Trabajamos para contribuir a hacer desaparecer toda causa de exclusión y lograr un mundo más justo

Se hace más patente y urgente la necesidad de adoptar medidas políticas que miren al futuro con determinación para afrontar este grave problema social de la falta de vivienda

La escasez de vivienda, la precariedad o carencia de trabajo, la soledad no deseada de tantas personas, especialmente de nuestros mayores, la marginalidad derivada de un amplio abanico de situaciones, la progresiva y cada vez mayor desigualdad social, nos sitúan en un panorama social que nos obliga a replantearnos qué estamos haciendo como sociedad. Este análisis nace de los datos que Cáritas Diocesana de Tenerife presentó el pasado mes de junio de 2024 en su Memoria Institucional, donde de nuevo vuelven a ponerse de manifiesto los complejos problemas que afronta la sociedad canaria.

No en vano, según dicha memoria, Cáritas Diocesana de Tenerife atendió en 2023 a un total de 4.750 hogares y 16.776 personas (entre ellas 3.912 menores de edad). Todo este trabajo se realizó a través de los 17 arciprestazgos (demarcaciones territoriales eclesiásticas) que conforman la Diócesis Nivariense y de los diferentes programas y proyectos que desarrolla en el territorio. Ello supuso un 20% más de personas beneficiarias que en 2018 y unas cifras muy similares a las de los cuatro últimos años. Además, según los datos recogidos en la Memoria, muchas de estas personas acudían por primera vez a alguno de los servicios ofrecidos por Cáritas, una tendencia que previsiblemente se mantendrá a lo largo de este año.

Se trata de datos que vuelven a poner de manifiesto la cronificación de la pobreza y que hace más patente y urgente la necesidad de adoptar medidas políticas que miren al futuro con determinación y con voluntad de continuidad de las acciones emprendidas y así poder afrontar problemas sociales graves como pueden ser la falta de vivienda en el Archipiélago.

Estos datos, no obstante, llevan detrás de ellos miles de historias concretas, nombres y apellidos que quieren ser la muestra de nuestra labor en cada uno de los sectores de la acción social en la que estamos comprometidos y que llevamos a cabo en nombre de la comunidad cristiana que nos envía a las personas más desfavorecidas.

En líneas generales, son datos similares a los de los últimos años, con un ligero descenso en el global debido a la disminución de las atenciones que realizamos en la isla de La Palma por la normalización de la situación en la emergencia volcánica. Aun así, seguimos acompañando a 4.750 familias que siguen siendo una muestra doliente de las necesidades que se sufren en esta sociedad, que se manifiestan también en el aumento de las atenciones en nuestros recursos alojativos para personas sin hogar. Este dato muestra otro de los graves problemas que nos acechan, y que cada vez es mas urgente: la escasez de vivienda.

La situación de crisis sanitaria que todavía hoy seguimos viviendo, y la consecuencia administrativa directa de dicha situación, ha propiciado la ralentización de todos los procesos burocráticos, lo que ha aumentado aún más la dificultad de las personas para finalizar sus procesos y lograr la plena reinserción social. De igual modo, la pandemia ha sacado a la luz la realidad de muchas personas en situación de exclusión residencial extrema, sobreviviendo en lugares poco salubres y dignos.
Cada día que pasa vamos observando cómo se hace más patente y urgente la necesidad de adoptar medidas políticas que miren al futuro con determinación y con voluntad de continuidad de las acciones para afrontar este grave problema social de la falta de vivienda. Un hogar para una familia o para una persona que inicia su vida independiente es el elemento esencial para poder ser sujeto de otro tipo de derechos fundamentales que tiene toda persona humana. Por eso, confiamos en que podamos avanzar desde las buenas intenciones de planes en papel mojado, a la realidad de una transformación real en el acceso a la vivienda como un bien real y no como un lujo.

Donde hay una vivienda también se puede construir comunidad o convivencia que es otro de los aspectos que necesitamos desarrollar. En este sentido, durante el año 2023, y junto con otras Caritas del territorio nacional y el Ministerio de Servicios Sociales, implementamos el proyecto denominado Accede, que tenía como uno de sus objetivos precisamente cambiar el sentido de la ayuda prestada a las personas que se acercan a nosotros para avanzar desde una ayuda puntual e individualizada a profundizar en el trabajo comunitario y social con las personas a las que atendemos. Crear espacios no solo para atender y escuchar puntualmente sino también para aprender, intercambiar vida y experiencias. Todo un reto que ha sido muy positivo y que nos debe servir para aplicar todo lo aprendido y extenderlo a toda nuestra acción.

Para llevar a cabo este proceso de una manera mucho más comprometida y eficiente necesitamos profundizar en el papel que desempeña nuestro querido voluntariado, que es el que está al frente de tantas de nuestras acciones y que da sentido a lo que somos. Por este motivo, hemos desarrollado y aprobado un Plan de Voluntariado para toda la Diócesis Nivariense, con la voluntad de sentar las bases de lo que necesita el voluntariado que llega a Cáritas y quiere desempeñar su labor generosa con nosotros y cómo le podemos ayudar y seguir en esta tarea durante todo su proceso.

Otro elemento importante de nuestra misión y en el que creo que nos hemos empeñado de manera especial estos últimos años es el empleo y la economía social. Hablamos de personas que necesitan nuestra atención y apoyo para intentar salir de la situación de exclusión en la que se encuentran inmersos, que tratan de conseguir una vida no dependiente a través de la formación y el empleo. En este sentido, haber podido insertar en el mundo laboral a 315 personas en el 2023 nos llena de satisfacción y nos anima a seguir profundizando en este camino.

De igual manera, quiero destacar la humilde pero comprometida apuesta que hacemos por nuestras empresas de inserción, donde se ofrece una oportunidad de empleo y aprendizaje a personas que tendrían mucha dificultad para conseguirlo en el mercado ordinario. Esta misión nos parece que sigue siendo un reto de futuro y la apuesta por un modelo de economía que debería ser cada vez más extendido y con una clara apuesta no solo por la economía sino también por las personas.
En Cáritas apostamos por tejer redes, hacer comunidad, sumar trabajo, sueños, hacer común-unión con otros, que son las llaves que nos permiten entrar en otros mundos posibles, donde fluyen corrientes de amor, justicia y fraternidad, que transforman y alimentan la esperanza.

Todas estas y otras muchas acciones que diariamente se llevan a cabo desde las parroquias que conforman nuestra Diócesis, no serían posibles sin el enconado trabajo de todos los agentes de Cáritas Diocesana de Tenerife (personas voluntarias y técnicas contratadas) que se dejan todas sus fuerzas por sacar adelante los proyectos que desarrollamos. Son personas que se ocupan cada día de que en esta tierra haya menos situaciones de exclusión y que las personas que lo necesitan sean atendidas con la dignidad que se merecen, como hermanos y hermanas nuestras. Por eso, queremos hacer un llamamiento a la sociedad canaria, para que lleguemos a ser conscientes del papel que desempeñamos para contribuir a hacer desaparecer toda causa de exclusión y luchar por un mundo más justo y reflejo del Reino de Dios.

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