Parafraseando al gran poeta Gabriel Celaya, creo que el periodismo es un arma cargada de futuro imprescindible para la democracia. En la nueva Sociedad de la Información, el periodismo adquiere cada día más peso específico, porque se crece frente a las redes sociales. Solo los periodistas pueden acreditar la verdad sobre los hechos que trasladan a través de los medios de comunicación. Por eso estamos obligados a fortalecer el rigor y la ética, en suma la calidad en nuestro trabajo.
Vivimos tiempos convulsos en la sociedad y también en el Periodismo. El último Informe de la Profesión Periodística en España, que edita la Asociacion de la Prensa de Madrid, dibuja un panorama difícil, pero con concesiones a la esperanza al mostrar oportunidades laborales cada vez más sólidas, que no aparecían en años anteriores. Nuevas vías que aprovechan las ventajas de la tecnología actual y, especialmente, la puesta en marcha de empresas periodísticas que, bien gestionadas, están siendo viables. Mientras, la prensa impresa sigue en caída libre en ventas, y se imponen los teléfonos inteligentes sobre los ordenadores como pantalla dominante para recibir la información de medios digitales. Estamos en proceso de crear y adecuar contenidos y aplicaciones que afectan directamente al proceso informativo. Pero no olvidemos que el buen periodismo es compatible con cualquier soporte. El modelo de negocio intenta adaptarse al mismo ritmo que lo ha hecho el lector, pero aún va detrás. Se asientan propuestas híbridas, aunque, de momento, no constituyen alternativas similares a la fórmula empresarial que tanto éxito proporcionó a la prensa escrita.
Transformación del modelo
La nueva Sociedad de la Información requiere una transformación del modelo, que tendrá que pasar del negocio de los periódicos al negocio del suministro de contenidos. Y los diarios, digitales o de papel, tienen que ofrecer a su público una información competitiva.
Ahora mismo, los grandes grupos periodísticos poseen más del 80% de sus lectores en sus marcas digitales, aunque no llega al 40% sus ingresos de publicidad. Por el contrario, en torno al 60% de la publicidad se dirige a sus periódicos impresos, con menos del 20% de la audiencia.
El futuro es para la información de calidad, en cualquier soporte. Porque el periodismo es imprescindible para controlar al poder en una sociedad democrática.
No huyamos, sin embargo, de una realidad con menos periodistas en paro, pero con gran precariedad en el empleo y necesidad, en muchos casos, de fortalecer la independencia y también la ética.
Precariedad e independencia son dos términos que no congenian demasiado bien. Las asociaciones de periodistas trabajan intensamente en este campo, con objeto de defender la profesión y la libertad de información. Es una labor difícil. El presidente de la Asociación de Tenerife, que promueve este Anuario, Salvador García Llanos, lo sabe muy bien. El proyecto de creación del colegio profesional generará nuevos bríos a las tres asociaciones de Canarias.
El periodismo en esta Sociedad de la Información es mucho más que la que se circunscribe a los medios de comunicación. Es información, opinión o comunicación. Se ha abierto el abanico de posibilidades en nuestra profesión. Nos adaptamos a la sociedad y a la tecnología. Es necesario investigar, avanzar y abrir nuevas vías profesionales, pero sin abandonar la ética.
Y el último año ha estado demasiado presente la denominada posverdad. Verdaderamente se han empleado las redes sociales para la mentira. Un hecho que eleva el papel de los medios de comunicación y los hace más necesarios, siempre que no caigan en las redes de esta manipulación, a veces, difícil de detectar.
Así, hemos tenido al presidente de EEUU, Donald Trump, tuiteando mentiras que la prensa investiga. Y Trump se victimiza con destreza. En esta empresa necesitamos el apoyo de la ciudadanía, porque si se empieza por eliminar la crítica…
El periodismo, en la actualidad, es un servicio a la sociedad más necesario que nunca. En España, los medios son esenciales en el proceso de regeneración democrática, por su capacidad de denuncia ante las injusticias y por su función de control al poder. Son idóneos para penetrar en la opinión pública y crear estados de opinión. Y una materia tan sensible precisa dosis de conciencia. Solo así podremos fortalecer el prestigio de la profesión, sin duda, más bonita del mundo, el Periodismo.