La meteorología es capaz de predecir este tipo de tiempo con un margen de incertidumbre pequeño y, por tanto, se pueden tomar medidas preventivas para afrontar el riesgo
Los incendios forestales, y en los últimos años, en particular, los que se denominan Grandes Incendios Forestales (GIF), aquellos que superan las 500 hectáreas de terreno afectadas, son las emergencias de protección civil que con mayor frecuencia se producen en Canarias. Desde el punto de protección civil, se define como situación de emergencia aquella en la que se ha materializado algún riesgo natural, tecnológico o antrópico, que hace necesario activar los sistemas públicos de protección civil y atención de emergencias para la protección de la población, de los bienes y del medio ambiente.
Se podría pensar que la meteorología adversa, por la gran cantidad de información que genera, es la emergencia de protección civil más frecuente en las islas, pero no es así. A pesar del gran número de avisos de riesgo meteorológico de distintos colores emitidos por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), y las consiguientes declaraciones preventivas de prealerta, alerta o alerta máxima que conllevan por parte de protección civil, en aplicación del Plan Específico de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo de Fenómeno Meteorológico Adverso de la Comunidad Autónoma de Canarias (Pefma), en las islas no se decreta una situación de emergencia por meteorología adversa desde marzo del año 2013. Sin embargo, por incendio forestal, en aplicación del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Incendios Forestales de la Comunidad Autónoma de Canarias (Infoca), desde el año 2013 hasta el año 2020 ha sido necesario decretar nueve situaciones de emergencia.
Los incendios forestales y la meteorología están directamente relacionados. La meteorología junto a la topografía y el combustible vegetal conforman el triángulo del comportamiento del fuego en incendios forestales. En Canarias, en los últimos 20 años, la mayor parte de los incendios forestales, y en particular, todos los incendios GIF, han estado relacionados, directa o indirectamente, con un tipo de meteorología específico, con episodios de altas temperaturas o con olas de calor generadas por advecciones de aire sahariano o invasiones de aire caliente sahariano (por tiempo sur como se conoce en las islas a este tipo de condiciones meteorológicas)
Las invasiones o advecciones de aire cálido sahariano son uno de los ocho tipos de tiempo meteorológico más característicos del Archipiélago Canario. Se caracterizan por los altos valores de temperatura (máxima, media y mínima), por la presencia de aire muy seco (baja humedad relativa y absoluta), por el mayor o menor enturbiamiento del aire y la reducción de visibilidad producida por la presencia de calima, y por la variabilidad del viento y la aparición de rachas. En meteorología, la racha de viento es la desviación transitoria de la velocidad del viento respecto a su valor medio y se citan explícitamente en los boletines de predicción meteorológica cuando se prevé que van a superar los 70 km/h.
El relieve complejo y la notable diversidad orográfica existente, en cada una de las islas y entre las mismas, favorecen la existencia, con una misma situación meteorológica sinóptica, de distintos tipos de tiempo atmosférico y microclimas, que condicionan la evolución de los incendios forestales en Canarias.
El viento es la variable meteorológica que más influye en el comportamiento del fuego y en la evolución de los incendios. Apoya la combustión aumentando la cantidad de oxígeno disponible, tumba las llamas y las acerca a los combustibles precalentándolos delante del frente de llama, acelera la propagación del fuego, afecta a su dirección de propagación y al transporte del humo. Sus cambios de intensidad y dirección generan cambios en el comportamiento del fuego, y esos cambios son habituales durante las advecciones de aire cálido sahariano, es decir, con tiempo sur.
El viento dominante en extensas áreas de Canarias no es viento general sinóptico reinante a mar abierto que habitualmente se indica en la predicción meteorológica. Sufre importantes modificaciones locales (de velocidad y/o de dirección) por el relieve y su orientación, por la altitud, y por los efectos de las brisas (costeras, de montaña y de valle). En caso de incendio forestal cobra especial importancia conocer las modificaciones locales del viento en el entorno de la zona afectada por el fuego y en sus probables áreas de propagación.
Entre los años 2000 y 2021 Canarias ha afrontado 17 incendios GIF, en ocasiones de forma simultánea en varias islas (2012). Estos incendios han quemado más de 79.000 hectáreas de superficie, han obligado a la evacuación temporal de más de 30.000 personas, han dejado dos víctimas mortales, y han generado cuantiosos daños económicos y medioambientales. Los últimos cinco incendios GIF se han registrado en menos de dos años, entre agosto de 2019 y mayo de 2021.
Las advecciones de aire cálido sahariano se pueden producir en cualquier época del año. En las de verano las temperaturas máximas diarias pueden llegar a superar los 40 ºC, y aunque haya poco viento, las altas temperaturas, la sequedad del aire, el estrés hídrico que pueda tener la vegetación y la disponibilidad del combustible, son suficientes para que un incendio forestal progrese. En las de invierno, aunque las temperaturas máximas sean bajas, e incluso frías, la sequedad del aire y el intenso viento que suelen tener asociadas pueden favorecer un incendio.
En 2019, en agosto, con apenas siete días de diferencia, se registran en Gran Canaria dos incendios GIF, el de Artenara y el de Valleseco. Obligan a la intervención de todos los medios de protección civil y atención de emergencias disponibles en las islas y a recurrir a medios extraordinarios del Estado (Unidad Militar de Emergencias (UME) e hidroaviones del 43 Grupo de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire). El fuego obliga a la evacuación temporal de más de 10.000 personas y al confinamiento de medio centenar de vecinos del casco urbano del municipio de Artenara durante el segundo incendio, el de Valleseco. En total se queman más de 8.600 hectáreas de terreno. El primer incendio se origina al final de un episodio corto de tiempo de sur en el que se registraron máximas diarias superiores a los 30 ºC sólo en las medianías y las zonas altas de Gran Canaria. El segundo incendio, el de Valleseco, se produce durante una advección de aire cálido sahariano en la que, durante tres días consecutivos, se registraron temperaturas de más de 40 ºC en la isla. Estudios posteriores de Aemet consideran el episodio de altas temperaturas como ola de calor, y el fuego comienza el día 17, el día que estudios climatológicos posteriores han considerado el más tórrido del verano de 2019 en el archipiélago.
En febrero de 2020 se registra por primera vez en Canarias un incendio GIF, el incendio de Tasarte (Gran Canaria), fuera de lo que se considera época de peligro alto y medio de incendios forestales (junio–octubre), y durante una advección sahariana. El segundo incendio GIF fuera de temporada no tardó mucho en llegar, en mayo de 2021 (incendio de Arico – Tenerife) y también en condiciones de advección sahariana no intensa.
El incendio de Tasarte se desarrolla en condiciones de tiempo de sur extraordinarias, con altas temperaturas para el mes de febrero, con viento del este y sureste fuerte y rachas muy fuertes e incluso huracanadas (de más de 120 km/h), y con una de las irrupciones de calima más importantes de las que se tienen registros, que obligó al cierre del espacio aéreo del archipiélago durante varias horas durante dos días consecutivos.
Los expertos en análisis del comportamiento del fuego y en extinción de incendios forestales venían advirtiendo que era cuestión de tiempo que se registrara un incendio GIF fuera de la temporada oficial de incendios, especialmente en caso de sequía meteorológica. Desde el año 2008, se han ido sucediendo emergencias por incendio forestal entre noviembre y mayo, que ha requerido de la intervención de medios extraordinarios de protección civil y atención de emergencias, principalmente insulares, autonómicos y nacionales.
La meteorología es capaz de predecir las advecciones de aire cálido sahariano con un margen de incertidumbre pequeño. Además, se conoce su comportamiento, que a grandes rasgos es similar, pero a nivel más local presenta variaciones entre las islas y dentro de cada una de ellas. Y, por tanto, se pueden tomar medidas preventivas para afrontar el riesgo de incendio forestal que pueden generar. Los ciudadanos estamos obligados a tomar las medidas necesarias para evitar la generación de riesgos y exponerse a ellos (Artículo 7ter. Deber de cautela y autoprotección, Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil), y las autoridades de Protección Civil, en el ámbito de sus competencias, son las que deberían analizar el riesgo que este tipo de situaciones meteorológicas genera, prever sus consecuencias y tomar las medidas preventivas necesarias para afrontar el riesgo, evitar que se produzca o reducir los daños que de él pudieran derivarse.