Omar Al Abdul Razzak y Macu Machín marcan el camino

El cine canario no tiene espacios donde mostrar sus propuestas de una forma continuada y en las mismas condiciones que las producciones nacionales e internacionales

Los cineastas Omar Al Abdul Razzak y Macu Machín han marcado durante los dos últimos años el buen camino por el que transita la industria cinematográfica canaria. En 2023, el primero fue el gran protagonista, con el estreno de su celebrado largometraje Matar Cangrejos. El filme se alzó con la Biznaga de Plata a Mejor Película y Mejor Actriz Protagonista (Paula Campos) en la sección Zonazine del Festival de Málaga, así como el premio Richard Leacock del apartado Canarias Cinema, del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.

Se trata de una ficción que narra la historia de dos hermanos que pasan el tiempo en un enclave costero tinerfeño mientras esperan la llegada a la isla de Michael Jackson para protagonizar un concierto. Su madre acaba de quedarse embarazada de un extranjero.

Ese mismo año, Macu Machín ultimaba el montaje de su ópera prima La hojarasca, un híbrido entre ficción y no ficción protagonizado por la propia madre de la directora y sus dos tías Carmen y Maura, que se reencuentran en La Palma, en un enclave rural familiar y heredado.

Se trata de una película de autor, delicada, sensible y lúcida, cuya idea original llevaba trabajando desde hace años y que se rodó en varias etapas en la localidad de Puntagorda y que incluye la presencia de la erupción del volcán de Tajogaite.

El filme se estrenó en la sección Forum de la Berlinale, uno de los festivales más importantes del planeta, donde tuvo una muy buena recepción. Se hizo posteriormente con dos biznagas como el título de Omar Al Abdul Razzak, en las categorías de Mejor Película y Mejor Dirección, en la sección Zonazine del Festival de Málaga. Le sumó posteriormente el premio Richard Leacock del apartado Canarias Cinema del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, entre otros reconocimientos que han consolidado a Macu Machín como una de las realizadoras isleñas con mayor proyección fuera de las islas.

De ahí que este proyecto, que ha visto la luz gracias a la productora tinerfeña El Viaje Films, se estrenara comercialmente en las salas de cine canarias y también en las peninsulares.
También tuvo recorrido nacional e internacional el último documental del cineasta tinerfeño Juan Manuel Betancort, titulado Semilla del Son, que rodó en Cuba y que tuvo como protagonista al legendario cantante y escritor Santiago Auserón, alias Juan Perro, el que fuera líder de la extinta banda Radio Futura y uno de los músicos más respetados del panorama musical nacional desde hace décadas. La puesta de largo del filme fue en el Festival de San Sebastián.

Estos tres ejemplos ponen de manifiesto el enorme nivel creativo de los cineastas canarios, que desde hace años son habituales en los principales festivales y en las salas de proyección de casi todo el país. Además, detrás viene empujando con mucha fuerza una amplia y variada generación de futuros profesionales que ya están mostrando sus primeros cortometrajes en los festivales de las islas. Los estrenos, ya en 2024, de los largometrajes Voy a desaparecer, de Coré Ruiz, y Una casa en el pueblo, de Domingo J. González confirman la fructífera tendencia.

El que las ayudas al desarrollo de proyectos y a la producción se hayan consolidado en los cabildos y en el Gobierno de Canarias está siendo determinante para que toda esta creatividad no se quede guardada en el cajón y que, con mucho esfuerzo, pasión y tiempo, acaben viendo la luz para disfrute de los realizadores y del público.

Si la producción local atraviesa por un buen momento, teniendo en cuenta las dificultades y los altos costes que entraña levantar cualquier proyecto audiovisual de forma profesional y no amateur, la exhibición sigue siendo un problema considerable en casi todas las islas. Más allá de los festivales y la televisión autonómica, el cine canario no tiene espacios donde mostrar sus propuestas de una forma continuada y en las mismas condiciones que las producciones nacionales e internacionales.

Matar Cangrejos y La hojarasca sirven dos ejemplos, ya que salvo en Tenerife, los pases en las salas comerciales del resto de islas en las que se ha exhibido apenas ha superado el par de días. Ciudades como Las Palmas de Gran Canaria, por ejemplo, siguen huérfanas de salas que apuesten por el cine local, de autor e independiente español e internacional tras el cierre de los Multicines Monopol en 2020.

Como contrapeso, el circuito de festivales y muestras de cine se mantiene intacto y parece haber superado con solvencia los estragos generados por la pandemia de la covid-19. Siguen siendo el principal escaparate para que el cine canario entre en contacto con la ciudadanía más cercana y a su vez son un punto de encuentro y de gestación de proyecto para los profesionales.

La llegada de rodajes nacionales e internacionales siguen a buen ritmo en Canarias. La estabilidad de la política de incentivos fiscales y el aumento de los límites a la inversión han sido determinantes para que durante todo el 2023 no hayan dejado de llegar producciones. Incluso, varias series han optado por rodar buena parte de sus capítulos en localizaciones isleñas, como son los casos de la sueca The Avis, en Gran Canaria, o Stags, en Tenerife. En 2024, Weiss y Morales y Arcadia le han cogido el relevo, en las mismas islas.

Además de los incentivos fiscales, el clima y la variedad de paisajes, la continuidad en la llegada de producciones ha permitido que florezca en las islas un buen número de empresas locales especializadas en el sector, que son contratadas por las productoras foráneas y que así se ahorran muchos costes porque reducen el capital humano y técnico que desplazan. La seguridad y la tranquilidad con la que se desarrollan los trabajos también convencen a los responsabilidades de los proyectos de que las islas con un lugar perfecto para rodar. Los rodajes se han convertido en habituales y la población asume con normalidad las molestias que generan en algunas ocasiones, sobre todo cuando se desarrollan en enclaves urbanos y requieren de cortes de tráfico puntuales.

Las últimas cifras que han dado a conocer las instituciones públicas son de récord. Tenerife, por ejemplo, acogió en 2023 el rodaje de hasta 10 largometrajes, el número más alto desde que se cuenta con registros, además de 43 sesiones de publicidad y 53 de fotografía. Otro tanto sucedió con Gran Canaria, que sirvió de plató para 8 largometraje y 13 series. En ambos casos, las inversiones han superado los cien millones de euros, tal y como informaron los dos cabildos.

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