El 30 de septiembre de 2009, en Abu Dhabi, paradigma del lujo y capital de los Emiratos Árabes Unidos, el silbo de La Gomera fue declarado Patrimonio de la Humanidad. De esta forma, una sencilla forma de comunicación oral abandonó definitivamente su carácter insular o regional para extenderse por todo el mundo. La distinción de la Unesco se logró tras años de defensa del singular lenguaje, conservado generación tras generación desde tiempos prehispánicos.
Cuentas los historiadores que cuando llegaron a La Gomera sus habitantes se comunicaban con el silbo, que les permitía salvar largas distancias y mantener conectados a los distintos grupos sin necesidad de bajar y subir laderas de los barrancos que surcan la Isla. Y es tan eficaz y versátil el sistema que los nuevos pobladores no dudaron en adoptarlo y mantener el legado. Con el paso del tiempo, las facilidades de transporte y las nuevas tecnologías fueron relegando al silbo a un segundo plano, hasta dejarlo sólo en el saber de los mayores de la Isla.
A favor de su continuidad se posicionaron en primer lugar los ayuntamientos de la Isla y el Cabildo de La Gomera, empeñados en garantizar la supervivencia del silbo. Y después se sumó la Comunidad Autónoma. Y así, el silbo pasó a ser enseñanza obligatoria en todos los colegios de La Gomera, donde este lenguaje se enseña durante media hora semanal a cada uno de los grupos escolares. Niños y niñas de la Isla recuperan así la práctica de sus antepasados, a la que el último ejercicio empezaron a sumarse también mayores que no tuvieron la oportunidad de recibir las clases regladas, inexistentes durante su etapa formativa. A ellos, el Cabildo de La Gomera les brinda una nueva oportunidad con el nacimiento de la Escuela Insular de Silbo.
Paralelamente a todo este proceso educativo, iniciado en el curso académico 2000/2001, se emprendió la acción para el reconocimiento internacional del lenguaje, de modo que tras los pronunciamientos locales y regionales, la candidatura del silbo gomero para ser reconocido como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad se elevó al Gobierno de España. Y desde allí se avaló la candidatura ante la Unesco, que ha concluido con la declaración internacional. El reconocimiento definitivo tuvo lugar en la ciudad Abu Dhabi, dentro de los Emiratos Árabes Unidos, donde también se apreció el valor de otra candidatura incluida en la propuesta que presentó España y que tiene como finalidad destacar la importancia del Tribunal de las Aguas de Valencia y el Consejo de Hombres Buenos de Murcia.
Estas propuestas fueron aprobadas por todas las comunidades autónomas españolas en el seno del Consejo de Patrimonio Histórico, en su reunión del día 11 de octubre de 2007. A partir de ahí se inició un largo proceso, en el que no han faltado apoyos de máximos representantes nacionales como el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, e incluso su majestad el Rey Don Juan Carlos, al que los dirigentes del Cabildo de La Gomera expusieron su objetivo de que el silbo fuera Patrimonio de la Humanidad. “Nuestro logro es un logro de todos”, entiende el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo. Así, en el acto homenaje que se realizó el mes de octubre en la Isla para celebrar la distinción internacional, el dirigente ya aludió a “la importancia de un pueblo que ha sabido guardar su seña de identidad”.
“Ha sido la constancia y el buen hacer de las vecinas y los vecinos de esta Isla lo que ha permitido que el silbo se mantenga vivo y, por tanto, alcancemos la distinción como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, dijo Curbelo, quien insistió en que “la declaración del silbo como Patrimonio de la Humanidad debe considerarse como un logro colectivo, un triunfo del pueblo que ha sabido conservarlo. Es la culminación del esfuerzo que todos los gomeros han realizado a lo largo de los años y que han respaldado las instituciones, sin olvidar la inestimable labor de los silbadores, colectivos sociales, universidades y gentes de la cultura”.
Se trata, por tanto, de un premio colectivo, para todos los gomeros, dueños últimos del lenguaje del silbo. Y es también un reconocimiento al pasado… y una ayuda para al futuro. En esa línea, Curbelo destaca que “es un nombramiento que nos llena de alegría y satisfacción, pero que además nos permite poner en marcha planes de salvaguardia específicos, así como beneficiarnos de asistencia financiera procedente de un fondo creado a tal efecto, para extender el conocimiento y la difusión del silbo”. Y el consejero de Cultura, Juan Alonso Herrera, recuerda que “el silbo gomero es una muestra del genio creador humano que han utilizado los gomeros desde tiempos remotos, incluso antes de la Conquista, y que ahora podremos proyectar al mundo entero”.
Un futuro esperanzador
Más allá de las palabras de los dirigentes, lo cierto es que el silbo, dotado de una gran complejidad técnica y estética, ha contribuido a facilitar la supervivencia de la población insular y es la expresión más reconocida de la cultura popular gomera. Pero, realmente, ¿está arraigado en el pueblo? La respuesta es un rotundo sí. Este lenguaje, capaz de reproducir cualquier idioma, tal y como se ha evidenciado en las demostraciones realizadas en países como Bélgica o Alemania por parte de los silbadores trasladados por el Patronato Insular de Turismo de La Gomera, es parte viva de la actividad social de La Gomera.
Su uso deriva de las tradiciones y las necesidades de comunicación del pueblo y su preservación se basa en la protección de los procesos que lo han hecho posible, además del desarrollo de nuevas funciones que permitan la continuidad de su implantación en la sociedad actual. La declaración internacional debe implicar, sin embargo, un mayor compromiso de todas las administraciones públicas. Así lo ha puesto también de manifiesto Casimiro Curbelo, quien ha declarado que “el silbo gomero ha dejado de ser patrimonio de La Gomera; ahora lo es del Universo, por lo que, más que nunca se hace necesario un esfuerzo común para contribuir a su protección, a su mejor conocimiento y a su expansión por el mundo”.
El Cabildo de La Gomera ha instado a las administraciones regional y nacional a elaborar y desarrollar planes específicos de protección y expansión del conocimiento del silbo, así como a incluir el lenguaje silbado gomero en el sistema educativo de todo el Archipiélago, tal y como ya lo está en La Gomera. Es necesario extender la formación que hoy reciben todos los escolares de La Gomera y que la corporación insular intenta llevar también a los adultos, a través de la Escuela Insular de Silbo, que está abierta a todos los canarios. Por ello, se han contratado profesores, que enseñan silbo en todos los municipios gomeros a un total de unos 75 alumnos de todas las edades.
Sin embargo, para poder llegar a todo el Archipiélago y a cualquier lugar del mundo es necesario que se dé carácter oficial a la enseñanza y que se regulen los contenidos y métodos, de ahí que desde el Cabildo Insular se abogue por la implicación del Ejecutivo regional, que es el organismo competente en la materia educativa. La distinción internacional debe significar el comienzo de un futuro esperanzador para el silbo, un futuro como el que garantizan los 500 escolares que participaron en la celebración insular del reconocimiento de la Unesco y que protagonizaron saludos, exhibiciones, conversaciones y lecturas de poemas en torno a este singular y maravilloso lenguaje.
La lista de obras maestras
Las obras maestras del patrimonio oral e intangible de la humanidad constituyen una lista elaborada por la Unesco con elementos del patrimonio cultural inmaterial que dicho organismo considera relevantes. La lista se abrió el 18 de mayo de 2001 con un conjunto de 19 elementos a los que se añadirían otras 28 obras maestras en el año 2003. El 25 de noviembre de 2005 se emitió una tercera lista con otras 43 obras. Al año siguiente entró en vigor la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y el 4 de noviembre de 2008, en la reunión de la Unesco celebrada en Estambul (Turquía), se definió una lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que sustituye a la Lista de Obras Maestras, integrada por estos noventa elementos. Entre esos noventa elementos intangibles, España aporta dos: el misterio de Elche (un drama sacro-lírico religioso que recrea la Dormición, Asunción y Coronación de la Virgen María, que se escenifica en dos actos cada 14 y 15 de agosto en el interior de la Basílica de Santa María) y la fiesta de la Patum de Berga (un baile solemne de figuras místicas y simbólicas que se lleva a cabo durante las fiestas del Corpus Christi en esta localidad barcelonesa y en el que las figuras se mueven al ritmo de la música, los tambores… y el fuego y los artefactos pirotécnicos). En 2009 en Adu Dhabi, junto a elementos universales como la caligrafía china o el tango (apoyado por Uruguay o Argentina), España logró que se incluyeran en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el silbo gomero y los tribunales de regantes del mediterráneo español (Consejo de Hombres Buenos de Murcia y Tribunal de las Aguas de Valencia).