Construyendo el futuro de Las Palmas de Gran Canaria

Tras seis años en el Ayuntamiento, la transformación experimentada en Las Palmas de Gran Canaria es más que palpable, a renglón de las siguientes cifras: más de 770 obras con una inversión de 200 millones de euros. Probablemente terminaremos el segundo mandato alcanzando la cifra de 1.000 obras y sumando otros 120 millones. Sin duda, ha sido la época de mayor inversión de la historia de esta ciudad en menos tiempo. Y todo ello contando con uno de los ayuntamientos más saneadas de las principales ciudades españolas, llegando a alcanzar la denominada Deuda Cero, un objetivo que hubiera sonado utópico tiempo atrás.

Soy consciente de la delicada situación que han padecido los vecinos y vecinas de la ciudad durante el estado de alarma y la evolución de la pandemia. Sin embargo, desde el minuto uno impulsamos más de un centenar de medidas para minimizar los efectos de la crisis sanitaria y agilizar la reactivación social y económica.

De toda esta experiencia hubo gente que pudimos sacar de las situaciones más críticas que estaban viviendo en la calle. Son casos concretos a los que les ves el rostro y que te permite, aún más si cabe, reforzar nuestro cometido como servidores públicos. En definitiva, ha sido un paquete de tres medidas fundamentalmente las que hemos implementado: por un lado, un escudo social para los más necesitados con iniciativas como la de las tarjetas de comida. Por otro, una serie de iniciativas que han permitido a la gente tener recursos directos y no pagar por los servicios municipales, desde el punto de vista tributario, con diez millones de euros de inversión en la pequeña y mediana empresa y en los grandes hoteles, y al mismo tiempo inversión pública. Somos el motor económico de la isla y de Canarias, sin lugar a dudas.

Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad que más invierte del país en vivienda, con proyectos de reposición que abarcan zonas como Las Rehoyas, Tamaraceite, Tres Palmas, La Vega de San José o La Isleta. Asimismo, tenemos 33 promociones de vivienda en el sector privado en plena construcción.

A través de este tercer punto se fundamenta otro de nuestros pilares de gobierno: la vivienda. Las Palmas de Gran Canaria es la ciudad que más invierte del país en este capítulo, con proyectos de reposición que abarcan zonas como Las Rehoyas, Tamaraceite, Tres Palmas, La Vega de San José o La Isleta. Asimismo, tenemos 33 promociones de vivienda en el sector privado en plena construcción. Y lo que es más importante: hemos puesto en marcha un ambicioso Plan de Vivienda que contempla un total de 20 proyectos de edificación y rehabilitación, con una inversión de 246 millones que beneficiará en la próxima década a 10.600 familias.

Nuestra capital estaba, según la visión de los ciudadanos, en una letanía, viviendo una especie de complejo de inferioridad. En la actualidad estamos colocando a Las Palmas de Gran Canaria en el lugar del que nunca debió salir, que es de consolidarse como una de las capitales de referencia del país. No es pretencioso decir que hoy somos la referencia en Canarias en muchos aspectos, sobre todo en cuestiones como movilidad y desarrollo urbano. Los grandes proyectos en la ciudad han durado décadas, como la Avenida Marítima o la Circunvalación. Ahora transformamos el espacio urbano con una obra que estamos haciendo realidad como es el proyecto de la MetroGuagua, que impulsará la movilidad sostenible y que servirá de pilar vertebrador de una ciudad que no deja de avanzar.

A partir de ahí, una serie de nuevos iconos empiezan a tomar forma en el paisaje de Las Palmas de Gran Canaria, como son la Pasarela Onda Atlántica o la de La Cícer, el Acuario Poeta del Mar, el Frente Marítimo, la peatonalización de Mesa y López o la renovación integral de Plaza de España. Es evidente que la ciudadanía había interiorizado un modelo de cambio que se adapta a lo que está viendo en Europa. También era evidente que estábamos viviendo a espaldas del mundo, abocados al colapso y le hemos dado un futuro sostenible y moderno al municipio, en sintonía con las ciudades más importantes del continente.  

Dentro de esa concepción, la transición ecológica es otro de los puntos cardinales que marca los biorritmos de este gobierno, obsesionado por ampliar la mancha verde de la ciudad.

En este sentido, y a través de los Fondos Next Generation de la UE, tenemos listos cerca de 300 proyectos para que opten a ser financiados por los fondos europeos de recuperación, de los que 74 –valorados en 236 millones de euros– van encaminados a seguir avanzando en la movilidad sostenible, en línea con la Agenda Urbana de Naciones Unidades en materia de medio ambiente. De esta manera, optamos a una inversión global próxima a 1.200 millones, que nos permitiría generar 15.000 puestos de trabajo en los próximos años.

Al mismo tiempo, seguimos volcados en mejorar continuamente los servicios públicos de nuestros vecinos, potenciando proyectos como el reciente Plan de Infraestructuras Hidráulicas que, con una cuantía superior a los 660 millones de euros, supondrá la mayor transformación de la red hidráulica en la historia de la ciudad. 

El turismo se ha afianzado como otra de las fortalezas, incluso en estos tiempos de pandemia. Hay que decir que Las Palmas de Gran Canaria, que fue cuna del turismo en Canarias, se ha sabido reinventar para mostrar un modelo urbano y variado que va más allá de la modalidad tradicional de sol y playa, sobre todo a través de su prolífico patrimonio artístico, su amplia oferta comercial y su extensa agenda cultural, retroalimentando su mejor imagen con la irrupción de nuevos elementos como los nómadas digitales, una nueva figura que ha supuesto una imagen más que balsámica para una capital que, además, ha ampliado su planta alojativa con veinte hoteles nuevos en los últimos tres años. 

Como colofón a un año camaleónico y de constantes cambios, este gobierno ha seguido apostando por áreas que en otros tiempos han sido denostadas con severos ajustes económicos como ha sido los sectores culturales y creativos. Sin embargo, y a pesar del efecto devastador de la anterior crisis, su capacidad de resiliencia y recuperación fueron mayores que los mostrados por el resto de sectores económicos del municipio. De hecho, hasta la irrupción de la pandemia, el empleo en el sector cultural se había comportado mejor que la media de la economía del municipio, creciendo un 22% en poco más de seis años.

Sin duda, esta es una ciudad que respira cultura por los cuatro costados. Estamos convencido de que la creatividad puede mejorar la innovación y la productividad económica de la ciudad, posibilitando la generación de puestos de trabajo de calidad. Por ello, y ante las múltiples fortalezas que ofrece esta capital, hemos presentado nuestra candidatura a Capital Europea de la Cultura para 2031. Una propuesta que nos brindará la oportunidad de impulsar acciones que proyectarán sus réditos en los ámbitos de la economía, el empleo, la innovación y en nuestro compromiso por construir una ciudad sostenible.

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