La aparición de las cianobacterias desató la alarma colectiva en Canarias, la comunidad con la mayor línea costera de España.
Canarias tiene una superficie de 7.493 kilómetros cuadrados, representa tan solo el 1,5% de la superficie de España; sin embargo, posee la mayor línea costera del país, con una distancia de 1.685 kilómetros, superando a Galicia (1.498), Baleares (1.428) Andalucía (950) y similar a Kenia.
A pesar de lo reducido de nuestro territorio, de todos es conocida la amplia riqueza de la biodiversidad de Canarias, la más elevada de nuestro país. Se han descrito unos 20.000 taxones, de éstos en el medio marino unos 5.230. En cuanto a nuestra riqueza en algas marinas, se han clasificado 680 macroalgas y unas 700 microalgas, estas últimas muy poco evaluadas pues se estima que deben existir en nuestras aguas entre ocho y doce veces más. Simplemente, el medio marino no ha sido tan explorado como el terrestre, pues requiere expediciones que emplean equipamiento más específico y mayor financiación. El desafío sigue vigente.
A pesar de contar con este privilegiado patrimonio biológico, nuestra biodiversidad está apenas explotada, aunque ofrece un infinito potencial para implantar nueva economía en la región liderada por empresas de base tecnológica, para el desarrollo de la industria biotecnológica con múltiples aplicaciones aún no determinadas, siendo una atractiva pero poco considerada alternativa económica de progreso.
El año 2017 nos brindó miles de noticias, destacando sobremanera la aparición de grandes sobrepoblaciones de cianobacterias (comúnmente denominadas microalgas) que ocupaban grandes extensiones en nuestras aguas costeras, originando cierto temor, alarma, incomodidad y preocupación por la negativa repercusión de este fenómeno en el turismo, nuestra mayor industria y motor económico.
En concreto esta floración de cianobacterias se identificó como Trichodesmium erythraeum (Ehrenberg ex Gomont) descrita desde 1892. Es una especie filamentosa fijadora de nitrógeno en los mares que lo hace biodisponible para otros organismos, propiedad muy importante ecológicamente. También tiene capacidad fotosintética, aunque una misma célula no es capaz de realizar ambas funciones simultáneamente; forma grandes colonias, y está presente en aguas tropicales o subtropicales, bien en superficie o a profundidades de entre 100 y 150 metros. A diferencia de otras especies, no está catalogada como una especie tóxica para humanos, aunque pueda producir alguna reacción cutánea o en las mucosas a ciertas personas más sensibles en contacto con ellas, de ahí la prohibición para el baño y cierre de algunas playas en esas fechas veraniegas de mayor expansión de este microorganismo.
La ciudadanía se preguntaba la causa de este afloramiento, siendo las autoridades de la Administración canaria las competentes en este asunto. Aportaron información para responder a la aparición de este fenómeno, existiendo críticas sobre la inmediatez de la información, la estrategia de comunicación, y sus contenidos. Mucho se ha escrito al respecto, y todavía no parece que se haya concretado la causa o causas que dispararon este fenómeno, pero sí se insistía repetidamente en que nada o muy poco tenían que ver las aguas residuales no tratadas vertidas al mar. Recordar que ya se han repetido afloramientos de esta cianobacteria en nuestras aguas en 2004, 2011 y 2017.
Método científico
Para abordar y concretar las causas de este fenómeno es pertinente aplicar el método científico que permitirá evaluar y concluir las posibles causas para así poder evitar la repetición de nuevos episodios. El primer paso es consultar las fuentes de información, en concreto las publicaciones científicas disponibles (textos que han sido evaluados por otros expertos científicos sobre su rigor, veracidad, reproducibilidad, tratamiento de los datos, conclusiones, etc., antes de poder ser publicadas en revistas científicas) sobre esta especie, que detallen su comportamiento, distribución, fisiología, etc. Por otro lado, para ser más rigurosos y exigentes, además es preceptivo llevar a cabo investigaciones in situ para estudiar determinados parámetros de las aguas, sobretodo los niveles de nutrientes presentes (nitratos, nitritos, amonio, fosfatos, hierro, azúcares, carbono orgánico disuelto, etc.), valores de CO2 y oxígeno, salinidad, corrientes marinas, meteorología, temperatura, luz, identificación de organismos presentes, niveles de clorofila, etc., teniendo que realizarse en pleno auge, con anterioridad y posterioridad al afloramiento, para comparando estos tres escenarios junto con la literatura científica, poder determinar conclusiones acertadas sobre su aparición. Pero desconozco la existencia de estos estudios en nuestras aguas, el rigor y la continuidad de los mismos.
La literatura científica indica que la temperatura se ha descrito como el factor principal que controla las poblaciones de T. erythraeum; generalmente su sobrecrecimiento ocurre durante las épocas estivales de mayores temperaturas. No obstante, solo la alta temperatura del agua superficial no es suficiente para permitir la proliferación de esta cianobacteria. También se incrementa el oxígeno disuelto en el agua durante su sobrecrecimiento, seguramente por una mayor tasa de fotosíntesis que libera más oxígeno. Muestra dependencia por la disponibilidad de fósforo (fosfatos) para crecer, así como niveles de nitrato y amonio, al igual que el hierro, muy necesario, casi imprescindible, que se conoce proviene en nuestra región de la calima del Sáhara.
El aporte de estos elementos nutritivos se denomina eutrofización (enriquecimiento de nutrientes en un ecosistema acuático), siendo la principal causa de este fenómeno la actividad humana y la contaminación producida. En nuestras costas, tristemente es conocido el vertido directo de aguas residuales sin tratar, estimado en aproximadamente el 70% de las aguas. Existen 355 puntos de vertidos de aguas al mar, de los cuales 246 no están autorizados; para el caso de la isla de Tenerife, se estima el vertido de unos 50 millones de litros al día, que inevitablemente incrementan, y en ocasiones, superan la eutrofización natural, con un aumento de la contaminación de las aguas. El aporte excesivo de nutrientes varía las condiciones ambientales y ecológicas de nuestras costas, estimulando de forma puntual o continuada muchos fenómenos, que también alteran la dinámica y estructura microbiana de las cadenas alimenticias de los mares, estimulando el afloramiento de determinados organismos con sus consecuencias ecológicas, como puede ser el afloramiento de microalgas.
Causas diversas
Para el caso de Canarias varias han sido las causas que han coincidido, siendo la combinación de todas éstas las que estimularon el sobrecrecimiento de esta cianobacteria en 2017. Elevadas temperaturas del agua del mar, escaso viento que provocó reducción de las corrientes marinas, episodios de calima del continente africano que aportaron principalmente hierro a las aguas, fenómenos de eutrofización antropogénicos con aportes excesivos de nutrientes a esas aguas tranquilas, principalmente por el vertido continuo y descontrolado de aguas residuales sin tratar, cóctel que, puntualmente, parece que favoreció su afloramiento, alarma, malestar, opinión pública, noticias, efecto negativo sobre el turismo e imagen. Para determinar con precisión la contribución exacta de la acción humana en este sobrecrecimiento de microalgas por el aporte de aguas residuales sin tratar, es necesario llevar a cabo investigación específica y rigurosa.
De todos estos factores, donde único podemos actuar es en la gestión de las aguas residuales y los vertidos al mar, siempre que exista compromiso político. De esta forma se podrían aminorar los estímulos nutritivos antropogénicos que contribuyen en algún grado a favorecer su afloramiento y tal vez así reducir la probabilidad de repetición de este episodio en los próximos veranos.
Lo verdaderamente preocupante y sorprendente del desarrollo de este microorganismo en nuestra costas el pasado año, fue destapar y conocer las irregularidades, negligencia, falta de compromiso en el obligado tratamiento de las aguas residuales, incumpliendo las directrices y normativas locales, nacionales y europeas, sin el menor sonrojo.
Vivimos en un territorio exclusivo, con una alta y rica biodiversidad, con variados ecosistemas, asombrosos paisajes, un clima envidiable, que nos sitúan como una de los primeros destinos paisajísticos y turísticos mundiales.
Su conservación y futuro requieren y exigen una gestión medioambiental y política impecables, que todavía no se han alcanzado, lo que nos sitúa en una frágil posición que ocasionará trágicas pérdidas. Es obligado valorar, entender, cuidar nuestra ecología y medio ambiente para las futuras generaciones y nuestro progreso.