El Carnaval toca fondo (el fracaso de Llanos)

Segundas partes nunca fueron buenas. Y si hay alguna duda, basta con ver la segunda edición del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife en manos del Partido Popular (PP), una fiesta en manos del entonces primer teniente de alcalde, el cada vez menos popular Ángel Llanos, utilizada como moneda de cambio con la que alimentar su proyección política. Al final, el Carnaval 2009 hizo honor a su motivo: el miedo.

El Carnaval 2009 hizo honor al miedo no sólo por el ímpetu del otrora líder de los conservadores por salir en la foto a costa de callar a sus concejales, incluso a la mismísima Maribel Oñate –la titular a todos los efectos de las facturas impagadas por valor de más de tres millones–, sino por la maltrecha situación económica en la que el equipo del PP dejó el Organismo Autónomo de Fiestas. Si Coalición Canaria utilizó en 2007 al bailaor Rafael Amargo como mecenas sobre el que pivotó para sacar la gala de elección de la reina que costó un millón de euros, que cuando repuso fondos le abonó, el PP de Llanos hizo algo similar con Javier Rolo. Pero en su caso no fue un millón de euros lo que tuvo que aportar el productor tinerfeño, sino que tuvo que aportar de su bolsillo cinco millones, aunque sean tres los que se le quedaron a deber por expedientes imposibles de justificar un año después.

Más allá del populismo con el que Ángel Llanos quiso vender su gestión al frente de la fiesta de la máscara, con gestos como la reposición del concurso popular para la elección del cartel anunciador, el ex primer teniente de alcalde, como un caballo desbocado, se atrevió a atentar contra los ritmos calientes como la salsa y el merengue que desde finales de los años ochenta han imperado en las noches de don Carnal para el Lunes de Carnaval, la segunda de las tres noches fuertes de la fiesta. Y quiso imponer un nuevo formato: la noche electrónica a la medida de harcoritos. Pero no lo hará de puntillas, sino en la mismísima plaza de la Candelaria, en el corazón de las carnestolendas. El fracaso no se hace esperar, y es que no es lo mismo ser guardaespaldas y amigo del político de turno que productor artístico. No se puede comparar la aceptación del Carnaval de Día, implantado también por el PP en 2008 haciendo suya la iniciativa del periodista Paco Padrón, con el intento de dar un giro, tal vez a la derecha, en los ritmos musicales e imponer la música electrónica.

Pinchó la segunda iniciativa de Llanos, como también la gala de la reina, que por segunda vez en la era Llanos volvió a dirigir Jaime Azpilicueta. Si en 2008 se celebró en los aparcamientos del Parque Marítimo César Manrique, llamado a ser el nuevo balneario de Santa Cruz, en 2009 la elección de la soberana del Carnaval se encerró en el Recinto Ferial. Lo mejor del espectáculo, en cuanto al guión ideado por el madrileño se refiere, fue la incorporación de escenas que recreaban películas de terror, como la niña del exorcista, lástima que la originalidad por la que siempre se ha caracterizado la fiesta de la máscara quedara limitada en esta oportunidad a un corta y pega de Azpilicueta, que pareció haberse prendado con los mejores números del Circo del miedo que vio en Madrid e importó para la gala. Al término de la gala, más de uno recordó las declaraciones realizadas en 2006 por el entonces concejal de Fiestas, el nacionalista Bruno Piqué, cuando se atrevió a comparar a su también responsable artístico Jaime Azpilicueta con un director que tiene el motor de un seiscientos. Consideraciones artísticas al margen, el creador madrileño pudo firmar en 2009 su última gala en Santa Cruz no sólo por estar agotado su modelo en la capital europea del Carnaval, sino por haberse plegado a las ansias insatisfechas de Llanos.

El afán del ex primer teniente por acaparar todas las fotos y convertir el Carnaval en su mejor campaña de imagen, intentando remedar con malos modos la época dorada de la fiesta de la máscara de Manuel Hermoso, logró dejar en un segundo plano el protagonismo de las murgas, el verdadero plato fuerte de esta expresión festiva. En el concurso más esperado, la gran final de murgas, Triqui-Traques se alzó por segundo año consecutivo –algo inaudito desde 1996– con el primer premio de Interpretación gracias a su repertorio cacofónico, vacío de contenido, con más mímica que letra. Tan comercial para el público adolescente que cada vez más va a bailar en las finales como pobre, si se entiende la murga como la voz del pueblo, capaz de criticar e informar de aquello que nadie se atreve, una ocasión perdida bajo el régimen de Ángel Salvador Llanos Castro. El resto del pódium en Interpretación lo completaron Diablos Locos y Bambones. En Presentación, Mamelucos se alzó con el primero, seguido de Ni Pico-Ni Corto y Tras Con Tras… Y aunque era el Carnaval del terror, los fantasmas no salieron de la Casa del Miedo.

El adiós de chinchosos

2009 también pasará a la historia como la última edición en la que participó Chinchosos. Curioso: la murga que inventó el formato que está de moda ahora, muere por agotamiento. Primero, la crítica a la incorporación de sus trompetas metálicas que hoy casi todos incorporan o han incorporado como instrumento; luego, el plagio de una chirigota y el divorcio del tándem Paco Padilla-Alexis Hernández; y ahora, el desenamoramiento de este último del Carnaval. Y en el capítulo de murgas también hay que reflejar que, descolgado del calendario festivo, el 30 de mayo, Día de Canarias, Producciones Rolo organiza la Champions Murga, un concurso de murgas a nivel regional desmembrado no sólo de los programas oficiales sino también de la tutela municipal. La empresa artística y privada eleva a los grupos críticos al grado de artistas, la gota que colma el vaso de la egolatría que ya de por sí viven muchos murgueros y, en particular, los de Las Palmas. Mientras durante dos décadas en Santa Cruz el género crítico acapara la atención del público, en Las Palmas las murgas son las teloneras de la elección de su drag-queen, su reina, la gran dama (en Tenerife, reina de la tercera edad) y hasta del concurso de maquillaje corporal. Aún así, Rolo reúne en el Pabellón Santiago Martín a los cinco mejores grupos puntuados por el jurado de Santa Cruz y a los dos de Las Palmas. Ganó Triqui-Traques, seguido de Serenquenquenes, mientras Bambones se conformó con revalidar su Premio del Público, con el que ya sería afilarmónica en Las Palmas.

En general, el Carnaval 2009 marca un punto de inflexión. De desilusión. Es una nueva vuelta de tuerca a la profesionalización del género: las murgas logran la categoría de artistas de la canción y un letrista como Pedro Mengíbar –que siempre ha defendido el espíritu altruistra de la fiesta– pasa a actuar de asesor artístico de Rolo. Eso en mayo de 2009, en agosto ya era gerente del Organismo Autónomo de Fiestas… tal vez en mayo de 2011 llegue a integrar la lista de CC a la Alcaldía de Santa Cruz. Pero no fue el único carnavalero que hizo de su hobby una profesión o encontró en él una forma de vida: Lorenzo Marichal, de la murga infantil Chichositos y ex director de La Traviata, fue asesor de Ángel Llanos; Salvador Rojas, de La Zarzuela, también se meció en los brazos del poder como representante del género lírico en el consejo del organismo autónomo, también con el PP; Luis Hernández, director de la comparsa Danzarines Canarios, fichó como asesor en Deportes; Ángel González Ramos, de la infantil Carricitos, es ahora asesor de Participación Ciudadana; o hasta la pareja de un icono del “no al sistema”, como José Antonio González, El Flaco de Singuangos, trabaja de secretaria del concejal de Tráfico… Todos estos con CC.

En el segundo y último Carnaval de Llanos también es habitual que el presentador de un concurso de primera división cobre la cuarta parte que otro que actúa de maestro de ceremonias en uno de categoría regional. La falta de catadura moral se impone. Llanos llama a los presentadores para decir: “He pensado en ti para que…”, con la consiguiente contrapartida económica. Otra cosa es que luego haya dinero para pagar. Si en las bodas siempre se aconseja que ningún invitado vaya más elegante que la novia, en el Carnaval también debería primar la máxima de que el político no puede arrebatar el protagonismo a los grupos, una máxima que tal vez de poco le sirva en el futuro a Llanos, no sólo porque “loro viejo no aprende idiomas”, sino porque, además, ni el electorado ni los pactos contranatura le devuelvan a la primera línea de la gestión pública al menos con el poder que a él le gustaría.

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