La radio, ¿última compañía durante la pandemia?

La vida nos ha cambiado, tenemos que adaptarnos a nuevos modos de relacionarnos, pero hay cosas que no cambiarán y la radio es una de ellas

Mentiría si dijera que este artículo no me ha costado tiempo y pensamiento. He pensado en varias posibilidades de enfoque del mismo y sobre la marcha, he ido cambiando de opinión. ¿Por qué? No voy a ocultar que -personalmente- como le ocurre a otra mucha gente, esta pandemia nos parece un mal sueño. Un puñetero mal sueño. El término Covid-19 será difícil de olvidar. Pero en medio de toda esta desgracia que nos ha tocado vivir, me ha venido a la mente esa ingente cantidad de personas, especialmente mayores, ancianos, que vivían solos o internados en residencias-, y me he preguntado si era posible que la radio hubiera sido su última compañía antes de fallecer de forma tan lamentable.

Descarto, por supuesto, que en hospitales de campaña o lugares acondicionados deprisa y corriendo para acoger a afectados se pudiera dar el caso de que tuvieran una radio a su lado. Pero sí pienso que un humilde transistor haya podido ser la última compañía de personas que han muerto en su casa y no se atrevieron a ir a centros sanitarios o esas otras que, ingresadas en residencias de mayores y con un cierto control de su mente, hayan podido tener a su lado un aparatito donde pudieran escuchar las noticias -aterradoras noticias- que el medio radiofónico difundía a todas horas y en casi todas las emisoras por toda España.

Alguno de ustedes se preguntará qué podía pasar por la cabeza de toda esa gente afectada por el virus, a la que prohibían salir de sus habitaciones en las residencias o a esa otras que, viviendo solos, nadie los asistió. Solo pensar en ello se te viene el mundo encima. ¿Hay peor cosa que la soledad, el pánico, la impotencia? Siempre pensando en personas que todavía mantuvieran su mente con un mínimo de lucidez. Estoy convencida que muchos de ellos disponían de un aparato de radio donde escuchar lo que estaba pasando en el exterior de sus moradas. Por supuesto, no descarto el aparato de televisión, pero mi misión es ceñirme a la radio.Se confirmaría con esta teoría que la radio sigue siendo fundamental en nuestra vida. No digamos nada ahora con la aparición de Internet, las apps… Pero no pienso sino en un simple transistor como compañía de estas personas que, muchas de ellas, nos dejaron en aquellos terribles meses de marzo, abril y mayo de 2020. Veremos lo que nos depara la pandemia en un futuro.

Si bien es verdad que la televisión ha ganado en inmediatez con los recursos técnicos de los que actualmente dispone, la radio sigue siendo el medio más ágil, más rápido e inmediato

Y también creo que se ha podido dar el caso de personas que han preferido no ver televisión por cuestión de sensibilidad y de evitar contemplar imágenes como las de Bérgamo (Italia) en los meses de febrero/marzo de 2020. Sin olvidarme que, si bien es verdad que la televisión ha ganado en inmediatez con los recursos técnicos de los que actualmente se dispone, la radio sigue siendo el medio más ágil, más rápido e inmediato por excelencia. Lo hemos podido comprobar con las conexiones en directo, cuando en cadenas de televisión tenían que acompañar la crónica del periodista con imágenes ya pasadas hasta tener las de situaciones que se estaban produciendo en el momento de la conexión.

Aclaro en este punto del artículo que no me referiré a la prensa escrita porque considero que no viene al caso, y mucho menos a las redes sociales, que tanto daño han hecho durante esta pandemia por culpa de perturbados, descerebrados y gente interesada en “meter mierda” y amedrentar a la gente que todavía se cree ciertas cosas. A toda esta escoria de mal nacidos, ni una palabra por mi parte.

Los que hemos trabajado en diferentes medios de comunicación: prensa escrita, agencia de noticias, radio, y hemos colaborado en televisión, sabemos muy bien cuál es nuestro cometido en cada momento y, sobre todo, que debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. Pero siempre respetando la veracidad de las noticias y siendo profesionales independientes. Nos podemos equivocar diciendo lo que vemos, pero peor es que nos hagan equivocarnos diciendo lo que otros piensan y les interesa que los periodistas difundan. Una pandemia de este tipo, donde nuestra salud está en juego, da para mucho y yo diría que en la forma de transmitir una noticia vinculada a esta situación es muy importante. En radio, el tono importa, como es fundamental la concreción en los datos que se ofrecen y no dar una sensación de atolondramiento cuando se está informando, sea en directo, sea en un reportaje grabado. Estoy convencida de que si un simple transistor ha sido la compañía de muchas personas en momentos difíciles, si se han ofrecido entrevistas con personas cualificadas, puede haber servido para que los oyentes sacaran alguna conclusión.

Nos ha tocado vivir una pandemia que a nadie se le pasaba por la cabeza en enero/febrero de 2020 porque tenemos la impresión de que algo así, con todos los adelantos que existen en diferentes materias, era imposible. Quizás nos olvidamos que las costumbres de ciertos países siguen siendo muy peligrosas y no digamos cuando algún mandatario agita de forma totalmente irresponsable a otros y éstos se dan por aludidos y dan a conocer su potencial. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

La vida nos ha cambiado, tenemos que adaptarnos a nuevos modos de relacionarnos en la sociedad en la que vivimos, pero siempre pensaremos que hay cosas que no nos van a cambiar y la radio es una de ellas. Un medio de comunicación indispensable, que no se debe dejar de lado, que se debe recordar a pequeños y jóvenes que existe y que siempre puede ser una compañía en determinados momentos que otras formas de informarnos fallan.

Por todo ello, creo que el título de este trabajo tiene su razón de ser. Ustedes juzgarán.

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