el gasto en I+D del sector privado se mantiene en niveles que rondan el 70-80% del gasto total, en Baleares, Canarias y Extremadura esa proporción se sitúa en el entorno del 10-20%. En Canarias, en torno a 7 de cada 10 empresas que realizaban actividades innovadoras en 2008 han dejado de hacerlo en 2015.

Investigadores por habitantes

El número de investigadores referido a la población ocupada también da una buena idea del peso de la actividad en I+D en el conjunto de actividades económicas de cada comunidad autónoma. En 2015, el promedio nacional era de 6,7 investigadores por cada mil ocupados en 2015. Una cifra que ascendía a casi 13 en el País Vasco o a casi 12 en Navarra. Una vez más, Canarias está a la cola con menos de tres investigadores por cada mil ocupados. Muchos expertos advierten del grave riesgo real del envejecimiento de las plantillas de investigadores en las universidades canarias pues la ley de control del gasto impide las nuevas contrataciones y ya la media de edad de los profesores-investigadores supera los 55 años. ¿Conclusión? Si masa investigadora y si la poca que hay se jubila en menos de 10 años, ¿qué futuro le espera a la ciencia en Canarias si no se implanta un urgente plan de fomento de la misma? La respuesta es obvia.

En este ambiente de datos pesimistas, hay hechos para el optimismo: tenemos grandes e interesantes infraestructuras científicas que compiten internacionalmente; nuestros investigadores están preparados (aunque muchos trabajen fuera en estos momentos) y tenemos una tecnología impecable en cuanto a conectividad con el cable submarino y la supercomputación. Hay sectores donde somos punteros como la Astrofísica o la Oceanografía. Hay algunos planes como Tenerife 2030, del Cabildo de Tenerife, que miran más allá de la cifra electoral de cuatro años.

¿Qué necesitamos? Un plan urgente para recuperar esta economía de guerra que hemos pasado y vivir los felices años 20 en la ciencia y la tecnología. ¿Se apuntarán las administraciones públicas y las empresas privadas?

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