Canarias tiene que replantearse su relación con el medio ambiente. En un mundo amenazado por el impacto del cambio climático, las Islas aún apuestan por un modelo energético que da la espalda a Kyoto. Las Islas son la región española donde más creció la emisión de gases contaminantes entre 1990 y 2002.
Canarias es la comunidad autónoma en la que más se ha incrementado la emisión de gases contaminantes, a pesar de no ser una zona de fuerte presencia industrial. Entonces, ¿qué motiva que estemos a la cabeza en emisión de dióxido de carbono? El transporte es la respuesta. La presión automovilística y su antigüedad determinan el aumento en un 77% de las emisiones. El Plan Energético de Canarias explica que el sector transportes copa la mitad de la demanda de energía de las Islas. Y eso implica una combustión excesiva, según consta en el inventario autonómico de gases de efecto invernadero incluido en la Estrategia Española sobre Cambio Climático para el Cumplimiento del Protocolo de Kyoto del Ministerio de Medio Ambiente.
De hecho, el 42% de las cerca de 15 toneladas de CO2 que Canarias emite a la atmósfera se debe al transporte. La antigüedad del parque automovilístico canario implica que los coches en las Islas sigan contaminando como hace diez años y, por tanto, que el Archipiélago no se haya sumado a las nuevas tecnologías, más limpias, las que marcarán este siglo. Cambiar el modo de movernos es fundamental para remediar esta situación. La apuesta por el transporte público no sólo debe ser una política autonómica, sino una determinación individual.
Las energías alternativas son el futuro pero también las grandes olvidadas. La apuesta canaria por el gas como sustituto del petróleo paliará la situación, pero no la resuelve. En efecto, reduce la contaminación pero no la elimina y además vuelve a dejar a Canarias en una situación preocupante de dependencia energética exterior, máxime si se tiene en cuenta que también se trata de una fuente agotable. Canarias tiene que concienciarse de que debe apostar por reducir los efectos de un cambio climático que tendrá especial incidencia en el sector turístico. Los expertos anuncian que sufriremos un incremento medio de dos grados y, derivado de ello, un aumento del nivel del mar.
El océano, un icógnita
El océano es, en todo caso, una incógnita en este proceso. Hasta ahora ha venido asumiendo parte del dióxido de carbono que el hombre está vertiendo a la atmósfera, pero lo cierto es que no sabe si esa capacidad de asunción tiene un límite. El mar ya está dando avisos de que algo está cambiando. Durante el verano de 2004 las aguas canarias alcanzaron los 29 grados, la temperatura más alta de cuantas se tienen registradas en el Archipiélago. El Atlántico se puso en las Islas como el Mediterráneo, un mar interior con unas características totalmente diferentes.
El océano es en Canarias tan especial que es necesario mimarlo con atención, algo que no siempre se hace. Las continuas maniobras militares se saldan siempre con la muerte de zifios. Las Majestic Eagle fueron las últimas celebradas junto a las islas más orientales, en el verano de 2004. En aquella ocasión, cuatro zifios vararon en nuestras costas. Y el Gobierno de Canarias apenas pataleó. Sólo Lanzarote y Fuerteventura protestaron con firmeza. Como lo vienen haciendo contra las prospecciones petrolíferas. Tal vez estas Islas sean la esperanza del medio ambiente canario.
Maniobras militares
El pasado año tuvieron lugar en Canarias dos ejercicios de maniobras militares, uno en aguas cercanas a El Hierro y el otro cerca de Fuerteventura. Majestic Eagle fue el nombre de la operación que se llevó a cabo en la costa oriental de Canarias y tras su realización aparecieron cuatro zifios muertos en las costas de la isla majorera. Las segundas maniobras tuvieron lugar en aguas de El Hierro en octubre y llevaban por nombre Sinkex 2004. Fue tras las Majestic Eagle cuando aparecieron varios zifios varados en Fuertenventura. El primero de ellos se encontró en avanzado estado de descomposición el día 22 de julio y el segundo, también en avanzado estado de descomposición, fue hallado al día siguiente. Y sólo un día más tarde apareció otro de estos animales muerto. Los veterinarios que examinaron los cuerpos creen que las muertes fueron producidas por los sónar empleados en los barcos que realizaban las maniobras. Las causas que provocan la muerte tras el impacto del sónar son dos: una turbulencia en sangre por un fuerte golpe acústico que hace que se forme un embolismo que produce un infarto cerebral o el pánico creado por el sonido que hace subir a estos animales a superficies desacostumbradas, lo que genera una descompensación y un infarto cerebral.