Canarias se acerca a su ‘límite máximo’ de carga de vehículos

Canarias es un territorio limitado, que, además, con su peculiar orografía lo es más aún. Por ello, el reparto del espacio de convivencia es un asunto de vital importancia para sus ciudadanos. Y esa es la causa de que el sector de la automoción este comenzando a crear una gran preocupación entre sus habitantes, pues el límite de saturación está próximo.

Los ciudadanos canarios ya no disfrutamos como antaño de los paisajes de nuestra tierra en coche. Ahora debemos hacer una planificación en horario y días para poder visitar las playas o disfrutar de nuestro bellos campos, dado que se produce un auténtico caos por donde quiera que uno se mueve. No digamos nada de las grandes urbes y de los alrededores de los centros comerciales o en las proximidades de las entidades públicas. No es esta una postura contraria al automóvil, sino todo lo contrario. El coche es un elemento clave en nuestra vida cotidiana y de ocio, pero llega el momento de hacer un planteamiento de cara al futuro que nos espera a corto plazo. Basta con echar una ojeada a las cifras de ventas de automóviles para asustarse del incremento del parque de vehículos en el Archipiélago. ¿Y el transporte público? Pues sigue siendo poco utilizado porque se pierden muchas horas en los traslados y en esperas interminables; y además, son escasos y nada prácticos.

Sin embargo, estamos en una vorágine de venta de coches que no se recordaba desde los gloriosos finales de los ochenta. Pero es que en aquellos años se podía transitar por las carreteras, pues la economía no permitía aún a muchas familias adquirir su primer coche. En la actualidad, sin embargo, puede haber hasta cuatro coches por unidad familiar. Las cifras asustan: en Gran Canaria había 394.724 coches matriculados en 1998 y ya eran 5l0.995 al cierre de 2004, mientras que en Tenerife se pasó en estos seis años de 444.866 coches a casi seiscientos mil al término del pasado año. Y sorprende aún más que en localidades turísticas como Tías (Lanzarote), con numerosos coches de alquiler, el número de habitantes sea de 15.788… mientras que los vehículos matriculados sean 21.702, lo que viene a significar 1,37 vehículos por residente.

Exceso de marcas

El sector de la automoción genera unas cifras destacadas de puestos de trabajo y, a tenor de las cifras de ventas, se podía decir que los concesionarios ganan todo el dinero que quieren y más. Pero no es así. El pastel de las ventas es mayor, pero las marcas que hoy en día ofrecen sus productos en Canarias se han incrementado en los últimos años y por eso se puede entender que el beneficio está muy repartido y que, en algunos casos, se lucha por cubrir gastos a final de mes. Evidentemente, aquellos concesionarios o importadores que posean el monopolio de una marca determinada quedan fuera de este análisis debido a que cualquier vehículo vendido en Canarias les aporta beneficios. Eso sí, los que sí ganan dinero de todas formas son los que recaudan los impuestos de automóviles, bien Gobierno de Canarias, bien ayuntamientos. Ellos son los grandes beneficiados del crecimiento del sector.

Futuro poco halagüeño

Pero hay otro capítulo que esta tirando fuertemente de la economía y esta es la inmigración legal o alegal. Lo cierto es que estos inmigrantes compran coches y generan movimientos importantes de capital. Pero, ¿dónde esta el límite de este desorbitado crecimiento?. Y basta con echar un vistazo a las letras de las matriculas de los coches en los últimos días, con rachas de tres mil nuevas matriculas en una semana. Increíble. Y pese a la consideración de imprescindible que tiene el coche para muchos ciudadanos, la realidad es que existe una preocupación porque el exceso de vehículos convierta Canarias en un caos circulatorio que afecte también al turismo y al sosiego de antaño. Dónde está la frase aquella que decía que los canarios somos aplatanados. Cada vez hay menos plataneras y nos espera un futuro nada halagüeño.

A pesar de ello, la mayoría de nosotros continuará haciendo uso del automóvil, que, personalmente, me parece uno de los inventos más gratificantes del siglo XX y uno de los que nos ha proporcionado mayor libertad. Y el exceso no es la única amenaza que acecha al sector del automóvil, porque ¿qué pasará con el sector cuando se vea afectado por una crisis en la producción de petróleo o por una subida excesiva de los precios de los carburantes? En ese momento, miles de empleados verán peligrar su sustento… y millones de ciudadanos no sabrán qué hacer y cómo comportarse en un mundo sin automóviles. Esta posibilidad no parece inminente, pero tampoco es irreal y a los grandes economistas les corresponde planificar el futuro. Y a los políticos ofrecernos una mayor calidad de vida. ¿Y al coche? El coche siempre será un elemento de estudio.

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