Cuatro años después de la etapa más difícil de la pandemia, la economía de Canarias ha demostrado una capacidad de adaptación asombrosa, con una recuperación de los principales indicadores que nadie esperaba. A finales de 2022, desde la Cámara de Comercio, Industria, Servicios y Navegación de Santa Cruz de Tenerife hicimos pública una estimación de crecimiento económico para el Archipiélago para 2023 del 3%, una previsión que muchos calificaron como excesivamente optimista. Sin embargo, los resultados nos avalaron.
¿Qué factores explican esta capacidad de resiliencia de nuestra economía?
Aparte de los datos considerados puramente económicos, no podemos ignorar el componente psicológico de la economía. La pandemia, las crisis y las tensiones internacionales han ido generando en la sociedad un deseo de aprovechar el momento, de viajar y de consumir.
Este comportamiento ha beneficiado especialmente a nuestro sector turístico, cuya cadena de valor se ha recuperado con fuerza, y este ha sido, además, el motor que ha dinamizado al resto de sectores productivos y, con ellos, al empleo. Solo en 2023, Canarias recibió 800.000 turistas extranjeros más que en 2019, año previo a la declaración de la pandemia, alcanzando una cifra próxima a los 14 millones, concretamente 13.950.687 visitantes, un 6% más. A la misma vez, se cerró el año con el récord de gasto turístico, con 20.332 millones de euros.
El turístico ha sido el sector que ha servido de tabla de salvación en una de las peores épocas de nuestra historia. Nos ha refrendado algo que ya sabíamos: la fuerte vinculación de nuestra economía con la actividad turística y su influencia directa e indirecta en la generación de puestos de trabajo.
Esta es una realidad que nos debe servir para reflexionar y avanzar, desde el consenso, en dos vías. Por un lado, debemos poner el foco en un modelo turístico que sea cada vez más competitivo, sostenible, que cumpla con criterios de excelencia y que dé respuesta a las necesidades del mercado para que pueda seguir tirando del conjunto de la economía. Por otro lado, no debemos olvidar que Canarias tiene un gran potencial de diversificación a través del crecimiento de otras actividades económicas, como las tecnologías, el sector audiovisual o las energías renovables.
Todas las políticas y acciones que se emprendan en el marco de estas dos vías permitirán que la economía de Canarias sea cada vez más competitiva y, en definitiva, que seamos menos vulnerables ante los factores externos de cualquier tipo, ya sea una pandemia o un conflicto geopolítico.
Otro dato positivo, respecto al mercado laboral es que se da la circunstancia de que la población ocupada es cada vez mayor. De hecho, en 2023, tuvo lugar un crecimiento de más de 26.100 personas trabajadoras, alcanzándose a finales de año los 986.400 ocupados.
Las cifras son positivas. Demuestran la capacidad de recuperación económica de la región. El año 2023 fue un ejercicio económico esperanzador. Entonces, ¿cuál es el motivo para que se mantenga una realidad que continúa afectando a miles de familias de las Islas? Los datos macroeconómicos son buenos, pero mantenemos una tasa de desempleo que se situó a finales de 2023 en el 16%, un porcentaje que, a día de hoy, es inasumible por el mercado laboral.
¿Qué explica esta contradicción? Uno de los factores que hacen que exista una fracción del desempleo de Canarias persistente es que contamos con una bolsa de personas en paro que tiene carácter estructural. Si analizamos su perfil, es fácil detectar que, en su mayoría, tienen una baja cualificación o que no cuentan con el reconocimiento formal de la experiencia que han adquirido a lo largo de los años.
Lamentablemente, es muy difícil que este segmento poblacional pueda reincorporarse al mercado laboral, especialmente en una economía en constante evolución, en las que los perfiles profesionales se ven sometidos a una necesidad continua de actualización para adaptarse a la demanda real del mercado laboral.
En este sentido, desde la Cámara de Comercio, continuamos defendiendo la necesidad de revaluar las políticas activas de empleo, de forma que se favorezca la empleabilidad de los colectivos más vulnerables, donde también se incluyen las personas mayores de 45 años, que son más del 62% de los parados registrados en Canarias, muchos de los cuales se han visto en una situación de desempleo en crisis anteriores, así como las personas jóvenes, que necesitan un impulso para encontrar una oportunidad laboral.
Los retos del comercio canario
El sector comercial de las Islas es una de las actividades que se ven favorecidas por la buena marcha del turismo. El crecimiento medio de las ventas minoristas a lo largo de 2023 superó el 7%, situando a Canarias como la cuarta comunidad autónoma con mejores resultados. Es un sector con gran relevancia, tanto en términos de ocupación como por su aportación al PIB.
En este punto quiero destacar su comportamiento favorable, a pesar de un contexto inflacionista como el que hemos vivido en los últimos años, con unos altos precios de la cesta de la compra y unos tipos de interés que han reducido el poder adquisitivo de las familias.
En el otro lado de la moneda, llama la atención que el número de empresas del sector comercial sea cada vez menor, según el registro de entidades inscritas en la Seguridad Social con asalariados a su cargo. En los últimos tiempos, hemos sido testigos de cómo la masa empresarial se ha ido reduciendo año tras año. En concreto, en los últimos 15 años, han desaparecido en las islas casi 10.000 comercios.
Nos preocupa. El sector comercial es parte esencial del tejido productivo de Canarias, no solo por el volumen de empresas, sino también porque genera un porcentaje elevado del empleo autónomo, a la vez que sustenta miles de economías familiares. Por ello, debemos seguir trabajando de la mano de las instituciones públicas y del resto de agentes sociales y económicos para frenar esta sangría silenciosa del comercio canario.
En este punto, tiene especial relevancia una de las demandas que hemos hecho públicas desde la Cámara de Comercio: la eliminación, o en su caso la reducción, de la franquicia fiscal para las compras cuyo valor no supere los 150 euros, porque interpretamos que es una medida que implica competencia desleal para nuestro comercio tradicional.
Es muy claro. Una tienda de cualquiera de nuestros barrios se ve obligada a pagar un local, contrata personal, tiene costes fijos de suministros y seguros, además de tener que importar una mercancía que no está exenta del impuesto para su posterior venta. Sin embargo, los puntos de comercialización electrónicos pueden vender productos a un precio más bajo, sin tener que soportar los gastos estructurales y de funcionamiento.
Está claro que los comercios canarios tienen por delante el gran reto de modernizarse para adaptarse a los nuevos modelos de consumo y a los hábitos cambiantes de los consumidores, pero también es igual de contundente que, mientras tanto, debemos apoyar a nuestros establecimientos para que puedan seguir generando empleo y, no menos importante, sigan siendo parte de la identidad de nuestros pueblos y ciudades.
En esta reivindicación y en cualquier otra encaminada a defender la sostenibilidad de nuestro sistema productivo encontrarán en la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, siempre desde la lealtad institucional, la colaboración con todos los agentes sociales y el convencimiento de que la única vía posible para defender el futuro de las Islas es el mayor consenso. De ello depende el bienestar de los canarios y canarias para las próximas décadas.