Un año 2020… dulce, amargo, salado y ácido

Sacando fuerzas de donde casi no las tenían, muchos profesionales y empresarios se han reinventado y han sabido adaptarse en tiempos de tormenta

Si debo resumir lo que fue el año 2020 en nuestra tierra, gastronómicamente hablando, diría que podría hacerlo echando mano de las cuatro palabras que, clásicamente, definen los llamado sabores básicos: dulce, amargo, salado y ácido

Seguramente todos coincidirán conmigo en que, esencialmente, el año 2020 en Tenerife y Canarias fue absolutamente amargo para el sector de la gastronomía, la hostelería y la restauración. Toda la amargura que ha producido la pandemia por el coronavirus SARS-CoV2, se ha vivido profesionalmente de forma muy especial y doblemente amarga por las restricciones que ha sufrido el sector, todas ellas derivadas de la normativa de seguridad anti COVID.

Esta amargura profesional y empresarial ha tenido, además, un sabor marcadamente ácido en el sector, porque parece que todo el mundo se empeñaba en demonizar a la hostelería y la restauración, haciéndola casi culpable de todos los males habidos y por haber.

Estoicamente, hoteles, bares, cafeterías, restaurantes y hasta nuestros tradicionales guachinches de Tenerife (la media docena que se acercan a la concepción original del establecimiento y los casi 300 aprovechados impostores) se vieron obligados a cerrar sus puertas durante meses.

Salada, por cierto, ha sido la actitud del Cabildo de Tenerife que, no solo en 2020 sino desde unos cinco años antes, no ha terminado de coger por los cuernos el polémico y problemático toro de los originales y genuinos guachinches de Tenerife. Unos establecimientos únicos y exclusivos de Tenerife, cuya normativa y control, nunca debió de perder la primera corporación pública de nuestra isla.

Sin duda alguna, el ordenamiento jurídico, la revisión y actualización del concepto guachinche de Tenerife con el consenso de todos, la posterior revisión y actualización de su normativa, adecuada a la nueva y verdadera realidad, es una asignatura pendiente del Cabildo Insular de Tenerife.

Se agradece al Gobierno de Canarias lo mucho o poco, lo bueno o no tan bueno que haya podido hacer en el sector; pero yo sigo opinando que este es un asunto interno exclusivo de la isla de Tenerife. Históricamente, solo ha habido guachinches en esta isla canaria, y creo que no miento si digo que, si queda alguno original y verdadero, solo puede estar en Tenerife.

Siempre echo mano del ejemplo de que los cortijos son genuinamente de Andalucía, las barracas de Valencia, los hórreos de Galicia, las masías de Cataluña, los caseríos del País Vasco, los pajeros de El Hierro… y los guachinches, de Tenerife.

Volviendo al sabor amargo, no puedo olvidar lo duro que supuso no poder celebrarse el Salón Gastronómico de Canarias–GastroCanarias 2020, con todas las inmensas expectativas que la organización tenía en la séptima edición del evento. El concepto de feria que tiene nuestro Salón Gastronómico, aparte de la participación de más de cien profesionales en los diferentes campeonatos de cocina y bebidas, se basa en el espacio expositivo de casi 11.000 m2 de superficie donde, en la última edición celebrada en el 2021 congregó a 73 empresas expositoras de Canarias, la Península y algunas del extranjero, que ocuparon nada más y nada menos que 217 estands, que completaron el aforo de la gran nave del Recinto Ferial de Tenerife.

Nadie discute ni pone en duda (antes, al contrario, hay alguna insular envidia) que el Salón Gastronómico de Canarias–GastroCanarias, con casi 17.000 visitantes en tres días, se ha convertido por méritos propios y en números absolutos en la mayor feria de Canarias y que, con dicho gran evento ferial, Canarias tiene en Tenerife el punto de encuentro y referencia de los profesionales y empresas del sector en nuestras islas. Y se ve muy salado el terreno, para que se pueda celebrar de nuevo el Salón Gastronómico de Canarias a lo largo de 2021.

Pero sería injusto olvidar los momentos de sabor dulce que, aunque pocos, también ha dado el 2020 a la hostelería y la restauración de Tenerife y Canarias. Sacando fuerzas de donde casi no las tenían, profesionales y empresarios se han reinventado. Aunque no todos, claro, muchos han sabido replegarse en tiempos de tormenta, muchos han tenido la capacidad de reinventarse y adaptarse al servicio de pedidos por teléfono y e-mail, al sistema take away para que la clientela recogiera en el restaurante la comida ya preparada para llevarse y comerla en casa, incluso muchos han puesto en marcha el servicio de entrega a domicilio. Si me permiten la expresión, es dulce saber y ver que hay profesionalidad y ganas en nuestra tierra para, en momentos difíciles, reponerse, levantarse y superarse.

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